Este 25 de mayo vence el plazo de permanencia del gas licuado de petróleo (GLP) de uso doméstico dentro del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles (FEPC) y, de no renovarse, las envasadoras creen que puede subir el precio del gas envasado a consumidores.
Según indicara días atrás la Sociedad Peruana de Gas Licuado, el precio se elevaría de manera inmediata tras la salida del GLP del fondo en aproximadamente 10%.
Ante la preocupación de ese tipo de empresas, el titular del Ministerio de Energía y Minas, Oscar Vera, indicó que se analizaría si el GLP envasado, al ser un producto de primera necesidad, se mantendría en forma indefinida en el FEPC, mientras su precio (internacional) siga elevado.
MEF ofreció evaluar continuidad del GLP en el fondo
En la misma línea se pronunció el ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, quien indicó que el Gobierno evalúa la permanencia del citado carburante dentro del fondo con el fin de que no se afecte el precio del GLP, insumo del balón de gas.
No obstante, el titular del MEF observó que, como no son claros los motivos de un posible aumento de precios, y no hay evidencia específica en ese sentido, el tomar una decisión al respecto implica que discuta ese asunto con el Ministerio de Energía y Minas.
“Hay una coordinación con el ministro de Energía y Minas para ver si el GLP envasado se mantiene en el Fondo de Estabilización de Precio de Combustible”, recalcó en su momento.
Precios diferenciados del mismo producto
Hay dos precios de ese tipo de gas: uno, el envasado (GLP-e) que, a nivel mayorista de Petroperú, tiene un precio de S/2.52 el kilo; en tanto que el del producto a granel (GLP-g) de uso vehicular e industrial es de S/2.71 el kilo.
Es decir que, a escala mayorista, el balón de gas de 10 kilos tiene un precio de S/25.2, mientras que a nivel minorista, un rango amplio que va hoy desde S/30 hasta los S/65 en Lima metropolitana, según Osinergmin.
¿Qué impacto tendría en usuarios retirar al GLP del FEPC?
En esa línea, Gestión consultó con expertos ex funcionarios del Minem para conocer el posible impacto en los consumidores de producirse la salida del GLP-e del FEPC.
El ex director general de hidrocarburos de ese ministerio, Erick García Portugal, indicó que, de ya no estar protegido por ese fondo, se podría esperar un incremento en el precio de ese gas no mayor al 5%.
Pero, además, reconoció que el fondo no tiene un beneficio directo a los consumidores, pues se aplica sólo al precio de venta mayorista, y al haber varios eslabones en la cadena de comercialización de ese hidrocarburo, al final tiene un efecto favorable menor en los usuarios.
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Peor aún, indicó que en muchos gobiernos no se ha cumplido el principio que rige el fondo, que es el de cobrar a las refinerías y a los usuarios cuando el precio del combustible está por debajo del límite inferior del FEPC, de forma que se genere una devolución al Estado.
La función más conocida de ese mecanismo es evitar mayores alzas de precios en el mercado local, cuando hay disparadas de los mismos en el mercado externo.
¿Cuánto mueve el FEPC?
El experto estimó que, actualmente, hay aún una deuda que el fondo tiene con las refinerías e importadores de combustibles por compensar el precio de los derivados, de cerca de S/900 millones.
En tal sentido, el experto advirtió que el FEPC (vigente desde el 2004) se ha convertido al final en una suerte de subsidio, pues si bien el Estado aportó vía el fondo S/15,000 millones (para contener alzas de precios), sólo ha recuperado cerca de S/3,000 millones.
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A su turno, el ex director general de hidrocarburos Gustavo Navarro, afirmó que en estos días toca más bien que el FEPC cobre un aporte a los consumidores, a razón de S/0.50 por galón de diez kilos. Es decir, si el GLP se retira de dicho mecanismo, el Estado dejaría de recuperar los citados recursos.
Contrabando interno de GLP
Además, sostuvo que, al existir una compensación solo al GLP-e y no al mismo gas para uso vehicular, se ha distorsionado al mercado, pues malas envasadoras desvían el gas subsidiado que compran a menor precio, para envasar como GLP para uso automotor (a mayor precio).
Eso genera, recalcó, una forma de contrabando interno de GLP subsidiado en favor de malas empresas comercializadoras que lo desvían como producto vehicular.
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