A la convulsión social e incertidumbre política en el país, se le suma un nuevo riesgo para la economía: la posibilidad de la presencia de El Niño costero este año.
Y es que la Comisión Multisectorial encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN), cambió su estado de alerta de “no activo” a “vigilancia de El Niño costero”. Según la propia comisión, este nuevo estado significa que “es más probable que ocurra El Niño costero a que no ocurra”.
A través de un comunicado, el ENFEN señala que existe una mayor probabilidad de que continúe el calentamiento anómalo observado entre lo que resta del verano y, por lo pronto, hasta mediados de otoño del 2023.
“Asociado a este calentamiento, y de acuerdo al pronóstico estacional vigente de lluvias de marzo-mayo 2023, se espera que, en la costa norte y centro, además de la sierra norte y centro occidental del país, se presenten episodios de lluvias de moderada a fuerte intensidad especialmente en marzo”, refirió la comisión.
El especialista en temas climáticos, Abraham Levy, afirmó que un evento costero durante el otoño atenuaría el efecto de la llegada del invierno, pero no acarrearía las lluvias y desbordes que tuvo el Perú en El Niño costero de verano en el 2017. Sin embargo refirió que sí hay, específicamente, un mayor riesgo en el extremo norte de la costa en las próximas pocas semanas.
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¿Cuál sería el impacto de El Niño en la economía?
El exministro de Economía y Finanzas, Carlos Oliva, afirmó que si bien este anuncio se convierte en un nuevo riesgo para la economía, el impacto dependerá de la intensidad con que se pueda producir el fenómeno climático. “El Niño es un riesgo, pero está latente todos los años”, dijo.
En esa misma línea, el jefe del Sistema de Información de Macroconsult, Eduardo Jiménez, refirió que si el fenómeno llega en el otoño, como advierte el ENFEN, el daño sería más acotado que si se diera en marzo, por la intensidad de las lluvias.
“Es baja la probabilidad de que tengamos un Niño como el del 2017 con lo poco que queda del verano”, dijo y añadió que sectores impactados con este evento serían la pesca y agricultura, aunque con efectos acotados si no hay inundaciones.
Por su parte, el jefe del IEDEP de la Cámara de Comercio de Lima, Óscar Chávez, explicó que un fenómeno de este tipo pone en riesgo la infraestructura y la producción agrícola, especialmente en la zona norte del país.
“La infraestructura física y la social, como colegios y establecimientos de salud, además del impacto en precios de alimentos, son los más sensibles al Fenómeno de El Niño”, afirmó.
En la memoria anual del Banco Central de Reserva (BCR) del 2017, se precisa que en dicho año El Niño costero generó impactos significativos sobre la actividad productiva.
En los sectores no primarios, como la manufactura, construcción y servicios de transporte, el impacto fue generalizado y mayor. Por su parte, en el sector primario, el perjuicio fue específico para algunos productos del sector agrícola y afectó la cadena de producción de algunas minas.
En el sector agropecuario, los cultivos más afectados fueron el limón, el banano, la caña de azúcar, el arroz y la uva.
Asimismo, este fenómeno tuvo un significativo impacto en la infraestructura. Los daños se concentraron en la costa norte del país, la que representa alrededor del 20% de la producción nacional.
De acuerdo con la Autoridad de Reconstrucción con Cambios (ARCC), se afectaron 2,638 kilómetros de carretera, 192 puentes, 7,095 kilómetros de caminos departamentales, alrededor de 1,444 locales escolares y 45,613 viviendas.
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Recomendación a los que toman decisiones
Pedido. La Comisión del ENFEN recomendó a los tomadores de decisiones tener en cuenta los posibles escenarios de riesgo de acuerdo con el pronóstico estacional vigente, para fines de prevención y reducción del riesgo de desastres.