Las expectativas de inversión en el sector manufacturero no primario para el 2022 se deben analizar por rama industrial, pues hay algunas que no se han recuperado. Por ello, dependerán de que se llegue a niveles de previsión de demanda de años anteriores (2018 y 2019) para considerar mayores inversiones, señaló el analista senior del Departamento de Estudios Económicos del banco Scotiabank Carlos Asmat.
La industria de papel e imprenta, no habría recuperado aún su demanda respecto al periodo prepandemia. La crisis sanitaria, el teletrabajo o trabajo mixto (presencial y remoto), ocasionó que haya una menor demanda de papel y que esto se mantenga; además, un mayor uso de la tecnología suple el uso de este producto, según el analista.
Sumado a ello, el que aún no se retorne a clases presenciales en las escuelas y universidades, es un factor que ha reducido de manera considerable la demanda de la industria.
“La nueva normalidad ha afectado al segmento de papel e imprenta, al haber menos demanda de documentos físicos y mayor por los digitales. Muchas actividades que usaban papel, hoy no lo hacen, reduciendo así la demanda de la industria”, señaló.
Por el lado de bebidas, si bien la recuperación económica se ha dado de manera acelerada, las restricciones en cuanto a la concurrencia en establecimientos como bares, centros comerciales, restaurantes, gimnasios, entre otros, redujo la demanda masiva en sus productos.
En el mismo sentido, también hubo una lenta reactivación del sector turismo (que ahondó el efecto por el lado de consumo de bebida en hoteles) y restricciones a conciertos, lo que ocasionó que la industria aún no recupere sus niveles de demanda del 2019, a pesar de que ya se ha visto una mejora respecto al año anterior.
“Primero van a tratar de llegar a niveles de actividad antes de la pandemia y luego pensarían en aumentar su capacidad de producción. No habría motivo para ampliar planta o poner nuevos centros de distribución si la demanda no llega a niveles registrados antes del 2020″, indicó.
A esto se suma las menores compras por impulso, producto de los factores antes mencionados, y las modalidades de trabajo y educación remota (evitan la salida de las personas).
“Bebidas como cerveza (que cayó 27% al cierre del 2020), agua (-25%), gaseosas (-17%) se han visto afectadas por un menor consumo fuera del hogar. Con aforos reducidos, restricciones al turismo externo y menos eventos como conciertos, no se puede llegar a niveles del 2019. Si los niveles no se recuperan este año, es difícil que aumenten su inversión”, señaló.
¿Cuáles se recuperaron?
Asmat mencionó que entre las industrias que retomaron sus niveles previos a la crisis sanitaria, y por ende, podrían considerar invertir en el 2022, se encuentran las de textil sobre todo las guiadas a la exportación, pues ha habido una demanda impulsada por Estados Unidos y Europa vinculada a los mayores costos logísticos de importar desde Asia.
Afín a ello, la industria de materiales de construcción (por el lado del hierro y acero), al igual que la del cemento, se pudo recuperar de manera rápida. “Esto es explicado principalmente por la autoconstrucción e inversión pública a lo largo del proceso de reactivación económica, sostenido por el mayor ahorro de las personas, retiro de fondos previsionales de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y Reconstrucción con Cambios”, afirmó.
La industria de alimentos, señaló, no se ha visto perjudicada de manera notable, aunque ha estado expuesta a cambios en los hábitos de consumo con preferencia por productos envasados.
“Estos segmentos han tenido un nivel de actividad que les ha permitido recuperarse más rápido, sobre todo los materiales de construcción”, afirmó.
Crecimiento en desaceleración
El sector de manufactura no primaria creció 35% de enero a agosto respecto a su similar periodo en el 2020 y está ligeramente por encima de los niveles prepandemia (2019). “Este año esperamos que la variación del sector sea de 18.3% respecto al pasado año”, según Asmat.
Mencionó que el crecimiento del sector se irá desacelerando en el año por un efecto estadístico, debido a que en el tercer y cuarto trimestre del 2020 la actividad económica se empezó a recuperar luego de un fuerte “golpe” en el primer semestre del año, sobre todo en actividades ligadas a la construcción.
“Es un tema de efecto base, no porque se esté cayendo la actividad. Al haber mayor movilidad de las personas, se empieza a demandar bienes y servicios, en donde, los relacionados a construcción, han sido notorios por un mayor impulso a realizar mejoras del hogar. La manufactura no primaria se explica más por la demanda interna”, afirmó.
Por otra parte, señaló que el tipo de cambio elevado (nuevamente por encima de S/ 4) ha tenido un impacto en el sector, específicamente en los rubros que requieren de insumos importados, como es el caso de alimentos y bebidas. Esto en paralelo al aumento del precio de los mismos insumos y contenedores.
“En la industria de alimentos Perú importa muchos insumos como el trigo o soya; y también acero, si se observa otra industria del sector. Esto cambia la estructura de costos y termina afectando el precio al consumidor. Prácticamente importamos el 90% del trigo que usamos, ahora más caro por el tipo de cambio, precio y problemas logísticos”, manifestó.