La data macroeconómica nos refleja la dinámica del país. Aún así, una forma de aterrizar los números es analizar la dinámica de los hogares, específicamente del consumo que realizan. ¿Qué nos dicen las cifras?
Al 21 de setiembre, el índice de consumo BCP real y desestacionalizado (que recoge transacciones a través de tarjetas de crédito y débito BCP, así como indicadores de ventas de pollo, consumo de alimentos, uso por aplicativos de delivery, entre otros) muestra una fuerte desaceleración “y se ubica en su nivel más bajo desde mayo″.
De hecho, si solo tomamos la data de la última semana, el índice registró su menor valor, “no visto desde la tercera semana de abril de este año”, según el último Reporte Semanal Macroeconómico y de Mercados del BCP. Esto después de alcanzar un pico de consumo en julio, impulsado principalmente por dos factores: disponibilidad de efectivo por AFP y CTS, y menores restricciones por covid-19.
Desde julio, ya el índice de consumo BCP ha oscilado en torno a los niveles de marzo - junio sin señales de sólido y sostenido crecimiento, dice el reporte.
Y dos factores principalmente explican esta pérdida del ritmo. El banco detalló que si bien se tenía previsto que el consumo de los hogares se favorezca en la segunda mitad del año por la disponibilidad AFP y CTS, este efecto se iría diluyendo hacia el cierre del 2022, “presionado además por un menor consumo rezagado post covid-19 y un mercado laboral más precario”.
“Creemos que el tercer trimestre tendrá un impulso importante por disponibilidad de AFP y CTS. Sin embargo, en el cuarto trimestre este dinero se irá diluyendo a la vez que el consumo rezagado post covid-19 también se debilita y el mercado laboral es precario. Hacia el próximo año no tenemos la seguridad y es muy incierto, porque no podemos descartar otro retiro adicional de AFP y alguna transferencia desde el Estado hacia las familias que impulsen el consumo”, detalló a Gestión Diego Maguiña del Área de Estudios Económicos en BCP.
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En línea con estos resultados, en julio-agosto, el indicador de consumo del BBVA mostró una marcada desaceleración, lo que anticipa -dijo ese banco- a una moderación del consumo en el tercer trimestre del año. “El indicador apunta a que el gasto que realizan las familias será débil en el tercer trimestre”, refirió.
La inflación
Además de los factores mencionados, para Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, también se puede considerar el entorno de mayores precios.
“Si bien la inflación está cediendo, los precios se han incrementado más que el ritmo de crecimiento de la remuneración, es decir, en términos reales el poder adquisitivo ha caído. Aún si a partir de mañana la inflación fuera 0%, no se va a dar una recuperación en la capacidad de compra, porque los precios se quedaron en niveles altos”, detalló el economista.
Necesaria creación de empleo formal
En los últimos 12 meses, a junio del 2022, la tasa de empleo informal en el país fue de 76.1%. Además, entre junio y agosto de este año, se registraron 2.2 millones de subempleados limeños. El reto para impulsar el consumo de una manera sostenible será revertir esta tendencia, y buscar una mayor creación de empleo formal.
El BCP recordó que el Banco Central de Reserva (BCR) proyecta que el empleo formal privado crezca 5.6% este año, lo que implicaría una tasa de crecimiento en lo que resta del año (agosto - diciembre) de solo alrededor de 1.0%. Asimismo, agregó que el empleo total creció 6.6% en el primer semestre, por lo que crecería apenas 1.7% en la segunda mitad del año para llegar a la proyección de 4.1% del BCR. “Tanto el empleo total como el formal privado muestran una tendencia decreciente luego de alcanzar un pico en abril”, refiere el reporte.
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Odar comentó que generar una dinámica favorable del empleo no se da de inmediato, además, esto tendría que pasar porque el discurso oficial del Gobierno cambie y que haya una efectiva promoción de la inversión privada.
“Pasa por generar un clima más atractivo para la inversión y que no haya esta dinámica del empleo que hemos tenido recientemente donde ha aumentado la parte informal. Entonces hacia donde vamos es a un crecimiento bastante modesto con riesgos cada vez mayores”, puntualizó Odar.
Una entrada “floja” al 2023
El economista Odar mencionó que “la entrada hacia el 2023 va a ser bastante floja”.
“Había un estímulo proveniente de los retiros extraordinarios de AFP y CTS, pero en la medida que se acaban, le resta base de expansión al consumo. En la medida que es previsible que no haya nuevos estímulos por ese lado, podríamos considerar que el consumo en los siguientes meses se debilita y hablamos de una entrada con una baja dinámica el próximo año. Es una alerta adicional de la baja dinámica con la que estamos entrando al próximo año”, finalizó.