Al cierre del día 20 de mayo, al región Cusco, una de las ciudades que tiene más turistas varados en el país, cuenta 654 casos confirmados de COVID-19 y 3 fallecidos. Esto supone una letalidad de 0.46%, una de las más bajas del país.
Que el Cusco sea una de las regiones con menor cantidad de infectados y muertos, al igual que otras regiones de altura como Puno, Cajamarca, Huacanvelica, no es pura casualidad. Un artículo publicado en la Revista Fisiología Respiratoria y Neurobiología el pasado 22 de abril por un grupo de científicos tiene contundentes revelaciones.
Se hizo la comparación de los casos de COVID-19 en ciudades altiplánicas bolivianas como La Paz, Oruro, Potosí, versus ciudades del llano, como Santa Cruz de la Sierra. De igual manera, sucedió en Ecuador.
Así, los investigadores concluyeron que, debido a factores ambientales como la radiación ultravioleta, los cambios drásticos de temperatura entre la noche y el día, la sequedad del aire, la capacidad de contagio del virus en ciudades de altura es hasta tres veces menor que en las ciudades del llano.
Aunque es un estudio que requiere mayores profundizaciones, las cifras de las regiones de altura en el Perú parecen respaldas dicha tesis, pues todas cuentan con letalidades menores al 1% y en algunos casos incluso hasta de 0,3% o 0%.
“Las cifras han empezado a favorecernos por los indicadores, la buena conducta y el cumplimiento de los protocolos, además de estos estudios sobre el impacto del COVID-19 en la altura”, señala Joe Farfán, presidente de la Cámara de Comercio de Cusco.
El presidente del gremio empresarial cusqueño asegura que el riesgo de menor contagio es real. Que ellos lo han experimentado, pues el contagio en supermercados ha sido mínimo, casi nulo y que el crecmiento no ha sido exponencial.
En ese sentido, Farfán plantea que, dadas las condiciones, la reactivación económica sea más acelerada para el Cusco, y también para las regiones de altura como Huancavelica, Apurímac, Puno, Cajamarca, Ayacucho, Junín, Huánuco y hasta Arequipa.
“Pedimos al Gobierno que estas fases de reactivación tengan mayor énfasis y se puedan desarrollar algunos conceptos para reactivar la economía en ciudades como Puno, Cusco y Arequipa de manera más rápida”, sostuvo Farfán en declaraciones a Gestión.pe.
El vocero de la Cámara de Comercio de Cusco sostiene que acelerar esta reactivación permitiría un retorno a los empleos de manera más ordenada, siempre y cuando se mantenga el distanciamiento social y se tomen los protocolos de bioseguridad.
“No debemos tener miedo a la crítica (por retornar), sin tampoco dejar de ser cuidadosos con la salud. Para nosotros esto es una realidad. No lo podemos decir de otras ciudades como Iquitos o Lima, lamentablemente. Sin embargo, con lo que esta pasando Puno y en otras ciudades en altura como también en Bolivia, creo que podríamos es prudente sentar una posición”, manifiesta Farfán.
Cuenta, por ejemplo, que en supermercados Orión, una cadena local de supermercados, se tomaron todos los protocolos de salud y durante la cuarentena se registraron 800,000 transacciones de compras. Sin embargo, no se han reportado casos de contagio ni se han tenido que cerrar tiendas por personas con COVID-19 positivo.
“Nosotros no necesitamos estar confinados con la misma intensidad de quienes están en el nivel del mar. No necesitamos continuar privando nuestros comercios, pero sin dejar de ser responsables con la salud”, sostuvo.
En ese sentido, para Farfán, aunque Cusco es una ciudad turística que hoy está seriamente afectada por la falta de esta actividad, existen actividades económicas que podríanr reactivarse con mayor celeridad en beneficio de la población.
“La minería es una actividad a la que podríamos darle una mayor flexibilidad. Para generar consumo interno podríamos activar nuestros megaproyectos. Igualmente, podríamos reactivar los restaurantes de manera ordenada y con protocolos de salud”, sostuvo el presidente de la Cámara de Comercio de Cusco.