Los conflictos sociales están afectando a proyectos que ya están en marcha y esto se ha reflejado en un crecimiento menor al previsto en el consumo de energía eléctrica en el Perú en los primeros meses del año, señaló Cesar Butrón, presidente de directorio del Comité de Operaciones del Sistema Interconectado Nacional (COES).
Explicó que, debido a las paralizaciones en la mina Cuajone de Southern Perú y Las Bambas, se tuvo un crecimiento de la demanda de energía de 2.8% entre el 1 de enero y 27 de abril con respecto al mismo periodo del 2021. Ello cuando inicialmente se esperaba un avance de 3.5%.
Cabe resaltar que, luego de más de 53 días de desabastecimiento de agua en el campamento de la mina Cuajone (Moquegua) debido a las protestas de comuneros, la compañía Southern Perú informó que retomó sus operaciones. Por otro lado, Las Bambas paralizó sus actividades desde el 20 de abril también por invasiones a su propiedad, en este caso de habitantes de la comunidad de Fuerambamba.
“El crecimiento acumulado de 2.8% refleja el efecto de Cuajone y de Las Bambas. Asimismo, también se tiene en cuenta la desaceleración general de la economía, aunque esta no se puede medir puntualmente”, apuntó Butrón.
Mencionó que la última proyección de crecimiento de la demanda de energía para el 2022 es de 7.4%, pero que esta no se cumpliría debido a lo sucedido en cuanto a los conflictos sociales mineros.
Asimismo, señaló que las proyecciones también tendrían sesgo a la baja debido a que se contaba inicialmente con una producción plena de la Refinería de Talara de Petroperú, la cual, sin embargo, sería gradual.
“Este último estimado (de 7.4%) no se va a cumplir, por lo que en junio haremos una corrección para tener una proyección más precisa. Las Bambas ya lleva alrededor de dos semanas parada y por lo pronto ha reducido su consumo en tiempo real de 120 megavatios (MW) a 10 MW, pues su maquinaria está paralizada, y solo se está usando energía para operaciones básicas. Vemos también que lo que han inaugurado en Talara son solamente pruebas, por tanto, el consumo no será el previsto”, indicó.
Butrón manifestó que el crecimiento por el canal de demanda vegetativa también se vería afectado debido a factores como la inflación.
“El consumo vegetativo es una suma de pequeños consumos que están relacionados a la parte doméstica o el funcionamiento de, por ejemplo, bodegas o panaderías, que refleja en parte cómo va la economía. Si la inflación hace que finalmente se produzca menos, entonces podría haber un consumo de energía menor”, afirmó.
Perspectiva
Para el 2023, según el presidente de directorio del COES, el crecimiento de la demanda de energía tendría una desaceleración y se ubicaría en 4.5%, esto debido a la falta nuevos proyectos.
“Este estimado solo se afectaría si hay una crisis económica fuerte, pues ya se considera que no hay ningún nuevo proyecto importante de consumo”, afirmó.
En corto
Sobre el aumento en el precio de combustibles debido a la guerra entre Rusia y Ucrania, este no afectaría la producción eléctrica, pues en el Perú el “grueso” de la producción es hidroeléctrica y con uso de gas natural (el cual está desacoplado de los precios internacionales de gas), según Butrón.