
La producción peruana de arroz del 2024 registró un equilibrio con respecto a sus zonas de origen: la costa ofreció el 52%; mientras que la selva, el 48%. Y este año, el flujo se cerrará de forma similar, señala el Ministerio de Desarrollo Agrario y riego (Midagri). En detalle, Piura, Lambayeque, La Libertad y San Martín lideran el rendimiento.
No obstante, hay un estancamiento que amenaza al mercado: este cereal avanza bajo una tasa de crecimiento promedio anual de solo 1.6%. Los factores son muchos; entre ellos, que el norte del país ha llegado al límite de su frontera agrícola y que los cambios climáticos marcan la pauta de la cosecha.
Ante este escenario, la selva se posiciona como una vía para que el arroz supere su fase de “lentitud”. ¿Por qué?
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El arroz y su límite de tierras
César Romero, especialista de la Dirección de Estudios Económicos de la Dirección General de Políticas Agrarias del Midagri, sostiene que, en la costa, “las tierras para sembrar arroz han tocado un techo”.
“Ya no se puede ampliar la frontera agrícola en la costa. [...] Lo único que queda es seguir produciendo e incrementar por el lado del rendimiento. O sea, una mayor productividad a través de nuevas semillas o a través de nuevas técnicas de cultivo o de riego”, agrega.
Remarca, sin embargo, que este “cerco” en el uso de la tierra no interrumpe la principal cualidad del arroz norteño: “Es un producto de alta calidad, es un arroz superior”.
El experto, asimismo, se presta de la data para indicar que aún hay un margen de aprovechamiento en el oriente del Perú:
“El promedio de rendimiento de la costa está por encima de las 8 toneladas por hectárea; puede llegar a 10, 11 o 12. Mientras que, en la selva, el rendimiento está por debajo de ese número. [...] Eso indica que las posibilidades de trabajar en la selva todavía son mayores. O sea, hay ciertos márgenes de incremento de la frontera agrícola ahí”.
Pero no es lo único. Romero subraya que el esfuerzo en esta parte del Perú también implica apostar por otra estrategias. Toma como ejemplo el empleo de los barrizales. “Son aquellos espacios que deja el río cuando cambia de curso. En la selva, se ha sembrado arroz en esos barrizales y se han usado drones. Eso les ha permitido incluso sacar hasta 6 toneladas por hectárea, cuando lo normal son 2 o 3 toneladas”.

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Arroz de la selva: precio estacional
Ahora, en el mes de octubre, el precio del arroz de la selva es menor que el de la costa por un factor estacional, aclara el experto. “Si bien ha caído de S/1,200 a S/800 la tonelada, lo oportuno es esperar un mes más. ¿Por qué? Porque, de acuerdo con la tendencia, el precio entre septiembre y octubre toca fondo. [...] La solución sería tener un almacén donde guardar el arroz hasta que pase ese momento de la cosecha a precios bajos".
El momento de precio más estable llegaría, entonces, en noviembre, dice Romero luego de evaluar la información que presentó en Chiclayo durante el foro “El mercado internacional y nacional del arroz y sus perspectivas”.
Además, alude a que el país cuenta con una protección frente a esta circulación cambiante: la activación de la franja de precios, un mecanismo clave para estabilizar el costo de lo importado y proteger a la producción nacional.
Esta medida es medular, sobre todo, porque desde enero de 2025 el Perú registra en su venta de arroz una tendencia hacia la baja, dictada por el efecto India, tal y como lo recabó este diario.
Y sumado a ello, el arroz nacional, más allá del calendario, enfrenta un reto financiero vinculado con la inversión en infraestructura hídrica y con la tecnología resistente al clima.
“Se recomienda la adopción de acciones específicas que mitiguen el estrés hídrico y la adopción de tecnología que permita dotar a los agricultores de herramientas biológicas y prácticas, capaces de minimizar el impacto de las altas temperaturas, sequías prolongadas o plagas asociadas al cambio climático“, puntualiza el vocero del Midagri.

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Infraestructura para fortalecer el cultivo de arroz
Entre las acciones más urgentes para superar el estancamiento de la producción nacional de arroz figuran la rehabilitación y modernización de canales y acequias en Piura y Lambayeque, así como la construcción de microrreservorios para almacenar agua en época de lluvia y liberarla gradualmente en estiaje.
La lista incluye también sistemas de drenaje agrícola para prevenir las pérdidas por anegamiento; la construcción de malecones y enrocados en puntos críticos de costa y selva; y los subsidios para riego tecnificado.
Todo ello sin descuidar las estructuras más grandes. “En la selva no hay, por ejemplo, las carreteras suficientes; ni siquiera aquella que lleguen a los centros de distribución, como sí las hay en el norte. [...] Es muy costoso salir de la selva. Entonces, ahí se necesita infraestructura logística”, advierte Romero.
Distingue también la significancia de los silos especiales para almacenar productos a granel.
“Es muy importante el uso de los silos porque la selva tiene un clima tropical, y cuando se cosecha el arroz, este se puede malograr muy rápido. Y así como se necesitan silos especiales, se necesitan también grandes secadoras, para que oportunamente se pueda procesar ese arroz y mantenga la buena calidad. [...] En la costa todo está más avanzado. Inclusive tienen muy buenos molinos y muy buenas secadoras”, concluye.
Como se recuerda, el arroz genera más de S/2,000 millones, lo que representa el 10.6% del Valor Bruto de la Producción Agrícola (VBPA). Esta cifra lo ubica en el tercer lugar, después del arándano (11.7%) y la papa (10.9%).
- El dato:
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) ha detectado que, de octubre a diciembre, en la selva norte las condiciones del clima serían favorables para el cultivo de arroz en fase de macollaje, sobre todo en las estaciones de Bellavista y Tarapoto. Mientras que en las de Jepelacio y San Pablo el cultivo estaría en etapa de floración.

Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.