Si bien se moderó el alza del precio de alimentos y bebidas no alcohólicas en el país, todavía se registran tasas altas: en agosto, subió 13.29% (tasa anual, últimos 12 meses), según data del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Esta situación afecta a todos los hogares, aunque no en la misma magnitud.
Ya diferentes analistas han subrayado que los segmentos socioeconómicos (SSE) más bajos destinan un mayor porcentaje de sus gastos a la compra de alimentos, por lo que un incremento en los precios de estos productos los impacta en mayor medida.
En esta línea, se reveló que los SSE C, D y E (zona urbana) destinan desde un 45% de su gasto total al consumo de alimentos, según el informe de Apoyo Consultoría: “Análisis de la dinámica de precios de los principales alimentos para el consumo dentro del hogar”. Por ejemplo, el segmento E utiliza el 56%: un 42% al consumo de alimentos dentro del hogar y un 14% fuera del hogar.
Si aterrizamos aún más estos porcentajes, sobre todo vinculados al consumo dentro del hogar, se pueden tomar un grupo de diez alimentos como ejemplo: pollo, carne, huevos, arroz, papa, azúcar, harina, pan, fideos y aceite, que representan el 58% del gasto promedio mensual en alimentos de los hogares peruanos.
Así, los hogares de los SSE D y E destinan más de una cuarta parte de su gasto total del hogar para comprar los 10 productos analizados.
Ajustes en el consumo
¿Qué acciones están tomando los SSE de menores ingresos frente a esta coyuntura? El 25% de hogares del SSE D y E mencionó que uno de los rubros donde están ajustando su consumo es “algunos alimentos para el consumo en el hogar”, solo detrás de “servicios básicos del hogar” (28%).
De hecho, si retornamos al análisis sobre los 10 alimentos escogidos por Apoyo Consultoría, se obtiene que un 25% de los hogares con menos recursos indicó que está ajustando su consumo de azúcar; un 20%, de aceite; un 15%, de arroz; y un 11%, de pollo.
Justamente el precio de estos productos venía creciendo desde hace varios meses por diferentes factores, entre ellos, el alza de las cotizaciones internacionales de insumos alimentarios así como del combustible. Por ejemplo, en Lima, en enero, el precio del aceite era de S/ 11.93 la botella clásica de un litro, pero en lo que va de este mes, ya se ubica en S/ 12.40.
En el caso del pollo eviscerado, a inicios de año costaba S/ 8.80 por kilogramo, pero hoy supera los S/ 11.00, según data del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego.
Lo mismo sucedió con el azúcar y el arroz. El azúcar rubia nacional (granel) pasó de S/ 2.91 por kilogramo en enero a S/ 3.94 en lo que va de setiembre; y el arroz superior de S/ 3.07 por kilogramo a S/ 3.27 en el mismo periodo.
Canales de consumo
¿Dónde compran los hogares? Parte del análisis de Apoyo Consultoría mostró que la compra de alimentos para el consumo dentro del hogar se da mayoritariamente en el mercado tradicional en todo el país.
En detalle, un 74% del SSE AB compra en el canal tradicional los 10 alimentos analizados, así como un 90% del SSE C y un 95% del SSE DE.
Cabe mencionar que el canal tradicional involucra a mercados al por mayor y al por menor, bodegas al por mayor y al por menor, comerciantes, ambulantes, camionetas, ferias, entre otros; mientras que el canal moderno considera, por ejemplo, a los supermercados.
El alza de precios se ha dado en ambos: tanto el canal moderno como el tradicional han sufrido aumentos en sus costos que finalmente se han reflejado en incrementos de precios similares.
Aunque existen diferencias en los costos de ventas entre el canal moderno y tradicional que explican que los precios de productos frescos en ambos canales sean distintos. En particular las diferencias se concentran en costos de alquiler, cadena de frío y estándares de calidad, señala el informe.
Aun así se detectó que “los márgenes brutos de los productos alimenticios analizados son bajos, y en algunos casos se han reducido significativamente en el último año (en el canal moderno)”.
“Bonos han llegado con retraso”
Luis Miguel Castilla, exministro de Economía y Finanzas
Cualquier bono o transferencia monetaria se tiene que dar en un contexto de apremio. El bono Yanapay, en su momento, y otros subsidios anteriores han llegado con un retraso largo que impide que cumplan su propósito: aliviar dificultades de segmentos vulnerables.
El repunte inflacionario ha comenzado a ceder y probablemente comience una convergencia lenta hacia el techo de la meta inflacionaria del BCR en los próximos meses. En general, la política monetaria ha estado bien dirigida, no con el objetivo de frenar el alza del precio de alimentos y combustibles, pero sí a frenar las expectativas inflacionarias.
Probablemente el BCR continúe subiendo un poco más su tasa de interés que tiene un espacio hasta llegar a su punto de equilibrio y anclar la previsión de inflación futura. Pero, recordemos que hay liquidez en el mercado (por retiros de AFP, CTS y posibles bonos adicionales), más el anunciado plan de reactivación del MEF, como dice el Consejo Fiscal, podría introducir mayores presiones inflacionarias e ir en contra del objetivo de la política monetaria.