El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó a comienzos de junio un informe analizando seis esquemas de monedas digitales implementados en Asia en los últimos años. El objetivo del estudio era determinar qué características podrían servir para adopción de una moneda digital de banco central (CBDC, por sus siglas en inglés).
A su vez, el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) completó su etapa de investigación para su propia CBDC en marzo. Actualmente, están desarrollando fases de prueba, que incluirá prototipos de la moneda digital.
La investigación del BCR señala las oportunidades y debilidades del sistema financiero peruano para el uso de la CBDC. Pero, ¿qué podría tomar el Banco Central de Reserva de Perú de los modelos asiáticos estudiados por el FMI? Gestión lo analiza junto a dos especialistas en finanzas digitales.
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Necesidad
El FMI incluye en su ‘paper’ los casos de Alipay, WeChat, Paytm, GoPay, GrabPay y ShopeePay. Estas monedas digitales operan en China, India, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia.
El organismo destaca, de todas ellas, lecciones sobre la confianza, eficiencia, conveniencia y seguridad total de sus transacciones.
Para Eddy Morris, director de las Maestrías en Dirección de Tecnologías de la Información de ESAN, si bien no existe un modelo estándar para la implementación de la CBDC, la que emita el BCR debería garantizar, sobre todo, su universalidad.
“Todos los modelos cumplen con ciertos accesos, como ser de acceso público y su principal objetivo es el pago de transferencias de todo tipo entre personas, negocios, bancos centrales, a través de este dinero digital reemplazando poco a poco los billetes y monedas físicas”, sostiene el docente.
Los esquemas asiáticos estudiados por el FMI han creado, a partir de su aceptación, nuevos usos del dinero, como coleccionar créditos de juegos de celular. En ese sentido, para el profesor investigador de Centrum PUCP Álvaro Morales, la CBDC del BCR podría seguir un mismo camino, aunque con un enfoque más social.
“Puede ayudar a que el Estado llegue a más personas. En pandemia, por ejemplo, otorgaron bonos, pero la gente tenía miedo a salir por ellos. Si hubiese existido en ese instante, el BCR podría haber depositado CBDC en sus cuentas. Podría, incluso, haberse restringido su uso para adquirir ciertos bienes como alcohol o tabaco y apostar”, sostiene.
De igual forma, Morris considera que la CBDC puede fomentar la inclusión financiera. “Se usará para evaluar sujetos de crédito. También será más fácil conocer si un cliente está al día o no en sus pagos porque los datos estarán interconectados”, asegura el profesor de ESAN.
A diferencia de los casos asiáticos estudiados por el FMI –que son monedas digitales aceptadas, pero no CBDC– Morales considera que el BCR debería aprovechar su aprobación, como entidad, para garantizar confianza en la moneda.
“Es una de las instituciones con mayor respaldo. Que cuente con una CBDC significaría que tendrán control sobre ella, a través de la política monetaria, a diferencia de las criptomonedas que son muy volátiles porque ninguna entidad pública las maneja”, explica.
En la misma línea, Morris cree que los bancos centrales como el BCR no puede demorarse más en sumarse a las divisas digitales. “Intervendrían un espacio donde ya están las criptomonedas y donde nadie maneja soles. Van a competir por los movimientos y transacciones. Si comienzan tarde, nadie sabe qué pasará con los mismos bancos centrales”, considera.
La gran traba
Todas las monedas digitales estudiadas por el FMI reúnen una característica común: son líderes en pagos digitales en cada uno de sus países. Alipay y WeChat, por ejemplo, tuvieron juntos más del 90% del mercado chino en 2020, de acuerdo al organismo. Fue ese año, según el BCR, donde los pagos digitales peruanos empezaron a dispararse. Al 2022, crecieron 68%.
Sin embargo, a diferencia de los modelos asiáticos, el Perú no cuenta con una conectividad de Internet generalizada. El mismo BCR en su investigación recuerda que la mayoría de población peruana no bancarizada vive en espacios rurales (76.6%) y el 27.6% vive en Lima Metropolitana.
“La conectividad es el gran obstáculo para estas propuestas. La innovación tecnológica, además, está muy centralizada en Lima. Para evaluar su acogida, el BCR debería implementar pruebas en la capital para medir la satisfacción del usuario para elaborar un plan a largo plazo de una CBDC que pueda funcionar en zonas con bajo o nulo Internet”, considera al respecto Morris de ESAN.
Sobre este rasgo que podría afectar la adopción de la CBDC peruana, Morales recuerda que el crecimiento en pagos digitales por la pandemia fue circunstancial. “Nosotros tuvimos urgencia de adaptarnos a ello por el coronavirus. En los países que analiza el artículo la inclusión financiera ha sido desarrollada desde antes. Primero crearon una red de confianza sobre las billeteras digitales y apps”, compara.
El ‘target’ de la CBDC peruana sería, de acuerdo al mismo BCR en su investigación, el 50% de la población adulta que no está bancarizada. Por ello, Morris recomienda que el BCR priorice que su moneda digital cubra las transacciones más recurrentes de parte de las personas que ya desconfían del sistema financiero hoy por su edad o condición social.
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Marco legal
En su estudio sobre las monedas digitales asiáticas el FMI también resalta que su crecimiento vino acompañado de una fuerte regulación que promovió su uso. Ambos especialistas consultados por Gestión coinciden que ello también sería necesario en Perú, con dos focos principales.
El primero es la seguridad. “Así como avanza la tecnología, los hackers también. Si queremos implementar estos mecanismos debemos tener una ciberseguridad potente que vaya más allá de cambiar contraseñas regularmente porque nuestros datos fluirán en todas las transacciones. El blockchain [usado en criptomonedas] sería una solución”, considera Morris.
El otro ámbito que debería asegurar la regulación es que su implementación sea progresiva y que no desaparezca – al menos no de arranque– el uso del dinero físico.
“Trasladar todo a digital podría generar miedo. El CBDC no debe buscar competir con las monedas físicas, sino complementarlo. En Nigeria, por ejemplo, buscaron limitar la capacidad de efectivo de las personas. Ahora arrastran problemas inflacionarios”, afirma Morales.
Ambos expertos también resaltan la necesidad de que la regulación específica de la CBDC peruana venga acompañada de una promoción agresiva de la conectividad a Internet. Caso contrario, su expansión podría frenarse.
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