Reinicio sin retorno
Juan Christian Olarte Arrospide, estudiante de Ingeniería Empresarial
El futuro de la humanidad es incierto. Incluso en los países más prósperos se espera un deterioro en la calidad de vida. Sin embargo, lo que se está descubriendo, lo que algunos están adquiriendo en conocimientos, es suficiente para esperar que este periodo no sea juzgado como un retroceso.
En la economía pasa lo mismo, se paralizó de la noche a la mañana pero no puede reiniciarse de la misma manera. Los debates al respecto se han centrado en cuándo debemos comenzar el retorno a las actividades económicas, bajo qué circunstancias se debe permitir a los negocios reabrir a las personas salir de sus hogares. La pregunta realmente inquietante es ¿cómo lo haremos?
La propuesta de que sea un inicio gradual, con sectores reiniciando sus actividades antes que otros, no se alinea necesariamente a la realidad y puede tener dificultades. Por ejemplo, una tienda no puede reabrir en tanto sus proveedores se mantengan cerrados.
Bajo el plan actual del gobierno, muchos negocios retomarán operaciones en la primera fase, mientras que los colegios aún no tienen fecha de reapertura. Eso significa que millones de padres se verán forzados a retomar sus labores sin que tengan dónde dejar a sus hijos.
En tanto, muchos ciudadanos que están dentro de los grupos de riesgo no van a incorporarse a las actividades económicas mientras no existan tratamientos y vacunas contra la enfermedad. Y con mucha razón. Con la salud pública no se juega.
Reiniciar los sectores muy pronto, o sin las medidas adecuadas, puede iniciar un nuevo brote con consecuencias sanitarias y económicas. Aunque las personas esperan un reinicio total para setiembre, podrían pasar meses o años para que volvamos a ocupar centros comerciales y restaurantes como lo hacíamos antes de la pandemia.
En las etapas tempranas de la reactivación se requerirá operar bajo un esquema de capacidad reducida. Las oficinas operarán por turnos. El lunes será para operaciones y el viernes para recursos humanos. En las fábricas, las líneas de producción deberán rediseñarse de modo que haya suficiente distancia entre trabajadores.
Muchas soluciones pueden ser recogidas de los profesionales de salud que no han paralizado sus actividades. Los hospitales siguen operando con muy bajos índices de transmisión del virus entre trabajadores. La cifra no está en cero pero es mucho menor a las que se registran en los contagios comunitarios. Enfrentando semejante riesgo, los doctores y enfermeras nos enseñan a evitar la propagación.
Los elementos para lograrlo se nos han hecho familiares: tomar medidas de higiene, realizar la detección a tiempo, respetar el distanciamiento y el uso de mascarillas. Cumplir todas estas disposiciones con responsabilidad puede proveer mecanismos confiables para reactivar las actividades económicas.
Sin embargo, hay algunos negocios que tienen un panorama más complicado. Los restaurantes, que operan bajo modelos de eficiencia en costos, van a perder un significativo flujo de ingreso al reducir su capacidad. Es difícil imaginar qué negocios pueden aguantar ventas solo del 50%.
Algunos empresarios deberán decidir si retomar labores vale el gasto adicional: ¿Hacerlo es cavar un hoyo más profundo? Hay preguntas que no tienen buenas respuestas.
Nuestras interrogantes regresan a la misma respuesta: el Gobierno y la política. Podemos confiar en la capacidad de nuestras instituciones para enfrentar la recesión económica pero no podemos esperar lo mismo de su sistema de Salud. Afortunadamente, el periodo post pandemia podría parecerse a una recesión más tradicional y requiere políticas mucho más convencionales.
Reiniciar no es un simple retorno a la misma figura. Tengo la ilusión que hay algo más esperándonos. Sin crisis no hay méritos. Podemos aprovechar la ocasión para soñar un país mejor, menos desigual e informal, un país de oportunidades. Depende en gran medida de nosotros el mundo que nos espera. Las oportunidades nos sonríen y debemos devolverles el cumplido. Que lo desconocido, lo especulativo y lo extraño nos permita construir la próxima década. Tengamos coraje.