
La tensión comercial global, marcada por los aranceles impuestos por Estados Unidos, puso en alerta a los agroexportadores peruanos, pero este no es el único desafío que enfrentan. En “Diálogos”, espacio promovido por Gestión junto con la Escuela de Dirección Universidad de Piura (PAD), tres expertos analizaron el panorama para el sector.
¿Impactarían los aranceles al Perú?
Si bien para Perú, Estados Unidos es su segundo mayor socio comercial, el total de exportaciones peruanas al país norteamericano es bastante menor frente a lo que esta nación le compra a otros socios como Canadá y México.
Teniendo en cuenta que Perú es comercialmente pequeño para Estados Unidos, tiene balanza comercial superavitaria con el país, y que el Tratado de Libre Comercio (TLC) ha sido más ventajoso para la potencia, no sería conveniente para el gobierno peruano “ponerse bajo los reflejectores” de una “negociación” con Donald Trump, señaló Juan Carlos Mathews, exministro de Comercio Exterior y Turismo.
“Comercialmente no existimos, pero sale a la luz la preocupación de la gran presencia de China acá. No me sorprendería que digan, no solamente no te voy a bajar los aranceles, quiero que se lo subas a China o que baje esa inversión. Con lo cual Perú termina en una posición complicadísima porque China es el principal socio comercial”, explicó.
En lugar de ello, propuso una postura agresiva pero dirigida al mercado empresarial norteamericano. Es decir, invitar a compañías estadounidenses a invertir en Perú destacando los TLC con acceso a diversos mercados, la ubicación estratégica para rutas directas y fletes favorables a Asia, y la reciente Ley de Zonas Económicas Especiales (ZEE).
Pero mientras esto sigue en proceso, ¿cómo ven el impacto en la agroindustria? Juan Arrieta, director de empresas agroindustriales y miembro del Consejo Consultivo de la UDEP, precisó que el impacto de la norma arancelaria varía significativamente dependiendo del tipo de producto, es decir, frescos, congelados, o conservas.
En el caso de los productos frescos, donde el precio no es fijo, es crucial que los gremios tengan poder de negociación con sus pares en el mercado americano para menguar el impacto del arancel.
“La comunicación con el mercado de los agroexportadores es permanente, no solo cuando venden. Desde el momento que están cosechando, planificando su desarrollo, su crecimiento, el agroexportador está en contacto con el mercado”, señaló.
LEA TAMBIÉN: Dulce expectativa para el cacao de Perú: esperan nuevo récord, pese a guerra comercial
Otro aspecto, indicó Arrieta, es la contraestación, que representa es una ventaja para algunos productos como la uva de mesa, ya que Perú exporta cuando Estados Unidos no produce.
Para Manuel López, director de la Maestría de Agronegocios del PAD, el negocio de la alimentación al que pertenece el sector agro tiene una demanda inelástica, por lo no dejará de tener compradores.
“Hay una demanda que está ahí latente y que lleva a las empresas, sobre todo las importadoras, receptoras de nuestro producto, a ver cómo mantienen su programa de entrega. Ante esta demanda inelástica, las empresas allá tendrán que cumplirla”, precisó.
Por ahora, la palta será el primer producto en enfrentar la “prueba de fuego” con el arancel, ya que su campaña está iniciando. En este caso, afirmó que las negociaciones para las exportaciones de palta no estarían variado.
“Los programas de quienes exportan palta se están manteniendo y no ha habido mayor impacto en la negociación de precio. Los precios ahí se han mantenido conforme a lo que las empresas han proyectado”, sostuvo.
Esto, podría ser un termómetro para otros productos como la uva, el mango y el banano.
¿Cómo podría ajustar costos el agro?
López consideró que se tendría que pasar por una redefinición del negocio, que implica afinar aspectos como la logística y ajustes de costos.
Ese ajuste de costos, indicó, podría estar relacionado a ineficiencias a nivel de empaque y transporte. En tanto, en situaciones de escasez, los compradores a veces reducen sus estándares de calidad, lo que podría permitir exportar producción que antes no calificaba, dando un margen a las empresas.
Más allá de la incertidumbre por los aranceles, los costos forman parte de una serie de desafíos estructurales que enfrenta el sector agroexportador.
Arrieta indicó que los principales desafíos que afectan los costos son la seguridad, que representa un gasto considerable para las empresas; y la gestión del agua, ante la necesidad de optimizar infraestructura existente. A estos también se suman ajustes necesarios en la energía y transporte.
Solo de los proyectos de irrigación que están en proceso de destrabe, subrayó que los más urgentes son los de Olmos y Piura.
“El de Olmos tiene 30,000 hectáreas que están siendo afectadas. Piura también merece una atención urgente, y la única manera de hacerlo es con el sector privado y con el sector público”, refirió.

Diversificación de mercados
Si bien el Perú tiene 23 TLC, hay productos que no van a todos esos mercados, por lo que existe una ventana de exportación significativa. Por ejemplo, el mango peruano podría exportarse a 60 países, pero solo se dirige a 10 mercados, sostuvo López del PAD.
López señaló que entre diciembre y enero hay un pico de estos productos, saliendo más de 300 contenedores de Paita, lo que genera una caída de precios por exceso de oferta en pocos mercados. Una solución, precisó, sería la búsqueda de nuevos mercados, lo cual no depende solo de los esfuerzos de las empresas.
Mathews coincidió en la necesidad de diversificación debido a que en los envíos del agro hay una mayor énfasis en el comercio con Estados Unidos. De hecho, en la crisis financiera de 2008-2009, “lo que salvó el crecimiento exportador del Perú fue China y para micro y pequeñas empresas América Latina”.
Esto no es una necesidad solo por la guerra comercial, sino también por otras restricciones como la nueva normativa de la Unión Europea para café y cacao.
Si bien abrir más mercados puede ayudar a manejar los picos de producción, López apuntó que otra opción podría ser procesar parte de la producción para el mercado interno, por ejemplo, en presentaciones congeladas.
“De esa manera evitamos que estos picos de volumen nos deterioren el precio, que tendremos que verlo pronto en el arándano, porque las áreas están creciendo. La gran pregunta que se hace el empresario es, ¿cuánta más área podemos poner sin que esto afecte ya directamente el precio en el mercado?”, advirtió.
En ese sentido, señaló la necesidad de inteligencia comercial para decidir qué sembrar en las nuevas hectáreas de riego, proyectadas en 100,000 hectáreas, y no repetir malas experiencias pasadas.
¿Qué debería y no debería hacer el próximo Gobierno?
A menos de un año del final del actual gobierno, las principales preocupaciones giran en torno a la creciente inseguridad, así como lo que podría o no hacer la próxima gestión y su impacto en el sector.
Para Arrieta, el siguiente gobierno debe tener claro que el éxito del agro peruano se ha sustentado en el respeto a la libertad de los negocios.
“Si tú a eso le das infraestructura, le das seguridad, le das la oportunidad de educarse, acceder a toda lo que es inteligencia comercial, estaremos listos para competir”, subrayó.
Otro desafío, añadió López, sigue siendo cómo involucrar al pequeño agricultor en el boom agroexportador. Aunque ya hay algunas experiencias que podrían replicarse, como la del banano en Piura, falta trasladarlo con otras cadenas de valor.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres con experiencia en radio, tv, redes sociales y medios impresos. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.