Los gerentes generales de las empresas más importantes del país no descartan invertir, pero parecen no proyectarse más allá del corto plazo, ante la posibilidad de una reactivación de la convulsión social contra el gobierno de Dina Boluarte.
Esa es una de conclusiones de la nueva edición del Barómetro de CEO, estudio que Gestión elabora junto a Ipsos mes a mes. La investigación también resalta la incertidumbre a la que los ejecutivos están expuestos hoy, lo que complica su disposición para aumentar su planilla o confiar en la recuperación económica.
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Expectantes
Los resultados del Barómetro de CEO revelan que las empresas privadas peruanas planifican sus operaciones todavía en la incertidumbre. Frente a la pregunta respecto a la relevancia del riesgo político en la toma de decisiones sobre inversiones, el 94% lo considera “importante” o “muy importante”.
En otras palabras: desean invertir, pero no lo pueden hacer sin considerar la posibilidad de un eventual retorno de una convulsión social, como la de comienzos del 2023, frene sus proyectos.
Así son las condiciones, por ejemplo, en Aeropuertos Andinos del Perú (AAP), que administra, entre otros, al aeropuerto de Juliaca, cuyo cerco perimétrico fue atacado durante las protestas de comienzos de año.
“Lo tuvimos cerrado alrededor de 110 días. El impacto no solo es en corto plazo, también tiene un impacto en el flujo de caja de largo plazo. Probablemente nos tome el resto del año recuperarlo. Al día de hoy no podemos confirmar que los pasajeros tienen confianza para viajar”, lamenta Raúl Díaz, gerente general de la empresa, en diálogo con Gestión.
AAP tiene un plan maestro de inversiones para sus concesiones. Entre ellos está contar con una nueva pista de aterrizaje en Juliaca, que costará US$ 120 millones, en los próximos 2 y 3 años. El problema es que los inversionistas están dudando del plazo para el proyecto.
“Hemos tenido cinco postores muy interesados. Sin ponerse de acuerdo, han venido a preguntar qué pasa si entra su maquinaría y la queman o si cierran el aeropuerto tres meses más y perjudica el proceso constructivo, quieren saber quién se hará cargo de los gastos adicionales”, dice Díaz, que asegura que los bancos financistas también consultan lo mismo.
En sectores como el avícola, simplemente prefieren no pensar en expandir su operación, ante la duda de lo que pueda pasar en el resto del año. “El Gobierno de Boluarte no me parece malo, pero si uno ve inversiones a 10 años puede ser que uno se las cuestione. La coyuntura no es la mejor. Venimos de dos años malos. Estamos más enfocados en recuperar números sólidos antes de pensar en invertir”, asegura Pedro José de Zavala, gerente general de La Calera.
Para José Carlos Requena, analista político, los ejecutivos contienen sus inversiones porque vivimos un estado de estabilidad aparente que podría cortarse en cualquier segundo.
“Es un Gobierno débil, muy impopular y con una gran tasa de la población, que ya no lo manifiesta abiertamente, que desea un adelanto de elecciones. La pregunta sigue siendo hasta cuándo durara el Gobierno. Eso, sin duda, contiene. Si esta pregunta se hacía hace dos o tres meses habría otra expectativa, pero lo cierto es que la incertidumbre se mantiene”, explica a este diario sobre el Barómetro.
Para el analista, la responsabilidad de las preocupaciones que genera la política a los CEO no es exclusiva del Ejecutivo. “El Congreso reiteradamente empuja la razonabilidad de la política pública. Se han aprobado muchas leyes que carecen de sustento técnico por todos lados. Es un frente menos sencillo de controlar porque hay un impacto tácito permanente”, sostiene.
Contratar en duda
El freno del privado en inversiones también se nota en el ingreso de nuevos trabajadores a las organizaciones peruanas, de acuerdo al Barómetro. El 67% de los encuestados respondieron que mantendrán o reducirán su personal este año.
En el caso de Netafim, de la agroindustria, ampliaron su fábrica a principios de año, alcanzando los 200 empleados, pero no planean continuar con ello este 2023. “Se incrementó la capacidad porque exportamos a la región, no solo al Perú. Incrementamos 50% la capacidad productiva. Ampliamos personal, pero ya no”, asegura su CEO, Jorge Ramírez, a este diario.
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En La Calera, mantendrán la cantidad de trabajadores. “En nuestro caso, la contratación llegaría con nuevas inversiones, como crecer el tamaño de la granja, pero no sentimos que estén las condiciones dadas para hacerlo. Son momentos donde hacer apuestas podría ser muy caro para la compañía. Los intereses tampoco ayudan para nada para hacer una apuesta de ese tipo”, explica de Zavala, su CEO.
AAP forma parte del 33% de los encuestados del Barómetro que sí aumentará su personal. Para fin de año proyectan contar con 300 colaboradores. Sin embargo, su caso responde al rebote post pandemia.
“La razón es que nuestras operaciones han aumentado respecto a años anteriores, por eso contratamos. En pandemia estuvimos cerrados 6 meses. En 2021 nos recuperamos parcialmente y en 2022 de la misma manera”, afirma el CEO de la firma, Raúl Díaz.
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