La demora no implica desempleo. En esta aclaración coinciden los voceros de las principales universidades del país antes de enumerar las carreras que registran una espera más amplia entre la graduación y la ocupación laboral. En el calendario, detallan, también toman la batuta los planes personales: la mira hacia nuevas ciudades o la preparación académica posgrado, por ejemplo.
Si bien la tecnología y la predominancia de la inteligencia artificial han modificado el mercado, hay espacio para todas las especializaciones. ¿Cuál es la lectura, entonces, del escenario nacional?
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Hasta medio año en la búsqueda
Patricia Stuart, rectora de la Universidad de Lima, comparte con Gestión los resultados de la encuesta que desplegó la institución en el 2023. “Entre nuestros egresados de los últimos 10 años, los graduados de carreras como Derecho, Comunicación, Economía, Psicología y Arquitectura tardaron más de seis meses en insertarse en el mercado laboral peruano”, enlista.
Argumenta esta dilación en las cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI): casi el 75% de la fuerza laboral peruana se encuentra en condiciones de informalidad.
“Además, el ritmo de crecimiento económico actual, que ronda el 3%, no genera el mismo nivel de empleo formal que en años anteriores, cuando el crecimiento alcanzaba el 7%. Los expertos indican que un crecimiento del 3% requiere la incorporación de entre 300,00 y 350,000 personas al mercado, lo que representa un desafío adicional para la generación de empleo formal”, profundiza.
Aunque las carreras del catálogo de ESAN se posicionan como las más demandadas, Katy Jáuregui, su vicerrectora académica, identifica la misma variable. “La informalidad afecta a más de 13.4 millones de trabajadores en el Perú, representando el 75.7% de los puestos de trabajo a nivel nacional. Esta situación limita el acceso a beneficios laborales y seguridad social”, detalla.
A ello le suma el desajuste entre la oferta educativa y la demanda laboral. Precisa que existe una brecha entre las competencias que ofrecen las instituciones y las necesidades reales del mercado de trabajo, lo que dificulta la inserción de nuevos profesionales.
Sin embargo, es enfática al explicar este escenario: “Quisiera precisar que tardar en encontrar empleo no implica que no se tendrá éxito, sino que existe poca demanda en el mercado convencional, lo que conllevará desarrollar estrategias particulares para el ejercicio”.
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Estrategias personales
Las maniobras en el calendario propio también representan una pieza central en el tiempo que toma la empleabilidad. Eric Mayorga, gerente Comercial y de Marketing de la Universidad de Piura (UdeP), comenta que muchos alumnos de dicha región optan por mudarse a Lima o al extranjero. “Terminan sus estudios en diciembre. Luego viene un verano y, unos meses más tarde, en marzo o abril, se están posicionando. [...] Depende de los intereses del egresado”, define.
En su explicación también considera a aquellos que, al finalizar su preparación de pregrado, eligen desarrollar una tesis o alguna especialización. Esta decisión suele ser un aspecto común entre los que desean postular a convocatorias con mayor seniority; es decir, no solo a puestos junior.
“Ya cuando entran al mercado laboral con una tesis desarrollada, con un proyecto de investigación, los egresados se sienten mucho más seguros. Les resulta más fácil conseguir un primer puesto de mayor alcance y de mayor responsabilidad. [...] La investigación les permite tener mayor seguridad desde el punto de vista de las entrevistas, les da un diferencial importante”, despliega.
Coloca sobre la mesa, entonces, la carrera de Historia y Gestión Cultural. Sobre esta señala que existe un circuito metódico: “Aquí hay puestos de interés muy puntuales, lo que sí implicaría un mayor tiempo. Los alumnos prefieren buscar trabajo en instituciones del Ministerio de Cultura o en museos. Pero en el camino pueden hacer emprendimientos o trabajar en sectores que están relacionados, mientras esperan las convocatorias públicas para ingresar”.
El segundo plan académico en su ranking es Educación. Subraya en este campo la preferencia por los puestos públicos, porque “tienen unos sueldos bastante interesantes desde el inicio de la carrera profesional”. Agrega que los potenciales docentes “pueden esperar algunos meses más hasta lograr un proceso de colocación en el magisterio”.
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¿Qué ocurre con las artes?
Mónica Villegas, directora de Oportunidades Laborales de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), califica a algunas carreras como “más ingratas”. Advierte que Diseño y Gestión en Moda carece de reconocimiento en el Perú. “No se valora la destreza que puede tener un buen diseñador [...]. Nuestros chicos no solo están capacitados para diseñar, sino también para gestionar”, acota.
Esto también se replica con Artes Escénicas y Música. Con respecto a esta última, observa que la persona dedicada a dicha arte debe autogenerarse un puesto de trabajo: “Tiene que ser un emprendedor; es muy difícil que un músico encuentre un trabajo fijo”.
Reitera, ante este panorama, que más allá de las tendencias, la aguja del reloj debe ser movida por la vocación. “El entorno hace mucho peso e inclina la balanza hacia el lado que no debería. [...] Incluso, muchos son obligados a escoger una carrera desde muy chicos”, acentúa.
Bajo una mirada global, este es el recuento:
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Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.
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