El consumo privado representa más del 60% del PBI, y hoy se encuentra débil y a punto de contraerse.
Según el último informe FocusEconomics Consensus Forecast LatinFocus de abril, que recopiló las proyecciones de 42 casas de análisis, el consumo privado habría tenido un crecimiento acotado de 1% en el primer trimestre del año (continuando con la desaceleración del 2022), pero se contraería 0.3% en el segundo bloque del 2023.
Ello contrasta con lo que se esperaba en marzo de este año, pues el consenso estimaba una variación positiva de 1.6% en los primeros tres meses, y de 0.6% para los siguientes tres. En diciembre, las proyecciones eran de 1.9% y 1.3%, respectivamente.
La reducción del consumo entre abril y junio, sin contar el año de inicio de pandemia (2020), sería la primera desde el cuarto trimestre del 2001.
Lo anterior va en línea con indicadores relacionados al gasto como el índices big data de BBVA, que usa datos del uso de tarjetas de crédito y débito, y retiros de efectivo desde la entidad, que ha venido a menos en los últimos meses e incluso en contracción (interanual) en marzo.
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¿Qué está detrás de la contracción del consumo?
El economista y director de Phase Consultores, Juan Carlos Odar, mencionó que también hay un efecto base -comparación con el segundo trimestre del 2022- que estaría pesando, pues ahora no se cuenta con el impulso para el consumo por los retiros de los fondos de pensiones y CTS.
Las tasas de crecimiento del consumo en el primer y segundo trimestre del 2022, fueron de 4.8% y 4.6%, respectivamente.
Odar recalcó el impacto de los bloqueos y lluvias en el precio de determinados alimentos, y un entorno de tasas de interés altas que se sigue sintiendo en el consumo a través de crédito.
“Normalmente el consumo es estable, pero el año pasado se tuvo un choque por el retiro de las AFP y CTS, y este año no lo tienen, lo que podría llevarlo a terreno negativo. Todo esto, en un marco donde se siente ya el impacto de subida de precios, que se acentuó con los eventos de los primeros meses, y también considerando una economía en desaceleración, que también impacta al consumo”, apuntó.
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Condiciones complejas para el consumo privado
En tanto, el economista senior del Instituto Peruano de Economía (IPE), Teodoro Crisólogo, sostuvo que si bien no espera que se llegue a una contracción, sí prevé un crecimiento acotado, debido a que la inflación (costo de vida) sigue golpeando el poder adquisitivo de las familias.
Afirmó que las protestas sociales y el impacto de lluvias en el norte han agudizado el escenario inflacionario, sobre todo por el lado de alimentos (en su abastecimiento), lo que deteriora más el consumo.
“Todo el gasto privado tiene condiciones bastante complejas por el escenario inflacionario más persistente en dos décadas. Por otro lado, hay cierta resiliencia, son muy pocos los episodios donde el consumo ha estado en terreno negativo; además, el empleo formal e ingresos laborales aún se mantienen creciendo pese al contexto, lo que daría cierto soporte por lo menos en esta primera parte”, anotó.
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Mejora en los últimos dos trimestres
El Consensus Forecast LatinFocus, no obstante, espera una recuperación luego del bache del segundo trimestre, pues proyecta una variación positiva en el tercero (2.7%) y cuarto (4.3%).
Para Odar de Phase y Crisólogo del IPE, es el descenso de la inflación lo que haría que se tenga “un respiro” en el bolsillo de las familias.
“Si la inflación comienza a reducirse, como se viene anticipando, es bastante probable que se tenga un impulso fuerte al gasto de los hogares en la segunda mitad del año, sobre todo por el lado de alimentos”, señaló el economista del IPE.
Según el Banco Central de Reserva (BCR), la inflación debería tomar un trayectoria descendente más notoria desde este trimestre, y converger hacia su rango meta (entre 1%-3%) a fines del 2023. Otros análisis, como el de BBVA Research, apuntan a que el descenso será más lento y se ubicará debajo de 3% recién en el 2024.
“Una menor velocidad de subida de precios, en donde incluso corrijan a la baja como en combustibles, pollo o huevos, por las fuertes subidas en estos últimos meses, y en alimentos expuestos a la escasez de fertilizantes como la papa, podría impulsar el consumo. Además, podemos contemplar que las expectativas (confianza empresarial) mejoren a lo largo del año, y se gatille una mejor dinámica de la economía y empleo”, apuntó Odar.
A reglón seguido, el director de Phase mencionó que también influiría un efecto base, pues en los últimos meses del año pasado se disipó e impacto de los retiros extraordinarios de AFP, y surgieron las protestas en diciembre, que paralizaron actividades comerciales.
“Se debe considerar que el año pasado se debilitó diciembre por las protestas sociales, y entonces se compara frente una base baja. Esto ayuda al crecimiento del cuarto trimestre”, indicó.
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Dato
- El consenso estima un crecimiento de 2.1% para el consumo privado en el 2023, nivel, exceptuando el 2020, más bajo desde el 2001. Según el BCR, la variación sería de 2.8%.
- BCP señaló que en lo que resta del año se prevé una desaceleración del empleo formal privado, que creció 5% en febrero, hacia 3% en 2023 (2022: 8.1%).