La acelerada recuperación económica global tras el impacto provocado por la pandemia de coronavirus ha generado “cuellos de botella” en transporte y suministro de energía, lo que afecta transitoriamente los costos en la industria del cobre, declaró el jefe de la chilena Antofagasta.
Estas dificultades que enfrentan las mineras y muchas otras industrias podrían finalmente contribuir a una ralentización del crecimiento mundial para el próximo año, generando paralelamente algún debilitamiento en el valor del metal rojo.
“Esos factores que introducen volatilidad en el corto plazo creemos que no son suficientes para compensar los buenos fundamentos que tiene el cobre y por lo tanto la visión nuestra es que vamos a tener precios que son similares a los que estamos viendo hoy día en el futuro cercano”, dijo en una entrevista en el marco de la conferencia LME Week.
Detalló que, aunque este año se vieron valores sobre los US$ 4.50 por libra, ahora está en niveles más cercanos a US$ 4.10 lo que pronostica “más representativo” de lo que se verá en el 2022.
A nivel global, para este año espera un déficit de cobre y para el próximo un pequeño superávit “pero como son cifras marginales comparado con el tamaño del mercado no esperamos que eso se traduzca en cambios fundamentales en los precios”.
Respecto a las dificultades que se han presentado en el abastecimiento energético, dijo que afortunadamente en el hemisferio sur está entrando la temporada de verano lo que moderaría cualquier impacto frente a los países que empiezan a necesitar energía para calefacción.
Sin embargo, reconoció que se verán mayores precios en los insumos vinculados a energía y “es un riesgo que tenemos que monitorear, pero no creemos que va a significar interrupción de suministro crítico”.
Actualmente, la empresa ha visto un impacto en sus costos debido al aumento en las tarifas del transporte marítimo, ya que importa ácido y otros insumos, pero Arriagada limitó el fenómeno a la coyuntura actual y desaparecerían el próximo año.
“Las presiones de costos asociadas a los cuellos de botella logísticos, creemos que son transitorias en su mayor parte, no creemos que representen efectos permanentes”, afirmó.
Reconoció que algunos equipos necesarios para el avance de sus proyectos en construcción debieron ser transportados vía aérea, dijo que había sido una situación “puntual” y señaló que los insumos críticos ya están en el país.
Factor “clima”
Antofagasta redujo su estimado de producción para este año por la sostenida sequía que golpea al país sudamericano y que impacta mayormente a su mina estrella Los Pelambres.
Sin embargo, la planta desalinizadora tiene un avance cercano al 60% y estaría operativa en la segunda parte del 2022, lo que permitiría corregir el efecto actual, que ha dicho que para el próximo año podría significar una merma de hasta 50,000 toneladas de producción de cobre.
“Hoy día lo que estamos es corriendo los modelos climáticos y de disponibilidad hídrica para poder afinar esa estimación”, acotó al destacar que este mes presentarán la proyección de producción 2022 “que integra estos efectos de la sequía”.
Por otra parte, entre las mineras que operan en Chile ha crecido la incertidumbre en los últimos meses en medio de la redacción de una nueva Constitución, al tiempo que se discuten proyectos de ley para aumentar la carga tributaria de las mineras y uno para protección de glaciares, que podrían tener efectos relevantes en el sector.
El jefe de Antofagasta consideró positiva la evolución del proyecto de regalías en el Senado donde consideró que ha habido “mayor moderación” respecto al texto aprobado por los diputados, aunque hay que esperar la conclusión del debate.
En tanto, frente a la iniciativa sobre glaciares el ejecutivo espera que prevalezca la mirada técnica. “No creemos en un enfoque que sea más bien ideológico en torno a esto ni que tampoco busque apartarse de las definiciones más científicas”.
Arriagada señaló que pese a la pandemia y al debate actual la empresa ha mantenido su gasto de capital de largo plazo, aunque espera que se logren prontas definiciones que faciliten el análisis de las próximas decisiones de inversión.
Para este año la inyección de capital podría superar los US$ 1,600 millones previstos de acelerarse algunas tareas postergadas debido a la pandemia, mientras afinan la proyección para el 2022 cuando deben terminar el proyecto de infraestructura complementaria en Los Pelambres.
En la segunda mitad del próximo año presentará a aprobación del directorio el proyecto de mejoramiento de Centinela.
“Eso lo pone en un plazo de tiempo que está posterior a la discusión de impuestos de este Congreso y probablemente también después de que concluyan las discusiones de la Convención Constitucional”, dijo al aclarar que no fue planeado, sino que coincide con el fin de la ingeniería de detalle.
“Mientras mayor claridad tengamos de los parámetros que tenemos que utilizar, es más fácil poder tomar una decisión de inversión significativa como es ésta”, manifestó.
En cuanto a la nueva Constitución, el ejecutivo dijo que el país tiene la oportunidad “para construir un acuerdo que sea transversal y que traiga niveles de cohesión más altos, que son un factor importante para la inversión”.