El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) elevó el tope a las tasas de interés que las entidades prestamistas, como bancos y cajas municipales, pueden cobrar en los créditos, una medida que, aunque parezca paradójico, podría facilitar el acceso al financiamiento formal a más personas.
La autoridad monetaria subió de 96.3% a 101.86% la tasa máxima que las entidades financieras pueden asignar en los créditos. El ajuste se aplicará a los préstamos de consumo y a micro y pequeñas empresas (mypes) en soles.
La denominada Ley de la Usura, aprobada por el Congreso y vigente desde mayo del 2021, dispuso que el BCRP fijara topes a las tasas de interés de los créditos del sistema financiero, como una medida de alivio para los solicitantes de préstamos en el contexto crítico de la pandemia. El instituto emisor estableció dicho límite en 83.4%.
Sin embargo, el efecto fue radicalmente opuesto al que perseguían los legisladores, pues dejó sin acceso al crédito formal a unas 220,000 personas, solo en el 2021, según el BCR.
Al mismo tiempo, los excluidos fueron impelidos a buscar otras opciones más onerosas y peligrosas, como los préstamos informales, e incluso al esquema “gota a gota”, una modalidad delincuencial que extorsiona a los deudores que, atraídos por el fácil acceso, toman esos préstamos fuera de la regulación.
Según IPE, unas 600,000 personas tienen el crédito “gota a gota”. De estas, la mitad salieron del sistema financiero a consecuencia de la ley de topes, estima la Asociación de Bancos (Asbanc).
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¿Por qué los topes a las tasas de interés de los bancos excluyen a las personas?
Los topes a tasas marginan del sistema financiero formal a las personas con riesgo mayor. Por ejemplo, los bancos podrían compensar los costos de los préstamos si se les permitiera cobrar una tasa de interés de 110% a ese tipo de clientes (tasa que varía de acuerdo con el riesgo de impago que les corresponde a estos). Pero si el tope (ahora en 101.86%) le impide asignar esa tasa de interés, la entidad financiera no concederá el crédito.
“La Ley de la Usura es una mala ley. Nunca debió aprobarse”, afirma, tajante, la superintendente de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), Socorro Heysen.
“Si ponemos topes a las tasas de interés y a una serie de comisiones, y empujamos fuera del sistema financiero a un porcentaje de la población, que ya no tiene acceso al crédito, no tienen otro remedio que ir a los prestamistas informales, algunos de los cuales son delincuentes. No hay ningún tipo de protección al consumidor en ese tipo de créditos, en ese mundo informal”, sostiene.
“En un afán de proteger al consumidor, lo desprotegemos”, añade.
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¿Quiénes se beneficiarían de que ahora los bancos puedan cobrar tasas de más de 100% en créditos?
Walter Leyva, docente de Esan, refiere que la tasa máxima de los créditos se ha reajustado por la tendencia alcista de las tasas de los préstamos en el sistema financiero, a raíz de del mayor riesgo de los deudores y la política monetaria contractiva.
Aunque suene contradictorio, el permitir a bancos y cajas cobrar tasas de interés más altas, posibilitará que sectores de más riesgo accedan a créditos del sistema financiero, sostiene.
Los beneficiados con una mayor posibilidad de acceso el crédito formal serán personas de zonas rurales, de los sectores agrario, artesanal, transporte, y de áreas urbanas que lindan con la informalidad, así como jóvenes trabajadores que carecen de historial crediticio, afirma Leyva.
“Es probable que los alcance a los jóvenes. El sistema financiero busca estabilidad. Se pide seis meses de ingreso a través de sueldo o estabilidad laboral. Esto permitiría que segmentos nuevos también puedan acceder a productos crediticios para capital de trabajo en emprendimientos, para consumo de nuevas familias”, resalta.
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