A la presidenta Dina Boluarte le queda poco menos de dos años en el poder. ¿Cuál será el legado económico que deje al país? Eso se pregunta Jaime Dupuy, director ejecutivo de ComexPerú, quien conversó con Gestión sobre la urgencia de que este Gobierno empiece a diseñar una reforma estructural del Estado peruano.
Dupuy tiene el camino claro. Hay tres frentes que el Gobierno debería considerar para implementar dicha reforma. Cree que a su vez que la gestión Boluarte tiene una oportunidad que otros gobiernos no tienen para tomar decisiones difíciles.
Esa “libertad” que le da su corta duración, podría permitirle tomar medidas fuertes, pero profundas en entidades como Petroperú. Pero no solo allí.
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-Asumió hace poco la dirección ejecutiva de ComexPerú. ¿Hay algún giro que le quiera dar al gremio en su relación con el Gobierno?
Desde que asumí el cargo me interesa mucho la reforma del Estado. Creo que desde el sector privado hay muchas oportunidades de contribuir para ver cómo implementarla ahora. Una reforma seria, que termine haciendo al Estado más eficiente y que eso se traduzca en prestar mejores servicios al ciudadano.
-Siendo concretos, ¿qué planteamiento tiene al respecto?
Lo llamo el triángulo virtuoso. En la cima debe estar el Servicio Civil. Necesitas gente que no sean funcionaria, sino servidor, que tengan vocación y que esté muy capacitada. Que todo lo que haga sea pensando en hacerle mejor la vida a ese ciudadano.
Los dos extremos del triángulo son la mejora regulatoria y la transformación digital. Ese es el combo. Es un sistema que viene desde la OCDE, al que Perú está obligado a cumplir.
Así diagnósticas los problemas públicos, veas las causas y todo en base a evidencia, no presunciones o ideas preconcebidas. Una vez tengas eso listo, planteas alternativas de solución de forma transparente, en un proceso abierto, de consulta pública ante stakeholders, ya sea la academia o el sector privado.
-Mencionó la importancia del manejo de datos. Hace poco hubo una controversia en torno a la publicación de las cifras de pobreza monetaria. Ahora incluso se dice que el Gobierno le retiraría esa labor al INEI, ¿cómo ve ello?
Fue una mala señal. Fue por presión que lo publicaron. Se ha hecho una práctica recurrente y no debería ser así. ¿Es una política de Estado el secretismo? No lo sé, es difícil identificar si hay una política de Estado para comenzar.
El Gobierno debería tener como elementos claves la transparencia y publicidad. Es lo más efectivo contra la corrupción, que está en todos lados donde hay secretismo. En la medida que todo sea abierto, tendrás elementos más fuertes para combatirla.
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-La necesidad de reformar el Estado es notoria. Pero, ¿este Gobierno tiene espacio para iniciarla? ¿Al menos colocar las bases?
Sí creo que tiene espacio. No tiene que ser necesariamente un plan muy ambicioso para arrancar. No tienen mucho que perder, eso puede servir para tomar decisiones difíciles que tal vez otros gobiernos tengan temor por el riesgo político que traerían. Hoy en el Gobierno hay algunos buenos ministros que podrían ayudar con ello. Pueden y deben.
-Pero no ve ese “temor” en esta gestión, por ejemplo, para relanzar Petroperú?
El temor va por el lado de que la gente les reclame por privatizar Petroperú. Que cuestionen por qué vendieron una empresa estratégica en materia de energía. Pero al final tienes un marco legal que permite la participación privada. Eso no es una privatización.
Recalco, es un Gobierno de salida, que tal vez no tiene mucho que perder con las decisiones que tome. No tiene una bancada detrás ni está buscando una reelección. Tiene herramientas y posibilidades para tomar decisiones arriesgadas. Esas decisiones, difíciles claro, deben analizarse pensando en el rol que debe tener el Estado en la economía.
-En el marco de la gran reforma, ¿qué debe pasar con empresas estatales como Petroperú?
No estamos en contra de las empresas estatales, lo permite la Constitución, pero que sea bajo un rol subsidiario. Bajo esa lógica, puede existir un Petroperú o algo parecido, pero lo importante es ver cómo logra su objetivo: que el Estado provea un servicio en lugares donde no hay competencia o es poco rentable y por eso ningún privado lo hace.
Si después la quieres utilizar para hacer operaciones comerciales, competir con grifos privados o construir refinerías, ya estás yendo más allá. Hay que tomar una decisión respecto a la dimensión que tienen muchas de estas empresas estatales y que han probado ser ineficientes porque carecen de incentivos económicos. No solo es Petroperú, están Corpac y Sedapal.
-Con Pedro Castillo la confianza empresarial para invertir en Perú cayó. Con Dina Boluarte, ¿cómo ven la situación hoy?
Llegamos a un punto crítico con Castillo. Nos dimos cuenta que los candados que teníamos no eran tan fuertes como pensábamos. Se descompuso la gestión pública y toma tiempo recomponer los equipos técnicos.
Las proyecciones hoy te hablan de tasas de crecimiento muy moderadas y la confianza aumenta, pero a la economía peruana le podría ir muchísimo mejor. No lo logramos porque tenemos un Gobierno que, lamentablemente, solo está sobreviviendo.
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-Con eso en mente, y a puertas de que caliente una nueva campaña presidencial, ¿retomar tasas altas de crecimiento debería ser foco del debate público?
Es parte de lo que el sector privado debe exigir a las personas que participen en política y que buscan asumir esa posición. Con tasas de 2% o 3% no habrá desarrollo. Necesitamos más, y lo podemos hacer, pero con un gobierno comprometido y que no sea cortoplacista.
Al final, no pueden ser acciones que se tomen cada cinco años. Hay que volver a hablar de políticas de largo plazo. En su momento habían acuerdos nacionales con políticas de Estado. De cierta forma comprometían a los partidos políticos a que, cualquiera sea el gobierno, que haya un norte a seguir.
-Tenemos bastantes planes nacionales, para la competitividad, por ejemplo.
En el papel nadie nos gana. El asunto es implementarlo, para eso necesitas buenos servidores públicos. Nuestra carencia no es el marco legal, sino la falta de recursos humanos y un liderazgo claro.
-El Gobierno hizo cambios en Mincetur y Cancillería a meses de la cumbre más importante del APEC, ¿le sorprendió?
Un poco, sobre todo porque en los trascendidos no sonaban esas carteras. En Mincetur nos preocupa la coyuntura. Se habla de fusiones.
-¿Han conversado con la nueva ministra de ello?
No nos ha respondido expresamente si procederá la fusión. El mensaje ha sido que reconoce a los equipos técnicos y quiere fortalecerlos. Yo entiendo de esa respuesta que la fusión no va. Perjudicaría mucho el trabajo del Mincetur.
-Sobre todo cuando se negocian varios TLC.
Ya tenemos una red de acuerdos comerciales muy importante, con nuestros principales socios comerciales. Ahora toca hacer todo el trabajo a la interna: infraestructura, conectividad, aeropuertos, puertos, carreteras. De nada sirve un TLC, que tu producto no pague aranceles, pero que llegar sea carísimo.
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Licenciado en Periodismo por la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde escribió en el portal Somos Periodismo y la revista Impresión. Parte del equipo fundador del medio digital Sudaca. Especializado en áreas como inversión pública, construcción, saneamiento y economías ilegales.
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