Argentina mantiene una relación tormentosa con el FMI, que se ha convertido para el país en un salvavidas crediticio tras décadas “de muy mal manejo de las finanzas públicas”, aunque parte de los argentinos lo considera “un villano”, señalan expertos.
Veinte años después de la tremenda crisis económica, política y social que hizo temblar al país, Argentina enfrenta una tensa situación financiera, aún no recupera la confianza de los mercados, y una población con 40% de pobreza espera ansiosa soluciones que eviten una debacle como la de 2001.
El país acudió al FMI en 21 ocasiones desde que entró como miembro en 1956, “de manera que el nuevo programa que supuestamente están negociando (para reestructurar un crédito por US$ 44,000 millones US$) será el número 22 en 65 años, o uno cada tres años en promedio”, detalla Arturo Porzecanski, investigador del Centro para Estudios Latinoamericanos y Latinos de la American University de Washington.
“Es como decir que el dueño de un bar ha tenido que llamar a los bomberos 22 veces durante los últimos 65 años”, añade.
¿Pero qué falla? ¿Los planes del organismo financiero son inadecuados o la carga de la culpa la lleva el país?
“La base del problema es que hay una visión rentista de (parte de) la política argentina. El ingreso de exportaciones viene del campo y no hay que esforzarse, porque llega solo” a las arcas públicas, explica Claudio Loser, exdirector para las Américas del FMI y presidente de la Consultora Centennial-Group Latin America.
”Un moroso en serie”
Además, “en lugar de autocontrolar su endeudamiento general, Argentina, durante años y años, se ha endeudado excesivamente en casa y en el extranjero. El banco central se ve obligado a financiar los déficits, lo que genera inflación y desconfianza de la opinión pública en el gobierno y la moneda”, añade Mark Sobel, presidente para Estados Unidos del Foro Oficial de Instituciones Monetarias y Financieras (OMFIF).
“Incapaz de pagar la deuda externa, Argentina es un moroso en serie”, sostiene.
Los expertos coinciden en que responsabilizar al FMI de los males financieros de Argentina es un error.
“El costo, los plazos y el monto de cualquier nuevo programa que el FMI apruebe para la Argentina serán muchísimo más favorables que lo que el gobierno pudiera intentar obtener en los mercados financieros o en otras entidades multilaterales”, apunta Porzecanski.
La tasa de interés es baja. “Ahora es 2% y, en caso de alta deuda, llega al 4%, pero pensemos que la tasa de interés a la que Argentina podría endeudarse en el mercado es de, quizás, 15%”, abunda Loser.
Parte de los 45 millones de argentinos están resentidos con el organismo financiero, blanco de críticas de sucesivos gobiernos, como el del actual presidente Alberto Fernández, del ala izquierda del peronismo, que pide más tiempo para pagar la deuda.
“El villano”
“Aunque el FMI ha rescatado a Argentina en repetidas ocasiones, es un villano para muchos argentinos, que lo culpan de imponer dolorosos recortes presupuestarios y de precipitar el colapso económico de 2001″, afirma Benjamin Gedan, vicedirector del programa de América Latina del Wilson Center en la capital estadounidense.
“¡Fuera el FMI!”, coreaban a voz en cuello miles de personas en Buenos Aires el pasado sábado.
Los políticos argentinos se han debatido “entre apelar a las fuerzas políticas internas anti-FMI y al mismo tiempo tratar de cumplir con las reglas del sistema financiero internacional”, y esto ha sido “un problema recurrente importante”, opina William Cline, del Instituto Peterson de Economía Internacional.
“Los argentinos siempre se enfocan en el Fondo y lo culpan de los problemas de Argentina. Pero las décadas y décadas de mala política económica de Argentina se hacen en Buenos Aires, no en Washington DC”, remarca Sobel.
“El problema fundamental de Argentina es el gasto excesivo y el FMI no puede ignorar el fracaso del país en administrar de forma responsable su presupuesto nacional”, coincide Gedan.
Dos décadas después de la hecatombe, y tras haber cancelado su deuda con el FMI en los primeros años de este siglo, Argentina busca refinanciar el último crédito que contrajo con el organismo en 2018, en medio de una economía en recesión, con más de 50% de inflación al año y con reservas monetarias menguadas. Todo en un intento por no repetir la historia.