El Optimismo Económico frente al COVID-19
Óscar Bravo, estudiante de Economía de la Universidad del Pacífico
Las repercusiones de la crisis generada por el COVID-19 han afectado a la economía peruana con una magnitud sin precedentes. Tan así es que se estima una caída de 4.5 puntos porcentuales del PBI, según las proyecciones de crecimiento estimadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). No obstante, y en este contexto, poco se ha discutido acerca de los aspectos optimistas que podría dejarnos esta pandemia.
De hecho, esta crisis nos ha demostrado la existencia de algunos aspectos de infraestructura económica que podrían mejorarse con el objetivo de lograr un mayor beneficio en el largo plazo. ¿Cómo lograrlo? Esta interrogante es la que se intentará resolver en las siguientes líneas.
En concreto, factores como la informalidad, los sistemas de ahorro previsional y el paquete de reactivación económica pueden ser ese giro alentador que se requiere para poder lograr un mayor desarrollo económico en nuestro país.
En primer lugar, se ha visto cómo el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), de la mano con el Banco Central de Reservas del Perú (BCRP), han elaborado el plan Reactiva Perú. Este proyecto ambicioso intenta apoyar a las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas con liquidez, las cuales, al no tener ventas, sufren problemas de solvencia en sus flujos de caja. Asimismo, el plan de subsidios para empresas generadoras de empleo apoya directamente al tejido empresarial formal.
Ante esta realidad, al ver los beneficios que implica pertenecer a dicho aparato, muchas empresas informales tendrán mayores incentivos para migrar a ese sector formal que viene siendo tomado muy en cuenta para el proceso futuro de reactivación económica luego de la recuperación. Tengamos en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, la tasa de empleo informal del país se ubicó en 72.7% en el año 2019; por lo que los incentivos mencionados previamente contribuirían a la solución de un problema latente y relevante.
En segundo lugar, esta pandemia ha hecho que los problemas estructurales en el sistema de pensiones sean uno de los focos de atención en el país. Como menciona la ministra de economía, María Antonieta Alva, el sistema de pensiones posee una muy baja cobertura, además de no garantizar la otorgación íntegra de los fondos en la etapa de jubilación de los beneficiarios.
Por ello, el Gobierno tiene en agenda una reforma estructural de dicho sistema. Esto representa un optimismo potencial, pues se solucionarían tres problemas principales: el esquema poco favorable que posee tanto la ONP como las AFP para la otorgación de pensiones; el problema de los altos montos de comisión; y la falta de un mercado más competitivo en el sistema privado de pensiones.
En el último punto, está el paquete de reactivación económica para nuestro país. Es interesante cómo analistas económicos remarcan la disciplina de ahorro en nuestro país, la cual hemos logrado en los últimos 20 años. Sin embargo, hemos visto el paupérrimo sistema de salud que nos aqueja, lo que consecuentemente genera la pregunta: ¿habremos pecado de cautos en cuanto al gasto para lograr mejoras estructurales? Como menciona el investigador Pablo Lavado, el Perú tiene un gasto en salud de entre 5 y 6 puntos porcentuales del PBI. Estas cifras nos ponen muy por debajo de otros países de la región. Asimismo, menciona que el 25% del gasto en hospitales es de índole administrativa, entendiéndose esta como pago de salarios, entre otros.
Lo que está saliendo a la luz es una ineficiencia estructural latente y esto es crucial para que puedan existir reformas que nos beneficien en el largo plazo. En ese sentido, esta pandemia nos entrega oportunidades de mejora tangibles.