Incluso antes de la pandemia del COVID-19, para las micro y pequeños empresas (mype) era complicado acceder a financiamiento bancario y ahora en una coyuntura post pandemia, la situación no ha cambiado.
Así lo indica Gloria Acosta, CEO y Fundadora de Saway, empresa consultora y de auditoría que impulsa la inclusión financiera, al indicar que esta dificultad responde -entre otros puntos- a la alta informalidad en el país y en el que los microemprendedores trabajan.
Según dijo, el dinamismo económico de las microempresarios se basa en periodos cíclicos de campaña como el Día de la Madre (mayo), Día del Padre (junio), Fiestas Patrias (julio) y Navidad (diciembre); sumado a los eventos deportivos que pueden realizarse, como el Mundial Qatar 2022, en el que Perú desclasificó.
“Una de las barreras que hemos encontrado es cómo estas microfinancieras pueden mejorar su ratio frente a las clasificadoras de riesgo, porque lo que ellas tienen que demostrar es que pueden evitar un sobreendeudamiento, hay temores, hay ciertos rechazos”, apuntó.
Indicó que la productividad de la microempresas es baja y ello ha perjudicado en gran medida a las mujeres en la etapa post pandemia, debido a que han tenido que dedicarse a las actividades domésticas, de manera que no han podido potenciar sus emprendimientos.
En esa línea, Saway dio a conocer cinco barreras de financiamiento bancario que enfrentan los microempresarios:
1. Evaluación física del negocio
Las instituciones de microfinanzas (IMF) siguen trabajando como pre pandemia, a través de un scoring básico, debido a que evalúan la capacidad de las personas mediante criterios como créditos anteriores, gestión de moras o el uso adecuado de tarjeta de créditos. Este proceso encarece el crédito, indica.
Explica que estas instituciones realizan un sistema de levantamiento físico, es decir, van al lugar del negocio para ver qué activos posee, cual es la rotación de la mercadería de ese negocio y en general su flujo de trabajo, incluso se pregunta a los vecinos y familiares la situación socioeconómica.
“Esto es importante para saber si es buen o mal pagador, pero a través de este sistema tedioso de uno a uno, se encarece el crédito pues implica traslado físico de los analistas de crédito e imposibilitan la inmediatez en la respuesta para atención a los clientes”, sostuvo.
2. La informalidad y la información
En el Perú la informalidad es elevada, por lo que los negocios no reportan ni para sí mismos ni mucho menos ante la Sunat el detalle de sus ingresos y egresos.
Por ello no se cuenta con información suficiente validada por Balances ni Estados de Resultados anuales, para verificar si es verosímil o no de la información declarada. Por esta razón se requiere el levantamiento físico prácticamente por cada crédito por parte del analista de la IMF.
“Los clientes microempresarios, principalmente comercio menor, son “campañeros” es decir, responden a criterio cíclico de compras de sus clientes finales”, sostuvo.
3. Más fuerza de trabajo, no capital
No se explota el capital de trabajo, sino, muchas veces la fuerza de trabajo, por lo que se debe trabajar de 10 a 12 horas diarias 6 o 7 días a la semana, con una productividad muy baja.
“Solo se piensa en lo que sí mismo se puede producir, no hay división entre el flujo de ingreso del negocio y de la persona natural. Es decir, el microempresario no se asigna un sueldo, saca dinero de caja chica para cubrir sus gastos fijos, lo cual genera desorden dentro de su propio flujo económico”, dijo.
4. Sin control en ganancias o pérdidas
Los microempresarios no llevan un control o un sistema de ganancias y pérdidas, por lo que hay temores frente a la Sunat, quien ha declarado que las microempresas unipersonales tienden a pagar más a su contador que al ente recaudador. Incluso que más del 50% de empresas mype no declaran ni un solo trabajador.
Señala que el cliente minorista usualmente no transparenta sus flujos de ingresos y egresos frente a Sunat, puesto que lo manejan de manera personal.
“Existe un temor, principalmente por desinformación y la imposibilidad de gestión en sostenibilidad para su negocio”, sostiene.
5. Apoyos del Gobierno son insuficientes
Otra dificultad que enfrentan los microempresarios es el insuficiente apoyo del Gobierno en cuanto a la entrega de crédito durante la emergencia sanitaria.
Las empresas se vieron afectadas por sus ventas por lo que no podían mantener sus créditos de forma regular, sea por capital de trabajo o por campañas, de tal manera que resultaba necesario un soporte estatal; tal como Reactiva o mype.
“Sin embargo, no se ha logrado fortalecer con estos créditos “puente” con tasas subsidiadas y garantías estatales a las mypes, las cuales mantienen una falta de recursos para sus emprendimientos. El crédito puente consiste en facilitar un monto de dinero durante un espacio temporal en el que la empresa que no podía pagar”, apuntó.