En los últimos meses, el PBI se ha mantenido por debajo de los niveles observados a finales del 2020. En febrero, la actividad económica se contrajo significativamente como consecuencia de la reimposición de restricciones sanitarias y, desde entonces, la recuperación ha sido marginal, incluso con las altas tasas de crecimiento registradas en los últimos meses. Como resultado, el PBI aún se ubica por debajo de su nivel prepandemia.
En este contexto, la incertidumbre política se elevó significativamente, golpeando las expectativas de las familias y empresas. ¿Cuál es el panorama para lo que resta del 2021 y 2022? En el primer trimestre del año se observó un dinamismo importante gracias a la ejecución de diferentes proyectos de inversión públicos y privados, logrando que el PBI crezca a una tasa superior a la esperada, a pesar de la implementación temporal de una cuarentena focalizada.
No obstante, este dinamismo será contrarrestado por el debilitamiento de las expectativas de los agentes económicos sobre el futuro de la economía, explicado por la alta incertidumbre política. En este contexto, se espera que la actividad continúe mejorando gradualmente, aunque en menor medida de lo que se esperaba cuando inició el año.
“Esperamos que el PBI crezca 8.2% en el 2021 gracias a un favorable efecto base en sus principales componentes y el favorable contexto internacional, que mantiene los principales precios de exportación en los niveles más altos de los últimos años”, afirma Luis Falen, head de Macroeconomía de Intéligo SAB.
Falen agrega que el alto nivel de incertidumbre que se presenta actualmente tendrá un impacto negativo sobre las decisiones de inversión en el 2022. “La evidencia muestra que la confianza empresarial suele ser una variable que anticipa el comportamiento de la inversión hasta en dos trimestres. De declararse ganador Pedro Castillo, es probable que la incertidumbre se mantenga en niveles elevados, toda vez que se podría iniciar una discusión acerca de un cambio en la Constitución y su capítulo económico. Esto podría ahondar la caída de las expectativas de los agentes económicos y llevaría a una desaceleración de la inversión privada”.
En consecuencia, la creación de empleo se debilitaría y la situación de las familias continuaría rezagada. Si bien se espera aún un impulso adicional por la reapertura total de la economía —al finalizar el proceso de vacunación—, este no será suficiente para contrarrestar el impacto de la incertidumbre política. “El crecimiento del PBI sería de 3.3% en el 2022, por debajo de las estimaciones de 4.8% y 4.5% realizadas por el MEF y BCR, respectivamente”, revela el economista.
En este contexto, Falen considera que las finanzas públicas seguirán enfrentando presiones negativas. La pandemia incrementó el déficit fiscal de 1.6% del PBI en el 2019 a 8.9% en el 2020 y la deuda pública de 26.8% del PBI a 34.8% en el mismo periodo del tiempo. Si bien la recuperación gradual de la economía permitirá una reducción del déficit de manera “automática”, no será suficiente para recuperar la sostenibilidad fiscal.
“Se estima que, en un escenario conservador, recuperar el espacio fiscal que se ha utilizado en la estrategia para enfrentar la pandemia nos tomaría cerca de 10 años. De ser ganador Castillo, habría una política más activa de gasto público, incrementando el nivel de deuda pública y comprometiendo nuestra calificación crediticia. Así, los retos que enfrentará el siguiente gobierno serán inmensos. El principal será evitar caer en una dinámica de deterioro económico, bajo crecimiento y vulnerabilidad macroeconómica”, sostiene Falen.