La economía peruana cierra 2024 con un desempeño mejor al esperado. Para 2025, se observan factores externos algo más favorables, lo que nos lleva a anticipar un mayor crecimiento. Sin embargo, el panorama político se presenta como el principal riesgo.
El país finalizaría el 2024 con un crecimiento de 3.1%. Si excluimos el fuerte repunte de 2021, esta expansión sería la más alta desde 2018, año en que el PBI creció 4%. Este resultado se explica, principalmente, por dos factores: la baja base de comparación del año pasado; y los retiros de fondos del Sistema Privado de Pensiones (SPP), los cuales impulsaron un mayor gasto de las familias.
Gracias a estos elementos, el Producto Bruto Interno (PBI) se expandió un notable 3.8% durante el tercer trimestre y se estima que el cuarto cierre con un sólido 3.4%.
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Por el lado de la demanda, la inversión privada terminaría 2024 con un crecimiento de 1.5%, contrastando con la fuerte caída de 7.3% experimentada el año anterior. Destaca la inversión no minera, que aumentaría 5.7%, como reflejo de una confianza empresarial que lleva cerca de seis meses en terreno optimista.
En cuanto a los sectores productivos, tres rubros sobresalen: otros servicios, con un crecimiento de 3.1%, superando con creces el 0.3% del año anterior; manufactura no primaria, con un aumento del 2% frente a la caída de 7.9% registrada en 2023; e hidrocarburos, con un crecimiento del 2.5%, impulsado por la reactivación de pozos petroleros en Loreto.
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Los supuestos para 2025
A pesar de que la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos implica una elevación de la incertidumbre global, hay cierto consenso sobre algunos impactos económicos positivos de corto plazo.
Por un lado, el mercado ha revisado al alza sus proyecciones para la economía estadounidense. Hacia agosto, el consenso de Bloomberg indicaba un crecimiento de alrededor de 1.7% para la economía de ese país en 2025. Ahora, se ha revisado ese número a 2.1%. Esto responde a la promesa de menores impuestos y “desregulación” de la economía.
De otro lado, se han revisado a la baja las proyecciones para el precio del petróleo y los granos debido a que ha prometido elevar la producción de petróleo (eliminando regulaciones ambientales) y acabar con la guerra en Ucrania (quitando el apoyo a ese país), respectivamente.
Ambos hechos permitirían que los términos de intercambio que enfrenta la economía peruana alcancen un máximo de 40 años.
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Sin embargo, no todo es positivo. Dado que ha ofrecido intensificar el proteccionismo y deportar un número importante de inmigrantes ilegales, se espera más inflación. Por esta razón, las tasas de interés bajarían a un ritmo más lento del que se esperaba hace algunos meses.
En el plano local, se presenta una importante anomalía negativa en las lluvias en la costa norte del Perú. Esto ha provocado ya un adelanto de cosechas en esas zonas, en particular para frutas como el mango y el arándano.
Además, en el plano político, se observa que la probabilidad de vacancia de la presidenta Dina Boluarte se ha incrementado dado el creciente número de acusaciones en su contra.
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Variables en 2025
La economía peruana crecería alrededor de su potencial en 2025, con una tasa estimada de 2.6%. En cuanto a los sectores primarios, el sector de hidrocarburos mostraría un avance significativo de 6.7%, gracias a la mayor producción en los lotes petroleros de Loreto.
Por su parte, la expansión del sector agropecuario se revisó a la baja hacia 1.3% debido a las menores previsiones de lluvia en la costa norte. En cuanto a los sectores no primarios, la construcción (3.1%), el comercio (2.6%) y los servicios (2.5%) mantendrían buena parte del dinamismo exhibido en 2024. Estos serían los protagonistas del año.
Son sectores que aún están saliendo del momento complejo del año de la recesión. Los sector primarios ya no están “jalando” toda la economía, mientras que los sectores no primarios continúan recuperándose y saliendo del letargo del 2023, en el 2024 y 2025.
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Con el récord en los términos de intercambio, la balanza comercial peruana alcanzaría un superávit cercano a los US$ 24 mil millones, impulsado por exportaciones que superarían los US$ 75 mil millones. Ambas cifras serían máximos históricos.
En cuanto al tipo de cambio, pese a la volatilidad inicial tras las elecciones en Estados Unidos, se prevé que cierre 2024 en S/ 3.73 y que descienda en 2025 a S/ 3.70. Si bien estos valores son mayores a los previstos meses atrás, los fundamentos apuntan a una depreciación del dólar en el mediano plazo, en particular por la solidez en los términos de intercambio.
La inflación, que tuvo un impacto negativo en el consumo durante el 2023, cerraría este año en 2.3% y el próximo en 2.5%, ambas cifras dentro del corredor meta del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) (entre 1% y 3%). Con esto, los salarios deberían recuperar su nivel de compra de 2019 a finales de 2025.
La inversión privada crecería 3%, apalancada por la fortaleza de la inversión no residencial, que aumentaría 3.2%. Un componente clave será el inicio de la construcción del proyecto minero Tía María con el cual la inversión minera avanzaría un 4.5%. La inversión residencial también retomaría el dinamismo, con un crecimiento de 2.9%, superando el ciclo de ajuste pospandemia de la autoconstrucción.
Riesgos
En cuanto a los riesgos, en el plano internacional, las amenazas del electo presidente de Estados Unidos de elevar de manera generalizada los aranceles parece ser la principal amenaza para nuestra economía.
En el plano nacional, la parte política sigue siendo la principal fuente de incertidumbre. Siendo 2025 un año preelectoral, el fortalecimiento de un candidato antisistema, sin duda, afectaría negativamente las expectativas empresariales y, con ello, a la inversión privada.
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Un punto de preocupación: el déficit fiscal
El déficit fiscal se ha mantenido alrededor de 4% entre mayo y noviembre de este año. Ingresos que han mostrado una tendencia a la baja en los últimos años y gastos que han mostrado una fuerte tendencia inversa, han dado lugar a este resultado.
En este último caso, los gastos de capital ejecutados para apoyar a Petroperú merecen especial atención, sobre todo porque parecen no haber encontrado un máximo aún. En línea con esto, en Macroconsult esperamos que el déficit cierre 2024 en 3.8% del PBI, un punto porcentual por encima de la meta planteada por el Gobierno.
Para el próximo año, los ingresos podrían incrementarse de manera muy importante gracias a la regularización del impuesto a la renta proveniente del sector minero. Con un cobre que cerraría este año en un promedio anual de US$ 4.10 por libra, las utilidades registrarían un récord y la regularización podría llegar a alcanzar 1% del PBI. Con ello, el déficit fiscal se reduciría a 2.8%. Sin embargo, esta cifra está también por encima de la meta del Gobierno de 2.2%.
Entonces, al cierre del próximo año, el Gobierno incumpliría, por tercer año consecutivo, con la regla fiscal, la misma que ya se había flexibilizado. Esto, sin duda, implica un riesgo de degradación de nuestra calificación soberana.
Su sostenibilidad se ve seriamente cuestionada
La economía peruana, a pesar de los fuertes choques que ha enfrentado en los últimos años, ha logrado mantener la estabilidad macroeconómica. La economía se viene reactivando, las cuentas externas se encuentran ordenadas, la inflación se encuentra dentro del rango meta del BCRP y las cuentas fiscales, si bien golpeadas, deberían irse ajustando en los próximos años.
Sin embargo, el reto es dinamizar la economía. Si bien el estimado actual de crecimiento potencial de 2.6% implica un crecimiento de los mercados y mayores ventas, no permite reducir la pobreza al ritmo que, como país, nos gustaría, y, menos aún, la informalidad. La economía peruana debería volver a crecer, al menos, 4% para generar mejoras palpables para sus ciudadanos. De lo contrario, su sostenibilidad se ve seriamente cuestionada.
Además, en un contexto de incertidumbre política, la inversión privada es la que más se afecta, aunque no únicamente. Las personas que están pensando en comprar una vivienda o activos, se detienen. El crédito hipotecario, el mercado inmobiliario, es sensible.
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