El mercado laboral peruano es altamente informal y lo poco de formal que tiene no sigue un estándar que garantice, a sus trabajadores activos, condiciones mínimas para ejercer sus labores. Y al parecer, a nivel de América Latina y el Caribe, la “calidad” de estos empleos en Perú es la más baja, de acuerdo con un reciente informe del Banco Mundial (BM).
En el documento “Tendencias recientes de pobreza y desigualdad América Latina y el Caribe”, publicado a mediados de octubre, el BM introdujo un par de indicadores que analizan la calidad del empleo y el déficit de ingresos promedio para alcanzar un “umbral de prosperidad”. En ambas mediciones, Perú resaltó por estar mal ubicado en la tabla.
Gestión analizó estos resultados con especialistas para entender cuáles son las carencias del mercado laboral nacional que nos colocan en la cola de la región.
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Baja calidad
El BM presentó el Índice de Calidad del Empleo (ICE) en su informe, que mide la calidad del empleo bajo cuatro aristas: beneficios, ingresos, satisfacción y seguridad.
En el ámbito de beneficios, se evaluó la disponibilidad de seguro de salud o beneficios de jubilación. Los ingresos consideró si los salarios superan el umbral mínimo de bienestar, que para el BM implica ganar US$ 6.85 por día.
Por su parte, la satisfacción se basó en la comodidad del trabajador en su empleo, asumiendo una menor satisfacción para aquellos que tienen múltiples trabajos. Finalmente, con seguridad, el BM analizó la estabilidad del empleo, considerando los contratos y la duración del vínculo laboral.
El ICE agrupa todas estas dimensiones bajo un valor. Mientras más alto sea el número, explicó el BM en su informe, se considera que el país tiene puestos de trabajo de mejor calidad. Según los resultados, las naciones con mejores ICE fueron Chile (0.85), Costa Rica (0.84) y Brasil (0.76). El BM destacó de estos países que su principal fortaleza está en la categoría beneficios.
Uruguay también registró un ICE alto (0.75). Perú, al contrario, es destacado por el BM por tener el indicador más bajo (0.55). Otras naciones como México (0.61) y Bolivia (0.60) tuvieron mejores resultados. Así, el BM indicó que Perú es uno de los países donde la calidad de los empleos empeoró o se estancó desde 2016, junto a Argentina, Bolivia, Ecuador, Panamá y Uruguay.
Sobre estos resultados, César Puntriano, socio del Estudio Muñiz, consideró que la calificación del BM sobre Perú respondió, principalmente, a la poca seguridad en la duración del vínculo laboral.
“En el mismo sector formal, tenemos una alta tasa de contratación temporal. En algunos sectores, como construcción o el agro, podría justificarse, pero existe un temor fundado, de parte de los empleadores, a la estabilidad laboral absoluta”, apuntó en diálogo con Gestión.
El abogado recordó que, en el 2001, el Tribunal Constitucional estableció la estabilidad laboral absoluta como un criterio a tomar en cuenta para las contrataciones. Según su análisis, contrario a lo que buscaba, generó que las empresas opten por los vínculos temporales para evadir también los altos costos de despido, con las indemnizaciones.
Esta brecha es aún más notoria si se desagrega el indicador por género. Según el BM, a nivel mundial, las mujeres enfrentan condiciones laborales peores que las de sus pares hombres. El Perú (0.11) destacó, otra vez, por ser la nación donde los retos para las mujeres son más grandes. En otros países como Colombia (0.06), Ecuador (0.07) y Bolivia (0.08) la brecha es menor.
Al respecto, Paola Herrera, economista del Instituto Peruano de Economía (IPE), indicó que la calidad del empleo en Perú ya estaba en una senda de deterioro, incluso, desde antes de la pandemia.
“Es bastante importante resaltarlo. El crecimiento económico empezó a estancarse por la carencia de tasas más altas como las que teníamos por el 2008. Eso afecta el empleo adecuado y el aumento de ingresos. Tenemos un mercado laboral bastante frágil, que hasta ahora no se recupera”, sostuvo.
Respecto a las diferencias por género, Herrera recalcó que existen factores ajenos al ámbito laboral que explican esa brecha. “Sistemáticamente, estamos peor. Si se comparan, incluso, empleos similares, un trabajador hombre promedio sigue teniendo más ingresos que una mujer. Eso va más allá de factores como la experiencia laboral. Allí hay un tema claro de discriminación que ocurre aún en países como Perú”, lamentó.
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Ingresos insuficientes
Otro indicador que presentó el BM en su informe es la Brecha de Prosperidad (BP). Este cuantifica el déficit de ingresos promedio respecto a un “umbral de prosperidad” de US$ 25 por día. Según la entidad, esa cifra es, aproximadamente, igual al ingreso promedio cuando los países alcanzan el estatus de ingreso alto. Así, la BP representó el multiplicador promedio necesario para que los ingresos de cada persona en un país o región alcancen dicho estándar.
Los resultados del BP resaltaron que Uruguay y Chile lideran la región con las brechas más cortas (1.6 y 1.7 respectivamente). Entre los 14 países analizados, ambos son las naciones donde la BP está más cerca a 1.0, el nivel que el BM considera implicaría que no se requieren ingresos adicionales para alcanzar el umbral de prosperidad.
¿Dónde está Perú en esta medición? En el otro extremo. Según el BM, Perú figura entre los países con los BP más elevados (3.6), ubicándose como el quinto lugar.
Tanto para Herrera como Puntriano, la posición de Perú en el BP no puede entenderse sin considerar la alta informalidad de su mercado laboral. “Se relaciona directamente. Si hacemos un vínculo entre el nivel de riqueza en América Latina y la informalidad, resulta que Perú tiene 12 puntos porcentuales más de lo que le correspondería por su nivel de ingresos”, aseguró Herrera.
Por su parte, Puntriano anotó que las condiciones en las que los empleados informales deben trabajar son precarias en diversos aspectos. “No tienen acceso a un sueldo mínimo, estabilidad y no están registrados en ningún sistema de seguridad social, ni mucho menos planilla electrónica”, recalcó.
La economista recordó también que, en el 2017, en la Encuesta Nacional de Empresas (ENE), el Ministerio de la Producción (Produce) consultó a las mypes cuáles eran las principales limitantes para crecer. El resultado fue la competencia con las empresas informales. Esa fue, hasta la fecha, la última vez que la cartera consultó ello en el ENE.
“De allí se desprende la existencia de tantas mypes, que son casi en su totalidad informales. No tienen incentivos para crecer, ser medianas o grandes empresas, mejorar su productividad y ofrecer mejores trabajos”, señaló Herrera.
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Licenciado en Periodismo por la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde escribió en el portal Somos Periodismo y la revista Impresión. Parte del equipo fundador del medio digital Sudaca. Especializado en áreas como inversión pública, construcción, saneamiento y economías ilegales.
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