
La presidenta Dina Boluarte afirmó que el desempeño de la economía de Perú en la primera mitad del 2025 estuvo apoyado principalmente en el consumo de los hogares. Sin embargo, el Marco Macroeconómico Multianual (MMM), a cargo del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), y los especialistas evidencian un análisis más profundo de los datos.
En concreto, la jefa de Estado aseguró que el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en 3.3% registrado durante la primera mitad del año “se basó en el gasto de las familias peruanas”.
“Este dinamismo se da en un contexto de inflación baja y controlada, lo que significa que los peruanos no están gastando más porque los precios suben, sino porque su capacidad adquisitiva ha mejorado. El crecimiento económico generado por nuestro Gobierno está llegando al bolsillo de los peruanos”, indicó.
El reciente MMM del MEF indica que, si bien el mayor dinamismo de la demanda interna explicó el avance de la primera mitad del año, esto estuvo principalmente relacionado a la inversión privada, no solo al consumo de los hogares.
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En el primer semestre, la inversión privada aumentó 8.9% debido a inversiones en infraestructura, autoconstrucción y menores tasas de financiamiento, así como inversión minera por la continuidad de proyectos.
En tanto, el consumo privado -donde se agrupa parte del gasto de las familias- alcanzó un menor avance, creciendo solo 3.7% durante la primera mitad del año ante “mayor generación de empleo formal e ingreso de las familias, producto de las mayores inversiones”.
Al respecto, el exministro de Economía y Finanzas, David Tuesta, precisó que el crecimiento del PBI alcanzado hasta ahora no está relacionado a medidas del Gobierno.
“El gran responsable no ha sido el Gobierno, han sido los altos términos de intercambio, por lo menos la mitad del crecimiento que estamos observando se deben a eso. Este Poder Ejecutivo ha estado desarrollando políticas no adecuadas, no ha hecho ningún tipo de reforma y lo único que hemos visto es una expansión irresponsable del gasto público”, comentó a Gestión.

¿Realmente hubo una mejora de la capacidad adquisitiva?
Si bien se evidencia un avance en el consumo de los hogares peruanos, los especialistas consultados por Gestión explicaron que es clave poner las cifras en perspectiva.
Paola Herrera, economista del Instituto Peruano de Economía (IPE), sostuvo que una recuperación del consumo privado no significa que los ingresos de las familias ya estén en niveles sólidos. Aunque se podría ver una recuperación frente al año de recesión, lo evidente es que el avance frente al nivel prepandemia aún es leve.
“Es cierto que el consumo privado ha crecido, pero hay que comparar contra qué. Versus el 2023, que fue un año muy golpeado, sí estamos mejor, porque hemos estado saliendo de ese hoyo, pero si nos comparamos con la prepandemia, recién por ahí estamos logrando esos niveles de ingresos reales ajustados por inflación”, explicó.
Las últimas cifras muestran que los ingresos reales ajustados por inflación en Lima Metropolitana -que son los que miden la capacidad adquisitiva- recién han superando los niveles prepandemia. En el segundo trimestre de este año llegaron a S/ 2,172, por encima de los S/ 2,150 del 2019.
En tanto, a nivel nacional, las últimas cifras indicaban que los ingresos reales aún se encontraban alrededor del 3% por debajo del nivel prepandemia.

Con estas cifras, Perú es uno de los últimos países de Latinoamérica en recuperar esos niveles de ingresos, por detrás de Colombia, Chile, México y Brasil, que ya habían recuperado sus niveles entre 2022 y 2023.
“No es correcto decir que estamos gastando más, sobre todo, cuando resalta que es un crecimiento económico que se da gracias a su Gobierno. Buena parte de esa recuperación del consumo se está dando porque la inflación está en su rango meta y eso es totalmente tarea del Banco Central de Reserva del Perú”, añadió.
Además, Herrera precisó que falta asegurar que esa recuperación ocurra en todos los grupos de la población.
En esa línea, Tuesta sostuvo que el avance no es tan uniforme como lo planteó la presidenta. El crecimiento que se habría dado en la demanda y en el consumo es heterogéneo, pues probablemente los trabajadores formales y de altos ingresos que tienen mayor capital humano son los que han recibido los mayores incrementos.
“El crecimiento per cápita promedio está en torno al 1.5% o 1.8%, es decir, un ingreso promedio modesto. Un promedio no significa que todos están consumiendo igual, hay una gran masa de la población que está en el mundo informal que tiene un crecimiento mucho menor (de ingresos)”, comentó.
El exministro advirtió que lo afirmado por Boluarte omite problemas estructurales como la pobreza, que sigue afectando a más de un cuarto de la población.
“Los ingresos de muchos aún no han logrado recuperar los niveles prepandemia y esto se puede constatar simplemente viendo la dinámica que tiene la recuperación de la tasa de pobreza. Si bien el año pasado cayó de 29% a 27.5% y muy probablemente este año retroceda a 25%, siendo optimistas, aún será mayor al 20% que existía antes de la pandemia”, señaló.
A su vez, Herrera resaltó que el país viene enfrentando un problema de desempleo juvenil y esto, sobre todo en los hogares más vulnerables, pone en riesgo que sea más difícil para esos hogares salir de la pobreza.
Además, otros problemas latentes como la inseguridad y las economías ilegales frenan el consumo de los hogares porque limita la productividad de los trabajadores.
¿Desaceleración del consumo?
El MMM del MEF proyecta que el consumo privado crecerá solo 3.2% hacia el cierre del 2025, por debajo de lo observado en el primer semestre.
Esto implicaría que, en esta segunda mitad del 2025, el consumo de las familias solo crecería alrededor de 3%, estimó Herrera. Sin embargo, consideró que la estimación del MEF es demasiado pesimista.
“Anticipamos una desaceleración en esta segunda mitad del año, tanto para la inversión privada como para el consumo, pero no la vemos tan fuerte. El empleo formal viene creciendo bastante fuerte y, con ello, también la masa salarial. Eso debería sostener parte de la recuperación del gasto de los hogares”, refirió Herrera, del IPE.
Uno de los riesgos, según la economista, es que ya no habrá un impulso tan fuerte por retiros de AFP como el ocurrido en el 2024. Incluso, si se aprueba un nuevo retiro, “el impacto ya no sería tan fuerte porque la cantidad de fondos acumulados es menor”.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres con experiencia en radio, tv, redes sociales y medios impresos. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.