No solo más minería, sino mejor minería
Por Camilo Lechuga, estudiante de Derecho de la Universidad del Pacífico.
El XV Encuentro Internacional de Minería contó con la participación de subsecretaria de minería, del Ministerio de Minería de Chile, quien enfatizó que en estos momentos de transición energética el modelo de la minería al que se apunta en la región es que no solo sea mayor cuantitativamente, sino que, estas operaciones representen un impacto positivo, reduciendo brechas y mejorando la calidad de vida de los ciudadanos y comunidades.
En palabras de Paul Romer, Premio Nobel de Economía 2018, para una nueva economía el imperio de la ley es uno de los pilares fundamentales, de acuerdo con la economía de las ideas. Este imperio debe asegurar que haya gobernabilidad, o que simplemente estas ideas se concreten. Sin ello, corremos el riesgo de repetir situaciones nada deseables. Fijémonos, por ejemplo, en las cifras del INEI sobre los niveles de pobreza en el Perú: uno de cada tres ciudadanos se encuentra en situación de pobreza; no obstante, la minería mueve el 9% del PBI y el 60% de las exportaciones totales (2023). Resulta una paradoja que un país “bendecido” con gran variedad de minerales no pueda revertir estas cifras. Según el ministro Rómulo Mucho, durante el año pasado el país decreció aproximadamente 0.6%, esto fue así porque -a pesar de la ingobernabilidad vivida en el primer trimestre (y cuyos estragos se sintieron a lo largo del año)- la minería hizo su trabajo. Sin este importante sector, la cifra sería más alarmante, se calcula que entre 1.8 a 2 %.
Respecto de lo anterior, se debe aceptar que, así como la minería formal y la informal en vías de formalización son una fuente de aporte a la caja fiscal, también lo es el mantenimiento de cierta estabilidad en diferentes rubros económicos. Ángela Grossheim, directora Ejecutiva del SNMPE, indicó una sobrecarga normativa como problema, pues en la legislación existente se tiene un promedio de 400 normas referidas al sector, así como 19 instituciones estatales involucradas en los procesos concernientes a estas. No obstante, hay poca efectividad de estas: es ineficiente el imperio de la ley.
Por otro lado, otro de los problemas que enfrentamos es la minería informal e ilegal. Con preocupación, el IPE presentó que entre seis países de la región (Brasil, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela y nuestro país), Perú supone el 44% de la producción de oro ilegal, lo cual evidencia que el trabajo realizado en esta arista aún no llega a los resultados esperados.
Frente a este panorama, los retos y desafíos son varios y variados. En mi opinión, me quedo con tres puntos fuertemente expuestos. El primero, el imperio de la ley, que no solo es una promulgación excesiva, sino, una efectivización de las normas para reforzar la gobernabilidad. En segundo lugar, el cambio de discurso o narrativa, que es la manera más adecuada hasta el momento, en el que el ciudadano puede entender que la minería está junto a él (ejemplo de ello es Quellaveco). Y, en tercer lugar, la trazabilidad de los minerales, importante para demostrar y promover las buenas prácticas en este sector y aumentar los precios en los mercados, ya que la minería, si bien puede ser una bendición, también puede ser una maldición cuando no se regula, como lo testifican los estragos producidos en Madre de Dios. Esta trazabilidad no sólo es competencia del Estado, sino, sobre todo, del sector privado, pues deben identificar plenamente de dónde llegan los minerales que adquieren.
En conclusión, Perú está bien posicionado (tercer productor a nivel mundial) en un contexto de cambio energético. Por ello, existe un compromiso de todos los actores involucrados, ya que será un reto que afrontar. No obstante, el mismo desafío se verá en la sociedad, en cuanto pueda asumir los shocks de inversión que se darán a partir de la minería. Lo mismo ocurre con el gobierno nacional y local que deberá administrar las regalías generadas de forma efectiva. Ya no es necesario gastar en canchitas o piscinas temperadas, sino necesitamos invertir en el talento local y en la sostenibilidad ambiental de los sectores aledaños.