No se espera que la situación alrededor de la energía en China sea transitoria, sino que se prevé que persista hasta los primeros meses del siguiente año, por lo que los mayores riesgos recaerían en este. Si esta situación se mantiene, las consecuencias negativas podrían verse en el 2022, pues las proyecciones de crecimiento para el presente año no se verían alteradas”, afirmó Luis Eduardo Falen, head de Macroeconomía de Intéligo SAB.
En un contexto de una menor actividad industrial y un menor crecimiento de China habría una menor demanda de materias primas, siendo este el principal canal que podría afectar a Perú.
“Los problemas alrededor de la oferta de electricidad en China, comienzan a restringir su producción sobre todo manufacturera haciéndola perder ritmo, pues el racionamiento de energía afecta a alrededor del 44% de la actividad industrial. Perú es el segundo productor global de cobre y esta situación hace que la demanda por el metal probablemente no sea tan fuerte como se esperaba”, indicó.
Asimismo, explicó Falen, el crecimiento de China tiene influencia en las expectativas de los inversionistas en el país, las cuales ya se encuentran en el tramo pesimista considerando que la inversión privada a 12 meses obtuvo 46 puntos. (La medida de confianza de inversionistas se mide por puntos, en donde 50 es neutral), según la última encuesta del Banco Central de Reserva (BCR).
“Si China aumenta su crecimiento en 1% las expectativas de inversión privada crecen en seis puntos, esto porque la minería es uno de los sectores más importantes en la inversión privada. Cuando a China le va bien la expectativas suelen ser positivas”, señaló.
Oscar Corpancho, gerente de Renta variable de Prima AFP, indicó que, además de la posible menor demanda de materias primas por la posibilidad de una menor actividad económica en China, podría haber impacto en la exportación de otros productos como los agropecuarios. “La crisis de energía se suma al problema de Evergrande, todo esto podría tener un impacto en Perú principalmente a través de las materias primas y menor medida de otro tipo de exportaciones”, afirmó.
Asimismo, señaló Corpancho, también podría haber un efecto en las importaciones desde China. “Si la producción china, por el racionamiento de energía, se empieza a retraer, podría ocasionar retrasos en la entrega de productos, los cuales se piden con meses de antelación”, manifestó.
Falen añadió que es posible que se “golpee” el precio del metal rojo por la posible menor demanda; sin embargo, este efecto no sería pronunciado en el corto plazo. “Las perspectivas para el precio del cobre aún son sólidas debido a la reactivación mundial. El sector externo viene mejor de lo esperado”, indicó.
Marco general
Según Falen, ante el rebote económico del 2021 ha habido una fuerte demanda de energía mucho mayor a lo usual, pero no está respaldada por una oferta adecuada. En ese sentido, se empezaron a dar racionamientos de electricidad. “Se trata de llegar a un equilibrio entre oferta con la demanda, por lo que se exigen racionamientos en el consumo eléctrico”, señaló.
Los sectores que se ven afectados directamente son aquellos que son intensivos en energía como el aluminio, acero, cemento, fertilizantes, entre otros. “A esto se le suma que hay mayores costos en petróleo y carbón. Asimismo, la energía generada por hidroeléctricas también se ha visto debilitada en el país asiático”, comentó.