La economía peruana no ha dejado de perder velocidad. Durante el 2022 se fue desacelerando hasta alcanzar un crecimiento de solo 1.7% en el último trimestre de ese año. Y aunque las “esperanzas” estuvieron puestas en el 2023, un arranque enmarcado en conflictos sociales y anomalías climáticas, ocasionaron que el PBI en enero - marzo de este año cayera 0.4%.
En abril, a penas se logró superar el 0% (PBI: 0.31%) y para mayo los indicadores adelantados muestran a la pesca (-70.6%) y el consumo de cemento (-11.8%) ‘en rojo’; además, el consumo de electricidad se desaceleró (5.02%) en junio.
Este contexto, sumado a proyecciones desalentadoras para la segunda mitad del año, llevaron a que Macroconsult ajustara su proyección económica para el 2023 desde 1.7% a solo 1%.
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Si bien los sectores primarios -como la minería, hidrocarburos, pesca y agricultura- son pieza clave en la economía nacional; poner el foco en los no primarios -como la industria, construcción, comercio, servicios, entre otros-, que son principales creadores de puestos de trabajo, nos dará una señal más clara del impacto sobre las familias.
Eduardo Jiménez, Jefe del Sistema de Información de Macroconsult, revela que hoy la consultora proyecta prácticamente un estancamiento para el PBI no primario.
Otras proyecciones: La consultora se une a una lista de analistas que también muestran cifras desalentadoras. Por ejemplo, BBVA Research ajustó a la baja su proyección de crecimiento del PBI desde 1.9% a 1.6%; y Scotiabank recortó su proyección desde 1.9% a 1.4%.
Un golpe directo al empleo
El crecimiento de los sectores agrupados dentro del PBI no primario será más acotado de lo esperado al cierre del 2023. La inflación aún elevada -aunque ya moderándose-, expectativas empresariales negativas, una inversión privada que cae (se contraería 2.5% este año, según el BCRP), riesgos por El Niño global, entre otros, serían algunos de los factores que limitarían el rebote de la actividad económica.
De acuerdo con las últimas proyecciones de Macroconsult, el PBI no primario crecería solo 0.5% en el 2023, un ajuste a la baja comparado al 1% inicialmente calculado.
Una forma de “traducir” este casi nulo crecimiento es virando la mirada hacia el empleo. Como se mencionó líneas arriba, estas actividades son principales creadoras de puestos de trabajo.
“Estamos revisando a la baja construcción, manufactura no primaria y otros servicios, sectores que captan mucho empleo. Por ejemplo, construcción, que es un sector que dinamiza mucho la economía, va a caer 6% -según nuestro estimado- básicamente por inversión privada. Eso va a golpear mucho la creación de empleo y va a impactar en pobreza”, detalla Eduardo Jiménez.
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El economista recuerda que el Perú aún no recupera el empleo de calidad y los ingresos continúan golpeados en términos reales.
“Los ingresos están 25% abajo en términos reales respecto del 2019. Las familias se enfrentan a estos problemas, no hay empleo de calidad y tienen ingresos reales, corregidos por poder adquisitivos, 25% por debajo. Ahí se genera un problema importante. Eso va a tener un correlato directo”, remarca.
Luis Fernando Alegría, profesor de la Pacífico Business School, comenta que la dinámica del PBI no primario es bien importante para explicar la evolución del empleo formal. Por cada 1% que el PBI no primario crece, el empleo formal aumenta en 1.17%.
Esto debido -remarca- a que alrededor del 75% de la fuerza laboral está en sectores no primarios (13.2 millones de personas de una fuerza laboral de 17.8 millones).
“Es importante resaltar que, con la inflación dando más evidencia de que se está moderando, se empieza a abrir espacio para buscar acelerar el crecimiento vía política económica, porque la tasa de desempleo a nivel nacional sigue 0.5 puntos porcentuales arriba de su nivel prepandemia y la informalidad persiste arriba del 75% de la fuerza laboral”, anota.
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Los sectores no primarios
Los golpes más fuertes vendrían del sector construcción y manufactura no primaria, los cuales retrocedieron en -9.81% y -6.77% en los primeros cuatro meses del año, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
“La economía tuvo una desaceleración importante a partir del tercer trimestre del 2022, lo cual se agrava con los conflictos sociales, el Ciclón Yaku y el Fenómeno del Niño”, agrega el economista.
Para Macroconsult, el sector construcción se contraerá en 6% en el año, un ajuste a la baja comparado al -5.1% calculado en mayo. Estas cifras son más pesimistas que las proyecciones del BCRP, quien espera que el sector registre un crecimiento nulo en el 2023.
La manufactura no primaria retrocedería en -2.5%, una contracción significativamente mayor al -0.3% calculado en mayo por la consultora. Nuevamente, la consultora es más pesimista que el BCRP, quien en su último Reporte de Inflación proyecta un “crecimiento” de 0%.
En lo que va del año “las ramas que registraron menor producción (en la industria) fueron las de insumos como plásticos y envases de papel y cartón; bienes de consumo masivo como otros artículos de papel y cartón, productos alimenticios diversos, y aceites y grasas; y bienes orientados a la inversión como cemento y productos metálicos”, señala el BCRP.
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Crecimiento heterogéneo
A diferencia de los sectores antes mencionados, se espera que comercio y servicios tengan un rendimiento positivo en el 2023.
En el caso de otros servicios, Macroconsult proyecta un crecimiento de solo 1.6%. Acá son dos factores los que explican este resultado: una normalización de las cifras tras crecimientos fuertes en 2021 y 2022; o sectores que no lograron recuperarse tras la pandemia.
Hay ramas industriales que despegaron durante la pandemia, como el cemento que está por encima de la pandemia. Pero hay otros sectores que aún tienen desempeños negativos, como calzado o madera.
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“Es curioso lo del sector comercio, un poco atípico diría. El sector está creciendo bastante bien, en abril creció en 3.2% a diferencia del avance lento del resto de la economía”, agrega Jimenez.
Sin embargo, estas cifras todavía se encuentran lejos de su potencial. “En términos reales, el consumo interno se está reduciendo y la inversión privada no está rebotando tan rápido como se esperaba”, apunta Carlos Parodi, economista de la Universidad del Pacífico.
“A menos que haya un shock de expectativas positivo, no se revertirá esta tendencia. Hay que esperar al mensaje presidencial de 28 de julio”, agrega.