Débora Dongo-Soria Saito
El 54% de los puestos de trabajo relacionados a los servicios financieros tiene un alto riesgo de automatización, según un estudio de Deloitte. “Pero eso no quiere decir que van a desaparecer. Significa que algunas partes de ese trabajo se van a automatizar”, explica Ariel Regatky, managing director y global head de Talento para la franquicia internacional de Citi.
Por ejemplo, con la llegada de los cajeros automáticos, muchos pensaron que quienes trabajaban en las ventanillas de los bancos perderían sus puestos. Pero no fue así. De hecho, Regatky asegura que el número de empleados aumentó. Simplemente empezaron a hacer otras tareas. “Si la historia sirve de algo en este caso, podemos ser optimistas”.
Pero, en cualquier caso, no se puede negar que el crecimiento explosivo del uso de la tecnología —que nos permite trabajar remotamente y ser más flexibles— y las expectativas de las nuevas generaciones —que no solo se centran en recibir un salario, sino que priorizan ser parte de una empresa con propósito—, están rápidamente cambiando la forma de trabajar. ¿Qué tipo de trabajador están buscando hoy las empresas financieras?
“No hay ninguna otra forma de mantenerse relevante en el trabajo que estar permanentemente aprendiendo”, enfatiza Regatky. Quedarnos únicamente con lo que nos enseñaron en el colegio o en la universidad ya no es suficiente, en parte porque la expectativa de vida ha aumentado. Por eso, el especialista explica que se necesitan personas que “aprendan a aprender” y que sean flexibles a los cambios.
Algo que hay que aprender, dice, es sobre tecnología. Según LinkedIn, hace unos cinco años, los reclutadores buscaban personas con experiencia en banca y en management, y que supieran usar Microsoft Office. Hoy, en cambio, piden que sepan de inteligencia artificial, blockchain, y lenguajes de programación como java, SQL o python. Por eso, los data scientists son los que tienen mayor demanda laboral.
De hecho, Regatky cuenta que, a diferencia de unos años, la prioridad de una empresa ya no es necesariamente que los trabajadores tengan un título, sino que “desarrollen las habilidades técnicas que les permitan ser relevantes en el trabajo”. “No estoy desalentando la educación universitaria, pero hay capacidades técnicas que están constantemente cambiando”, indica.
“En Citi esperamos que todos sean expertos tecnológicos y tecnólogos de corazón”, dice Allison Szmulewicz, directora de Operaciones y Tecnología de Citi Latinoamérica. La tecnología, por ejemplo, cambiará la forma de trabajar con otros. Los equipos ahora están conformados por humanos y bots, por lo que los managers tendrán que liderar equipos híbridos. “No es broma. ¿Qué pasará cuando un robot cometa un error que afecte a la compañía?”, cuestiona Regatky.
Por otro lado, Szmulewicz señala que las personas dejarán de realizar tareas automáticas y repetitivas (la tecnología se hará cargo de ellas), por lo que ahora tendrán más tiempo para “entender tendencias, lo que está pasando en los mercados y pasar más tiempo asesorando a clientes”.
“Saberlo todo ya no es lo más importante. Ahora uno tiene que ser capaz de aprender rápido y permitirse fracasar, y eso va tanto para las empresas como para los trabajadores. Antes fracasar estaba prohibido en las empresas, sobre todo en la industria financiera, pero eso está cambiando. Siempre digo que si no fracasa, entonces no se está esforzando lo suficiente”, opina Regatky.
En Citi, por ejemplo, buscan personas que tengan seis atributos: adaptables al cambio, audaces, curiosos (en aprender, escuchar y saber lo que está pasando), colaborativos (ser capaces y querer trabajar con otros), con determinación y empáticos. A esta última cualidad le dan la mayor importancia. “Lo que va a marcar la diferencia no son las habilidades técnicas, sino las humanas”, subraya Regatky.
¿Qué enseñan las universidades?
La Escuela de Graduados de Esan ofrece un programa, en alianza con la Barcelona School of Management de la Universidad Pompeu Fabra, que prepara a los alumnos en finanzas corporativas y mercado de capitales. A partir del cuarto ciclo, los alumnos pueden elegir en cuál de las dos vertientes especializarse.
Alfredo Mendiola, director de la maestría en Finanzas de Esan, que dura dos años, explica que los cursos ponen énfasis en la discusión de casos reales. “En el primer módulo los estudiantes llevan un curso de análisis y pensamiento estratégico para que no consideren a las finanzas como un tema único, sino que puedan interactuar con el resto de personas en una organización”.
En la UPC, los alumnos pueden titularse tanto en administración de empresas como en finanzas. “Además de formar a los alumnos en economía finanzas y matemáticas, hay una formación humanística. No solo basta con conocer la teoría. También hay que aprender a formular las debidas preguntas. Se trata de tener profesionales que sepan pensar, qué preguntas hacer y dónde buscar”, explica Andrés Escalante, director de la carrera de Banca y Finanzas de la UPC.
La universidad también le pone énfasis al desempeño con profesionales que no han sido formados en finanzas y en habilidades de comunicación para, por ejemplo, realizar presentaciones efectivas y saber dirigirse a cada público objetivo.
Ambas casas de estudio ponen énfasis en la formación ética, la preparación para la titulación CFA (Chartered Financial Analyst) en nivel 1, la capacitación en laboratorios de Bloomberg y la posibilidad de estudiar en el extranjero.
Los que están en la cancha
“Para mí, una de las claves en mi avance profesional ha sido mantener siempre curiosidad y ganas de aprender. Uno no solo aprende en la época de estudiante”, reconoce Luis Oganes, responsable de Análisis de Divisas, Materias Primas y Mercados Emergentes para J.P. Morgan, y formado en la Universidad de Lima y la New York University.
Oganes se basa principalmente en la lectura diaria, análisis de cifras y la interacción con colegas y clientes para seguir actualizándose.
El actual CEO de Scotiabank Chile, Francisco Sardón, empezó su profesión como banquero en el Standard Chartered Bank, que le permitió viajar mucho y lidiar con gente muy diferente a él.
Antes de llegar a la gerencia general de Scotiabank Chile, Sardón estuvo cuatro años en banca retail. “Puedo concluir que sin saber banca retail no se puede ser gerente general de un banco universal. La banca es un negocio de administración de personas y el 90% de la gente de un banco están en retail. Además, el éxito de un banco universal está en cómo son sus procesos de productos y servicios, y estos se dan al 80% en la banca retail”, explica Sardón.
Uno de los programas de mentoring de Citi promueve que las personas más jóvenes le cuente a los mayores cómo ven el mundo, cómo usan la tecnología y las redes sociales. Eso fomenta un intercambio de ideas de doble vía.