A más de 12 años de que el Complejo Metalúrgico de La Oroya (CMLO) ingresara en un proceso de liquidación, ahora que pasó a manos de sus extrabajadores (a través de la empresa Metalúrgica Business Perú S.A.C.) prevé reanudar su actividad a inicios del 2023.
En octubre último, la empresa Consultores A1, la liquidadora de Doe Run Perú (empresa norteamericana que anteriormente operó el CMLO hasta que se declaró en insolvencia financiera), entregó el complejo a los 1,250 nuevos accionistas (los ex trabajadores de esa planta), a través de Metalúrgica Business Perú.
¿Qué expectativa tiene la operadora del complejo?
Según informó el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), Ángel Calixto, gerente general de la referida empresa, indicó a ese gremio que su expectativa ahora es que el CMLO retome el procesamiento de minerales desde febrero del 2023.
Calixto indicó que a la fecha se gestionan los permisos ambientales respectivos para reanudar las operaciones de la mencionada planta.
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Su visión, dijo, es que La Oroya se convierta en un centro tecnológico metalúrgico de alcance nacional, pues cuenta con toda la infraestructura necesaria para desarrollar pirometalurgia, hidrometalurgia y electrometalurgia, es decir, retomar la metalurgia extractiva.
En tal sentido, comentó que esa planta tendrá capacidad para producir cal de alta ley mediante el proceso Heva, para su posterior utilización en la generación de biomasa, contribuyendo con el control de emisiones de CO. Se estima que la demanda anual de cal en las regiones del centro del Perú supera las 360,000 toneladas.
Además, producirá cobre catódico mediante una tostación oxidante alcalina a baja temperatura (450 °C), sin emisiones y utilizando una máquina sintetizadora de plomo, seguida por lixiviación ácida y electro deposición en las instalaciones de la refinería de zinc que se acondicionarán para este proceso.
Refinación de cobre
Por su parte, el presidente de Metalúrgica Business Perú, Luis Castillo sostuvo que el complejo de La Oroya reactivará la línea de fundición y refinería de cobre, una vez que se instale la planta de ácido sulfúrico para controlar las emisiones.
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Así, refirió que en reunión con nueve alcaldes distritales de la zona de La Oroya (distrito de la provincia de Yauli) explicó que la empresa basa sus acciones en tres pilares, siendo el principal el respeto al ambiente mediante nueva tecnología para mitigar la contaminación, por lo que inicialmente solo trabajarán con el circuito de zinc y plomo.
“Otro de los compromisos corporativos es un adecuado relacionamiento con las comunidades, compartir las utilidades y reinvertir en iniciativas en beneficio de la población. Además, velaremos por el cumplimiento de los derechos de los trabajadores con remuneraciones justas, campañas de salud y seguridad, y programas de capacitación profesional”, resaltó.
Pasos previos a las operaciones
Por su parte, el ex presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, Carlos Gálvez, consideró que hay aspectos previos que debería abordar la empresa que ha asumido el citado complejo metalúrgico, antes de preocuparse por reanudar sus operaciones.
Lo primero que hay que hacer, enfatizó, es remediar los pasivos ambientales que dejó la pasada operación de esa planta (en manos de Doe Run).
“Nos hemos pasado dos décadas sin hacer ninguna remediación, y lo primero que hay que hacer es remediar en (el distrito de) La Oroya, sin eso no es posible (volver a poner en marcha esa instalación)”, aseveró.
Una vez que resuelva el daño ambiental, la empresa que integra los ex trabajadores de La Oroya tiene que invertir en instalar una planta de ácido sulfúrico, pues es una inversión pendiente que tenía que haber realizado en su momento Doe Run, pero que no hizo.
“Y yo no sé quien tenga los bolsillos tan profundos y el estómago tan apretado como para poner dinero en un país como el Perú en estas circunstancias, en una empresa que está en posesión de los trabajadores, que no han puesto un cobre (de inversión en la empresa)”, refirió.
En tercer lugar, añadió Gálvez, tendría que instalar una fundición y una refinería de última tecnología, para evitar que vuelva a causar contaminación en la zona.
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