El crecimiento sostenido de las agroexportaciones que se aprecia desde antes y durante la pandemia, tiene hoy pocas expectativas de mantenerse más allá del 2023 por diversos factores que están afectando a esa actividad, según la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP).
Alejandro Fuentes, presidente de esa entidad, estimó que este año, si bien las agroexportaciones podrían crecer algo más de 15% en comparación con el 2021, con ventas cercanas a los US$ 10,000 millones, pidió que no se confunda lo que son ventas con ganancias.
A pérdida
“Este año, les aseguro, salvo excepciones, todos (las empresas de la agroexportación) van a tener pérdidas, o ganancias bastante limitadas; no necesariamente el que se venda más (significa más utilidades), muchas veces se puede vender a pérdida y, en algunos cultivos, eso va a pasar este año”, aseveró.
Explicó que en los dos últimos meses se ha agravado la escasez de fertilizantes y agroquímicos, que se ha sumado al incremento de precios de esos insumos, que se veía ya desde antes del conflicto entre Rusia y Ucrania, todo lo cual reduce la productividad de los campos.
A esto, anotó, se añade el incremento del costo de los fletes marítimos (para la exportación), los cuales se han elevado en este año en más del 100% con respecto al 2021.
A estos factores le sumó el reciente aumento en el costo de la mano de obra -que ahora representa un 30% de sus costos totales-, por el incremento de la remuneración mínima vital en el sector agrario formal, por efecto de la aplicación de la nueva ley agraria que se dictara en diciembre del 2020.
“Para algunos productores, el margen que tenían, por ejemplo en el caso de cítricos, espárragos verdes o granadas, se reduce. Ellos podrían trabajar todo un año (solo) para pagar esos sobrecostos”, aseveró.
Incertidumbre
Además, el gremio indicó que la incertidumbre política (generada por este gobierno) y la falta de apoyo del mismo a los productores, sigue frenando el ingreso de nuevas inversiones en el sector agroindustrial para la ampliación de nuevas áreas de cultivo, por lo que el 2023 -estima- podría ser el último año en el que se registre un incremento en el volumen de las agroexportaciones no tradicionales.
Pico
El gremio explicó que la producción de un cultivo demora entre tres y cuatro años desde su instalación. Precisamente, entre el 2019 y 2020 -antes de la aprobación de la nueva ley agraria- se realizaron las últimas inversiones importantes, por lo que en el 2023 los envíos de frutas y hortalizas frescas alcanzarán su pico de US$ 11,554 millones
¿Y después? “Si no afrontamos la tarea de generar confianza (a los inversionistas) poco haremos por el agro que congrega al 25% de la población”, afirmó a su turno Gabriel Amaro, directo ejecutivo de AGAP.
Inversiones
En cuanto a las inversiones que están previendo ahora las empresas del sector -refirió el presidente de AGAP-, en vez de enfocarse en más áreas de cultivo, se están reorientando a mantener el negocio reduciendo costos.
Según ya había anticipado anteriormente ese gremio, desde el 2021 y este año, las inversiones también se enfocan en la mecanización, para reducir el costo de la mano de obra.
“(Ahora) la mayoría de inversiones están más dirigidas a recambiar variedades menos productivas por otras más productivas o las que tienen menos costos, entre ellas, menos costos de mano de obra, o a mejorar los sistemas (de producción)”, acotó.
En Corto
Propuestas. El presidente de AGAP, Alejandro Fuentes, indicó que han entregado algunas propuestas al Midagri para enfrentar la crisis que afronta el sector agroexportador.
Entre ellas han planteado que se emita una norma que permita la importación de agroquímicos sin patentes, pues el ingreso de dichos productos ha quedado paralizado desde mediados del 2020.