Archivando la cultura digital de nuestra era
Por: Renzo André Peña Lostaunau, estudiante de Humanidades Digitales en la Universidad del Pacífico
Imagina que eres un historiador en el año 2125 y encuentras los símbolos “| || || |_” o “__|” repetidos en archivos de redes sociales y foros digitales. Aunque su contexto se ha perdido, parece haber un entendimiento universal sobre su significado. Esta escena recuerda a los investigadores modernos que intentan descifrar chistes antiguos, como el sumerio que decía: “Un perro entró en una taberna y dijo: ‘No veo nada. Abriré esto” (Russell, 2022). ¿Qué les causaba gracia a los sumerios?
Lo que hoy parecen simples memes podrían ser claves para entender las sensibilidades, miedos y tensiones sociales de nuestro tiempo. Por ejemplo, el símbolo “__|” representa la forma en la que, orignalmente, la BBC reportó el escondite donde fue capturado Sadam Huseín. Aunque el meme parece burdo, revela cómo ciertas figuras o hechos se convierten en objeto de humor y otros, no. No circulan memes sobre el arresto de Julian Assange, pero sí sobre Pedro Castillo. ¿Por qué? Porque aquello que una sociedad evita ridiculizar también dice mucho sobre lo que respeta, teme o valora.
A diferencia de civilizaciones pasadas, nuestra cultura no está grabada en piedra ni preservada en papel. Hoy se encuentra en tuits, historias de Instagram, cadenas de WhatsApp o tiktoks. Y, aunque solemos pensar en lo digital como eterno, la realidad es opuesta: si no se descarga, respalda y archiva, se pierde. Si TikTok desapareciera mañana sin un respaldo adecuado, millones de piezas culturales se desvanecerían para siempre. Si hoy podemos entender las figuras claves del pasado a través de sus correos, diarios o manuscritos, no podremos hacer lo mismo con las figuras de hoy si no respaldamos sus correos, mensajes o documentos digitales. Preservar la cultura digital es una tarea activa.
Esto plantea una pregunta inevitable: ¿qué debemos conservar? El archivo de contenidos digitales requiere financiamiento, mantenimiento y una reflexión constante sobre qué se debe guardar y qué no. Pero también conlleva dilemas éticos. Si una persona fue falsamente acusada y “cancelada” públicamente, ¿tiene derecho a que ese episodio sea olvidado? ¿Y si fue víctima de violencia o acoso y su historia fue expuesta sin consentimiento?
El derecho al olvido se cruza con el deber de memoria. No podríamos entender la historia contemporánea sin recordar a las sufragistas, del mismo modo que no podemos comprender nuestro presente sin los movimientos como #NiUnaMenos o #ConMisHijosNoTeMetas. Los archivos digitales deben incluir tanto momentos trascendentales como expresiones aparentemente menores que reflejan el sentir colectivo.
Ciertamente, es difícil argumentar que quien cometió un delito merece el olvido, así como es comprensible que una víctima desee desaparecer de la historia. Pero si no preservamos al menos parte de esa memoria, negamos a las generaciones futuras la posibilidad de comprender cómo se construyeron sus sociedades.
Por eso, necesitamos espacios interdisciplinarios —como los que propone el campo de las humanidades digitales— que reflexionen sobre estos temas con una mirada ética y de largo plazo. Porque quien no conoce su historia, está condenado a repetirla. Incluso si esa historia viene en forma de un chiste que ya nadie entiende.
Referencias:
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Loss (Ctrl+Alt+Del) – Wikipedia
Russell, D. (2022, August 5). What makes the world’s first bar joke funny? No one knows. | Endless Thread. WBUR.org. https://www.wbur.org/endlessthread/2022/08/05/sumerian-joke-one
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BBC NEWS | World | Middle East | How Saddam Hussein was captured