A espera de conocer los reales alcances del fenómeno de El Niño global, entidades como el Senamhi anticipan fuertes lluvias en los próximos meses y altas temperaturas que no bajarían hasta después del verano 2024. Frente a ello el Gobierno ha empezado a distribuir presupuesto para atender la emergencia. Un movimiento que no convence al empresariado nacional.
Así lo remarca la última edición del Barómetro de CEO, estudio que Gestión elabora junto a Ipsos mes a mes. La sensación de los gerentes generales encuestados es que el gobierno Nacional y los gobiernos locales y regionales no podrán frenar los embates del Niño.
Por ello, en agricultura, construcción y turismo ya han empezado a tomar medidas por su cuenta para evitar un golpe mayor en sus negocios. Este diario conversó con empresarios de cada uno de esos sectores para conocer más detalles de sus planes preventivos.
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Precavidos
El 42% de los encuestados del Barómetro señaló que la principal acción que están tomando para prepararse ante el Niño es desarrollar un plan de contingencia. El 32% indicó que están reforzando su infraestructura.
Otras medidas adoptadas son la capacitación de personal en manejo de emergencias, implementar protocolos de seguridad e incrementar inventario en regiones.
En el agro se prevé que las lluvias inunden hectáreas enteras y afecte los tiempos de cosecha. En Agrícola Chapi, anticipan afectaciones en el Fundo Don Ernesto, ubicado en Ica, según señalaron a Gestión.
“Las defensas giran en torno al drenaje. Hemos construido canales recolectores de agua en base a los huaicos previos. Los estamos mejorando con la instalación de plantas para tener una mayor fortaleza de defensa”, dice, por ejemplo, Augusto Baertl, presidente del directorio de la empresa agroexportadora.
Turismo, otro sector bastante sensible ante el Niño por el cierre de vías de transporte, está enfocado en fortalecer su infraestructura. “El telón de contingencia tiene etapas. Se pueden ampliar canaletas y reforzar muros. Incluso hay que podar árboles cercanos para que no se caigan”, comenta Juan Stoessel, CEO de Casa Andina a este diario.
Otras acciones emprendidas en su sector, agrega Stoessel, giran en torno al abastecimiento. “Cuando se cortan carreteras no llegan algunas cosas, entonces los restaurantes cuentan con cartas reducidas para manejar el stock. Ya somos expertos, simplemente es actualizar. Mucho más no se puede hacer”, sostiene.
En sectores como construcción el impacto del Niño podría ser catastrófico. “Sin duda estaremos muy golpeados porque la mayoría son informales y no se preparan. Las fábricas de ladrillos no suelen ser techadas. Trabajan a la intemperie. Usamos grandes extensiones de terreno para secar los ladrillos al natural. No habrá producción ladrillera el tiempo que dure el Niño, como ya pasó con el Yaku”, afirma Enrique Pajuelo, presidente ejecutivo de Ladrillos Fortes.
Su empresa, que tiene tres de sus cuatro fábricas en el norte también está ejecutando acciones para disminuir afectaciones. “Estamos protegiendo la zona de trabajo con canaletas y túneles de desague para que el agua fluya y no interfiera. También estamos tomando medidas sanitarias para prevenir enfermedades con fumigaciones y evitar que el agua se estanque”, revela Pajuelo.
En Yura también están implementando soluciones parecidas. Dentro de su plan de contingencia están analizando los impactos que puede generar el Niño en puntos de la cadena productiva como distribución y abastecimiento, de acuerdo a Luis Diaz, vicepresidente de la división de cementos, concretos y cal de Grupo Gloria.
“Estamos adelantando producción y despacho a clientes y mapeando con anticipación posibles zonas de bloqueo por inundaciones para definir vías alternas y planificar aumento de inventario para garantizar abastecimiento”, agrega el ejecutivo a Gestión.
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Plata no es suficiente
El Barómetro también resalta la poca fe que tiene el privado sobre la capacidad gubernamental para enfrentar al Niño. El 72% respondió que gobierno central está poco preparado. En el caso de los gobiernos regionales y locales, el 57% y 62% considera que están nada preparados.
Al respecto, Baertl de Agrícola Chapi destaca la ausencia de un plan conjunto entre el privado y público. “Niños previos como el de 1983 fueron desastrosos para la economía. En cambio la de 1997 afectó menos. Hubo un equipo de alta dirección para atender la crisis entre el privado, fuerza armada y Ejecutivo. Hasta ahora no escucho una convocatoria parecida. Destinar dinero no ayuda, hace falta gestión”, cuestiona.
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Para ello, desde el Grupo Gloria consideran necesario que el gobierno no busque hacer todo solo. “Estos fenómenos son cíclicos. Necesitamos planes nacionales de prevención que trasciendan gobiernos. Asimismo es importante impulsar obras de protección y prevención en asociación público-privada para tener maquinaria, tiendas de campaña, medicinas e insumos para atender la emergencia”, propone Díaz.
Stoessel, de Casa Andina, considera que una mala respuesta gubernamental sería inaudita porque a diferencia de embates previos del Niño, ahora sí hay con qué contestar. “Hoy no faltan recursos. En el Niño de 1983 no los teníamos. En los siguientes sí, pero hemos visto obras paralizadas. Nuestros servicios son catastróficos porque no sabemos rodearnos de gente capacitada”, considera.
En una postura más alentadora, Pajuelo de Ladrillos Fortes cree que la administración Boluarte tiene una ventaja temporal. “Está más liberado de la turbulencia política a diferencia de inicios de año. Eso le da oxígeno para hacer algo diferencial”, espera.