¡YA ES HORA DE QUE CONOZCAS AL “CISNE NEGRO”!
Son pocos/as quienes han oído hablar del término “Cisne Negro”. Normal. Tampoco es que se hable o se escriba lo suficiente al respecto.
¡No se diga más! ¡Llegó la hora de difundir este concepto!
Te preparo este Shot con los principales alcances que te ayudarán a comprender -de manera rápida y sencilla- en qué consiste “El Cisne Negro”.
***SPOILER: Lamento decirte que este Shot no va de la película del mismo nombre, ni mucho menos de Natalie Portman.***
Dicho esto, te sirvo el Shot con la ilusión de que lo disfrutes y te sea útil.
¿QUÉ ES “EL CISNE NEGRO”?
En palabras simples, “El Cisne Negro” consiste en un evento altamente improbable e impredecible; que, una vez ocurrido, trae consecuencias sumamente graves en diferentes áreas de la vida.
Digamos que es uno de esos eventos que -por más especialista en riesgos que seas- no te ves venir y que -por tanto- no mapeas; pero que -azarosamente- acontece, trayendo nefastas implicancias; y, dejando con el tiempo un sinsabor en quienes no pudieron imaginar que “algo así podría suceder”.
Lo que más llama mi atención es que estos terribles eventos tienen en común la característica de dejarnos sumergidos/as en una suerte de halo de gas de luz que termina por hacernos creer que pudimos -es más, debimos- predecirlos e incluirlos en la Matriz de Riesgos de nuestra organización.
Y esto -si no se gestiona- puede ser muy peligroso, metiéndonos en el bucle infinito de creer que somos capaces de predecir todos los riesgos que -de cualquier manera- pudieran amenazar a nuestras organizaciones. Lo cual no es otra cosa que una fantasía.
¿CÓMO NACE ESTE CONCEPTO?
El término fue popularizado por el filósofo e investigador libanés Nassim Nicholas Taleb en su libro “El Cisne Negro: El impacto de lo altamente improbable”.
Taleb describe “El Cisne Negro” como un suceso sorpresivo (inesperado) y de gran impacto socioeconómico, que analizado en retrospección puede dejarnos la sensación de haber sido predecible. O aún peor, dejarnos la impresión de que “prácticamente, estaba cantado que ocurriría”.
Pero ¿por qué utilizó el término “Cisne Negro”?
Alude a la idea de que, antes del descubrimiento de Australia, los europeos asumían que todos los cisnes eran blancos, ya que nunca habían visto ninguno de otro color. Sin embargo, cuando los exploradores europeos llegaron a Australia, se encontraron con cisnes negros, lo que desafió por completo sus expectativas previas.
¿Qué te parece?
ALGUNOS EJEMPLOS.
Aquí te cuento algunos de los ejemplos de “Cisne Negros”:
- El inicio de la Primera Guerra Mundial.
- La gripe de 1918.
- Los ataques del 11 de Septiembre de 2001.
- La pandemia de COVID-19.
- Desastres naturales extremos, como tsunamis, terremotos y huracanes.
- Descubrimientos científicos o tecnológicos disruptivos que transformaron al 100% industrias.
¿QUÉ TIENEN EN COMÚN LOS EJEMPLOS DE “CISNE NEGRO”?
Sin duda, todos comparten las características siguientes:
UNO: Son altamente improbables y -además- impredecibles, pues van más allá de las expectativas normales y desafían las predicciones racionales que se suelen aplicar.
DOS: Tienen consecuencias devastadoras, tanto en lo económico y financiero, como en lo social y humanitario. Es decir, son capaces de poner de cabeza en un dos por tres a mercados y sociedades enteras.
TRES: Una vez ocurridos, tienden a hacernos creer que eran “predecibles” o prácticamente “evidentes”; aunque en realidad razones objetivas indican que no lo eran.
Creo que este tercer y último ingrediente es el que aporta el toque amargo a este Shot.
Y es que no dejo de preguntarme: ¿Por qué llegamos a creer que los “Eventos del Cisne Negro” estaban “en nuestras narices”?
De hecho, si lo analizamos fría y objetivamente, podremos darnos cuenta que no era así; o, en todo caso, que eran riesgos improbables.
OJO: Con esto no pretendo -para nada- alimentar la negligencia en los especialistas en riesgos o en los encargados de identificarlos en las organizaciones.
Concretamente, lo que busco con este Shot es llevarte a reflexionar lo siguiente:
PRIMERO: Por más que pongamos nuestros máximos esfuerzos de diligencia, conocimiento y experiencia, siempre habrá eventos muy difíciles de prever o predecir. Recordemos que la realidad supera largamente la ficción.
SEGUNDO: El ser humano tiende perniciosamente -y por diferentes factores- a culparse prácticamente por todo. En especial, cuando nos dedicamos a la prevención. Está en nosotros/as mismos hacer constantemente ejercicios de racionalización que nos lleven a concluir que no es así, que la “culpa” no es un factor objetivo que sume a nuestro propósito y que no tenemos superpoderes para ver más allá de lo evidente.
Es verdad que conocer conceptos como “El Cisne Negro” nos impulsa a ser cada vez más acuciosos/as y crear programas de prevención más robustos. Sin embargo, también nos invita a darnos cuenta de nuestros límites naturales y tener una mirada más realista y autocompasiva con nosotros/as. ¡Pequeño detalle que muchas veces se nos olvida!
¡Y así como así llegamos al final de este Shot! Espero que lo hayas disfrutado y te hayas quedado con muchas ganas de reflexionar! ¡Compártelo con quien pueda serle útil!
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