La economía peruana se ha ido debilitando en los últimos meses y las nuevas proyecciones de entidades como el FMI y el Banco Mundial prevén que en el 2023 el crecimiento sería incluso menor al de este año. En esta entrevista, el exministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura, analiza la situación del Perú y las implicancias de las medidas que se vienen tomando desde el Gobierno y el Congreso.
En las dos últimas semanas, el FMI y el Banco Mundial redujeron sus proyecciones para el Perú, por debajo de lo que espera el MEF y el BCR, ¿a quién debemos creerle?
Para el 2022 los números son parecidos porque la mayor parte de los números ya están. La mayor parte de la discrepancia está en 2023 hacia adelante. En general, las proyecciones del Gobierno han tendido a ser más optimistas en los últimos años que las de las multilaterales y han tendido a sobrestimar el crecimiento. No es algo atípico que las proyecciones oficiales sean más optimistas.
¿Qué es lo que viene para la economía peruana en el 2023?
Lo que se viene es una situación potencialmente compleja en el mundo y eso va a afectar el crecimiento de todos los países. Creo que las multilaterales están capturando eso. Son dos cosas que están viendo del Perú. Uno es el deterioro de las políticas que están afectando al crecimiento y dos, el entorno externo, que si se observan los reportes del Banco Mundial y el FMI son bastante pesimistas de lo que viene.
¿Qué escenario se espera?
El 2023 va a ser más complicado que el 2022. Este año el contexto externo comenzó muy positivo con precio récord de materias primas, todavía tasas relativamente bajas a nivel internacional. El conflicto entre Rusia y Ucrania comenzó a tener impacto. Ahora el contexto externo se empieza a deteriorar. Los bancos centrales ajustan las condiciones financieras de manera significativa y se comenzó a sentir la pegada en el segundo segundo semestre de este año, pero el efecto sobre la economía se va a sentir plenamente el próximo año. A eso le sumas el deterioro de las economías más significativas en el 2023.
El entorno externo no ayudará
Hay un entorno externo más desfavorable con muchos riesgos a que sea crecientemente más desfavorable que el 2022. Ojalá que muchos de ellos no se materialicen, pero ya de por sí las condiciones son bastante adversas. El fortalecimiento del dólar, por ejemplo, contra todas las monedas ha sido muy significativo -frente al sol un poco menos- y entramos a un 2023 con un dólar muy, muy fuerte.
Y a nivel interno ¿qué condiciones se esperan?
El crecimiento ha venido cediendo, y de la recuperación fuerte que tuvo luego de la pandemia la inversión ha venido con tasas cada vez menores. Es muy probable que tengamos un 2023 con contracción de la inversión privada. Las condiciones domésticas están viéndose afectadas por un entorno político bastante deteriorado, y podemos excluir al BCR y al MEF, que es lo mejor del Gobierno, pero que está muy solo. Ello se suma a un deterioro de políticas públicas sectoriales. Además, con las subidas de las tasas de interés del BCR, el financiamiento se hace más caro.
Condiciones para la inversión privada
¿Por qué caería la inversión privada, si los estimados la ven con un crecimiento, pequeño, pero creciendo?
La inversión minera va a ser definitivamente negativa. Y la inversión no minera, las que hacen las mypes tienen su propia velocidad, pero para la inversión grande no hay un contexto propicio para hacerla a largo plazo. Allí hay una serie de factores, una parte puede ser la incertidumbre externa, pero sobre todo es que no hay un rumbo claro de políticas y la situación convulsa de la política doméstica. Siempre habrá oportunidades para los sectores, pero en promedio no hay un entorno propicio para la inversión. La inversión privada puede ser negativa o un poco más plana, pero de ninguna manera va a ser un motor de crecimiento hacia adelante.
¿La inversión pública puede ser ese motor?
La inversión pública no está caminando, más con el primer año de gobiernos subnacionales el 2023 en que típicamente se les cae y los sectores que tienen los presupuestos más grandes, como Transportes y Comunicaciones, no avanzan. La inversión pública no puede compensar por escala una caída de la inversión privada. Es poco creíble que la inversión pública vaya a crecer el próximo año.
¿Entonces no hay ningún motor de crecimiento al que podamos al menos prenderle velas para que arranque?
El MEF está tratando de levantar expectativas con su programa Impulso Perú, incluso con medidas adicionales que implican mayor gasto público, lo cual conceptualmente es correcto porque la política debe ser contracíclica, pero hay limitantes. Lo primero es qué tan eficaz eres en que el gasto público realmente se ejecute. Tenemos a un MEF muy solo y mal rodeado al interior del Ejecutivo y del Congreso. Entonces, debe tener cuidado en la calidad del gasto de las medidas y que no sean medidas populistas y clientelistas.
¿Coincide en que Impulso Perú tendrá solo un impacto marginal en la economía?
El plan original está diseñado para tener un impacto marginal, con muy poquitas décimas de crecimiento. Entiendo que se están preparando nuevas medidas y se presumiría que quieren incrementar la escala, pero hay que esperar. Pero se requiere de un equilibrio fino, porque medidas que podrían ser coherentes, probablemente no tengas como ejecutarlas con los sectores que tienes, más los gobiernos regionales y locales. Lo otro es que vayan por medidas de más fácil ejecución, como bonos o subsidios, y el riesgo que generen distorsiones peores. O medidas temporales terminen siendo permanentes dado el Gobierno y Congreso que tenemos.
La soledad del MEF
¿Con esta “soledad” del MEF la aplicación de medidas se complica?
Es complicado. El MEF está tratando de lanzar mensajes para generar confianza pero es difícil con el resto del Ejecutivo que tiene y con el Congreso. Hay un MEF solitario y no viene del actual ministro, sino de Graham también. Quizás con Francke tenían más sintonía con el resto del Gabinete, pero se cometieron errores. Correspondía al primer MEF del Gobierno montar la línea de política económica de los próximos cinco años y eso no se hizo.
¿El Gobierno no tiene una línea de política económica?
No, pero el actual ministro y el ministro Graham están como “bomberos”, porque han heredado una situación complicada. Han tratado de mantener cierto orden de contener iniciativas peligrosas, en algunos casos con más éxito que en otros, pero cuando tu perro tiene malos hábitos es difícil cambiarlos. Han entrado a un MEF debilitado. En el Ejecutivo no le hacen caso (a Burneo) y el Congreso se lo pasa por encima todo el tiempo. Es muy difícil en esas circunstancias redefinir la política fiscal o hacer reformas de mediano plazo. El MEF, además de estar solo, tiene oposición sistemática del Congreso y del Gobierno, sobre todo.
¿Qué debe hacer el MEF?
Acá no se trata de vapulear al MEF, porque viene de hacer su trabajo de contener iniciativas distorsionantes que pueden salir del Congreso, pero sobre todo del Ejecutivo. Y en las medidas que proponga que tenga cuidado con la calidad del gasto o que se le vaya mucho el déficit fiscal, habida cuenta del entorno en el que está.
Calificación crediticia en siguientes 12 meses
La rebaja de la perspectiva de la calificación crediticia de Perú por parte de Fitch, ¿qué tanto afecta a la economía?
El problema de la decisión de Fitch es que llueve sobre mojado. El cambio de perspectiva nos dice que en un horizonte de 12 meses, el evento más probable es que nos bajen la calificación. Fitch ya nos bajó la calificación hace un año y ahora nos advierte que en 12 meses más es muy probable que la vuelva a bajar. Ya antes las tres calificadoras nos habían bajado la calificación y ahora una de ellas nos advierte de una posible segunda rebaja.
¿Qué significa eso?
Si eso se materializa en los próximos 12 meses quedaríamos en el último peldaño en el grado de inversión. Vamos a ver qué que harán las otras dos calificadoras, pero el entorno no es propicio para que nos digan que nos mantienen la calificación y más si se exacerba con el entorno externo. Y tenemos cuatro años más de este Gobierno.
¿Cuál es el riesgo?
Más allá de lo que implica una rebaja de calificación crediticia o un cambio de perspectiva, que da una mayor percepción de riesgo del país, lo que reduce el flujo de inversión y sube el costo de endeudamiento, el tema es que las rebajas de calificación no son un tema aislado, porque han pasado en los últimos 12 o 18 meses. Es parte ya de una trayectoria de rebajas que muchos temíamos que se iba a dar, debido en gran parte al deterioro interno político y sus implicancias sobre la economía, la destrucción de políticas públicas y la generación de contingencias fiscales hacia el futuro, muchas venidas del Congreso.
¿Podemos perder el grado de inversión?
El mayor riesgo es que no estamos acercando a la barrera del grado de inversión. Colombia lo perdió hace unos meses y acá tenemos cuatro años más de Gobierno. Si se materializa la rebaja de la calificación de Fitch en 12 meses, pondría al Perú en un grupo pequeño de países que pierde dos peldaños de calificación en solo dos años, básicamente por la ineficacia del Gobierno.
Pero para Julio Velarde, es difícil que nos bajen la calificación por las fortalezas de las cuentas fiscales...
Pero se destacan nuestras fortalezas (en el informe de Fitch). Un BCR fuerte, una fortaleza macrofiscal heredada, pero hay que tener cuidado que se vaya las manos con las medidas de Impulso Perú. Todo el resto, atribuible al Gobierno. lo han puesto en primera línea. La clase gobernante, con un MEF mal acompañado, es lo que está generando esta pérdida de credibilidad del Perú, este incremento de percepción de riesgo y, por consiguiente, las rebajas de la calificación.
¿Son responsables el Congreso y el Gobierno?
Ni el Congreso ni el resto del Gobierno se quieren dar por enterados y los dos se apuntan uno al otro. Pero para aprobar medidas populistas, para no observarlas y para festejarlas, allí sí están de acuerdo y se dan la mano. En el camino están destruyendo el futuro de los peruanos. El MEF tiene que mantener el equilibrio y seguir siendo la voz de la razón al interior del Gobierno. Ojalá tenga más fortaleza, que se le escuche más, alinear políticas, parar medidas absurdas de algunos sectores y ojalá el Congreso también le haga caso y que no se le vaya la mano con las medidas, porque el espacio fiscal es limitado.