Ley del plástico y patrones de consumo
El 1 de agosto de 2019 entró en vigencia la Ley N° 30884, la cual pretende regular el plástico de un solo uso y otros recipientes o envases descartables. Según el decreto, la cuantía del impuesto gravado al consumo de las bolsas de plástico es gradual y se aplica por la adquisición unitaria de bolsas de plástico, de acuerdo con el siguiente cronograma: S/ 0.10 en el 2019, S/ 0.20 en el 2020, S/ 0.30 en el 2021, S/ 0.40 en el 2022 y S/ 0.50 en el 2023 y años subsiguientes.
Si bien el espíritu de la ley concuerda con el deseo colectivo de combatir el problema del cambio climático (actualmente, un cuarto de los países del mundo tiene al menos una regulación sobre el plástico), es posible que la imposición de esta legislación derive en cambios en el comportamiento de la población en cuanto a sus hábitos de consumo. De hecho, en lo que respecta a los patrones de compra de los consumidores, independientemente de que S/ 0.10 por unidad sea considerado un precio bajo, una vez que se considera el número promedio de bolsas plásticas usadas por persona al año, el monto se torna relevante. De ese modo, es lógico que las personas estén incentivadas a buscar estrategias alternativas que les permita ahorrarse este pago.
En primer lugar, una de las alternativas sería cambiar la frecuencia y, por ende, la cantidad promedio que se adquiere en cada compra. En otras palabras, uno podría adquirir lo suficiente para abastecerse por un periodo de tiempo determinado (por ejemplo, un mes) y ahorrarse el tener que pagar por bolsas si es que fuese más seguido de compras. De hecho, esto sucede en países más desarrollados en política ambiental, donde las ventas al por mayor incrementaron considerablemente una vez se establecieron restricciones contra el uso de bolsas plásticas.
Por otro lado, intuitivamente, si en promedio las tiendas ofrecieran los mismos productos, los consumidores preferirán realizar sus compras cotidianas donde no tengan que incurrir en costos adicionales, esto es, tiendas que brinden bolsas por las que no se tenga que pagar. Frente a esto, los supermercados y tiendas retail pueden aprovechar la situación y empezar a fabricar bolsas de materiales biodegradables que luego podrán vender u ofrecer gratuitamente. Naturalmente, esta alternativa implicaría un costo de producción mayor, pero este podría verse sopesado con el mayor flujo de clientes que la tienda recibiría.
Finalmente, el mercado de entrega delivery ofrece otra opción para quienes deseen comprar sin incurrir en pagos por plástico. Los aplicativos de reparto como Rappi, Glovo y UberEats han revolucionado la forma en la que las personas consumen y hacen sus encargos. De este modo, uno podría encargar la lista de compras del supermercado, lo cual ahorraría no solo la molestia de ir personalmente a los establecimientos, sino también tener que pagar por el uso de la bolsa.