
Las prendas de vestir y calzado importados a Estados Unidos podrían registrar un aumento de precios durante los próximos meses, de implementarse las medidas arancelarias anunciadas por el expresidente Donald Trump. Según gremios del sector, los aranceles afectarían directamente a los productos provenientes de países asiáticos, donde se concentra la mayor parte de la producción de indumentaria para el mercado estadounidense.
La Asociación Americana de Ropa y Calzado indicó que aproximadamente el 97% de la ropa y los zapatos vendidos en Estados Unidos son importados, principalmente desde países como China, Vietnam, Camboya, Bangladesh e Indonesia. La aplicación de nuevos aranceles alcanzaría tasas de hasta 54% para productos chinos, 46% para los provenientes de Vietnam, 49% para Camboya, 37% para Bangladesh y 32% para Indonesia.
Empresas como Walmart, Gap Inc., Lululemon y Nike concentran gran parte de su producción en fábricas ubicadas en estas regiones. Según reportes de sus informes anuales, marcas como Lululemon fabricaron en 2023 el 40% de su ropa en Vietnam, 17% en Camboya, 11% en Sri Lanka, 11% en Indonesia y 7% en Bangladesh. Otras compañías como Steve Madden han reportado un proceso de reducción progresiva de sus importaciones desde China y la diversificación hacia países como México y Brasil.
El grupo comercial FDRA (Distribuidores y Minoristas de Calzado de Estados Unidos, por sus siglas en inglés) proyectó posibles incrementos de precios en el calzado. Según sus cálculos, unas botas de trabajo fabricadas en China que actualmente se venden a 77 dólares podrían costar 115 dólares, y unas zapatillas de correr de origen vietnamita, cuyo precio actual es de 155 dólares, podrían aumentar a 220 dólares.
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La FDRA también indicó que el impacto sería mayor en los consumidores con ingresos bajos y en los establecimientos que frecuentan. En el caso de los zapatos infantiles fabricados en China, se estima que pasarían de costar 26 dólares a 41 dólares por par.
Además de los productos terminados, los aranceles se aplicarán a diversos insumos utilizados en la fabricación de calzado y ropa. Según la FDRA, Estados Unidos carece de una industria nacional que provea los más de 70 componentes necesarios para fabricar un zapato, como ojales, cordones, plantillas o partes superiores de tela. La industria señaló que muchos de estos materiales nunca se han producido localmente a escala.
Datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. muestran que el número de trabajadores en el sector de fabricación de ropa en el país se redujo de 139,000 en enero de 2015 a 85,000 en enero de 2024.
Un informe publicado por Barclays indica que los minoristas con mayor poder de negociación con proveedores, fuerte presencia de marca y menor dependencia de Asia podrían enfrentar mejor este contexto. Entre ellos se mencionan empresas como Burlington, TJX Companies (operadora de T.J. Maxx y Marshalls) y Ross Stores. En contraste, marcas con menor capacidad de fijación de precios y alta exposición en Asia como Gap Inc., Urban Outfitters y American Eagle Outfitters podrían enfrentar mayores desafíos.
Por otro lado, la plataforma de venta de ropa de segunda mano ThredUp destacó que una de las medidas adicionales adoptadas fue la eliminación de una exención fiscal utilizada para importar millones de productos de bajo costo sin pagar impuestos. La empresa señaló que esta política impactará los modelos de negocio basados en ropa de bajo costo importada desde China.
Según economistas citados en el artículo, la implementación de estos aranceles podría traducirse en mayores precios para los consumidores, especialmente en sectores como el vestuario, que han mostrado estabilidad en las últimas décadas. De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales, los precios de la ropa se han mantenido prácticamente sin cambios desde 1994.
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