Reinventarse frente a las pérdidas laborales
Hace ya varios años, caminando por la zona empresarial de San Isidro en Lima, me encontré con una amiga de un anterior trabajo, con la que había compartido algunos años de carrera profesional en un equipo comercial. Ella se encontraba algo inquieta y preocupada: había sido desvinculada. El cúmulo de emociones que pude notar en ella, fue de desconcierto porque no se esperaba la noticia; confusión, al no entender por qué eso le estaba pasando; ansiedad por reaccionar rápidamente tomando cartas en el asunto; decepción por los años, el tiempo y todo lo que ella había aportado a la empresa.
Y es que, al atravesar una situación como esta, se vive una etapa similar a la de un luto, una pérdida de algo con lo que nos identificábamos: Puede ser el rol, la rutina, una sensación de comunidad.
En esta etapa, uno suele cuestionarse y tratar de encontrar sentido a lo que pasó, buscar entender qué fue lo que salió mal o indagar sobre la participación que tuvo para que llegar a ese desenlace. Y es ahí cuando se intensifican las emociones.
Recuerdo que al inicio de mi carrera como Coach laboral, trabajé en procesos de recolocación donde de manera frecuente me encontraba con emociones intensificadas en los ejecutivos que se encontraban transitando esta etapa: Impotencia, frustración, tristeza, incertidumbre, confusión, ansiedad. Esta última es la que genera la necesidad de “solucionar” la situación pronto, tomando decisiones precipitadas.
Definitivamente es una situación compleja, en la que permitirse un espacio de calma es fundamental, por lo que si has atravesado un proceso de desvinculación, podría ayudarte:
- Hacer una pausa
- Pensar en ¿qué funcionó?
- ¿qué no funcionó?
- ¿qué agradecer a la etapa que se está cerrando?
- ¿a qué oportunidades le das la bienvenida en adelante?
Este tiempo es clave para recargar energías y embarcarse con entusiasmo hacia el nuevo camino.
Y ya que inicié esta nota comentando cómo solemos relacionar las pérdida a nivel laboral, con una desvinculación o cese del trabajo; quiero hacer mención de las pérdidas que van más allá de la pérdida del empleo.
Hoy voy a compartir 3 tipos de pérdidas que solemos transitar en el trabajo y que hoy son menos comentadas:
La Pérdida del cargo: En algunas empresas, durante procesos de reestructuración, se pueden producir cambios en la jerarquía de los cargos, así como movimientos de personal que implican cambios en las posiciones laborales. Por ejemplo, un gerente de un departamento podría ser reubicado como subgerente en otra área de la empresa.
Otro tipo de pérdida de jerarquía también sucede cuando al recolocarse, un profesional se inserta en el mercado laboral con un cargo jerárquicamente menor al que tenía en su trabajo anterior.
Aunque en este tipo de situaciones puede ser difícil mantener una actitud positiva, tener la mente abierta a nuevos aprendizajes, puede facilitar el proceso y hacerlo más productivo para el profesional.
Recuerdo una conversación de coaching en la que un cliente que se recolocó con un cargo jerárquicamente menor al de su anterior trabajo, esperaba pronto poder acceder a la jefatura que anhelaba. Las conversaciones nos llevaron a grandes reflexiones. Cuando profundizamos en sus metas e intereses profesionales, mi cliente me comentó que tenía que lograr rápidamente volver a ser jefe, y que temía proponer ideas o mejoras mientras no tuviera ese cargo, porque pensaba que el jefe actual podría tomar crédito por sus ideas.
En la conversación convenimos en que si él ya había tenido a cargo un equipo, con buenos resultados en su trayectoria; reservarse ideas y propuestas no contribuiría a su crecimiento. Si las habilidades de liderazgo ya las tenía desarrolladas y podrían fluir de manera natural, lograría mayor visibilidad al ponerlas al servicio de la empresa, sus superiores podrían identificarlas y muy probablemente, facilitarle una serie de oportunidades de crecimiento profesional.
Dejar un rol de líder y volver a comenzar, no es fácil, precisamente porque uno ya tiene incorporadas las habilidades y estrategias que le permiten realizar su gestión. En esta etapa, incorporar el valor de la humildad, para aprender desde otra perspectiva lo que haya que aprender, es la receta clave para poder fluir naturalmente hacia el lugar que uno se plantea llegar.
La Pérdida del equipo: En el contexto actual de la transformación digital, las nuevas generaciones y el acelerado crecimiento de la tecnología, las empresas suelen realizar movimientos frecuentes, ya sea por productividad, optimización de recursos, o por cambios necesarios en la estrategia comercial. Por lo tanto, es común que los departamentos o áreas se reestructuren, lo que podría implicar que los líderes experimenten la pérdida de su equipo.
Considerando que muy probablemente el líder ha vivido el proceso de seleccionar, organizar y desarrollar a su equipo, esta pérdida puede generar una serie de emociones y desafíos adicionales.
Estas son algunas formas en las que pueden transitarse esta etapa de acuerdo al estilo natural del líder.
- Algunos líderes orientados a resultados y a la acción, asumirán que el cambio es parte de la dinámica de los negocios y que es preciso continuar. Por lo que será más fácil su adaptación y resiliencia.
- Algunos más metódicos y con enfoque de procesos y estructura, podrían sentirse frustrados y preocupados en cuanto al cambio de responsabilidades, por lo que podrían vivir esta etapa con incertidumbre y mucho análisis.
- Algunos con mayor sensibilidad a las relaciones interpersonales y al desarrollo de su equipo, pueden vivir esta etapa con tristeza y empatía enfocada en que su equipo se sienta bien con el cambio.
Lo normal es que esta montaña rusa de emociones se presente en mayor o menor medida antes de aceptar lo que está cambiando y adaptarse a la nueva dinámica. Es importante agradecer antes de cerrar un capítulo, reconocer la contribución que hubo en y hacia el equipo, y reenfocar la energía hacia las nuevas oportunidades.
El líder que se queda en la organización, siempre podrá contribuir al éxito de la empresa desde su nueva posición. De lo contrario, siempre podrá tomarse un tiempo para reevaluar sus metas profesionales.
La Jubilación: Cuando uno deja el sector corporativo después de años identificado con un rol o especialidad, podría experimentar un profundo vacío, una sensación de pérdida de identidad.
Para algunos profesionales, su vida se define por el cargo o rol que ocupan, llegando incluso a utilizarlo como parte de su nombre, como en el caso de “Doctor, ingeniero, inspector, entre otros.”
Dejar atrás un título o rol puede resultar desafiante, ya que implica volver a encontrarse a uno mismo o embarcarse en un proceso de reinvención y búsqueda de una nueva identidad (o más bien, la búsqueda de uno mismo)
Recuerdo haber compartido este tema en un taller de marca profesional que facilité y haber escuchado historias acerca de personas jubiladas que no lograron aceptar o adaptarse a esta transición y ello trajo consecuencias importantes en su salud o en sus relaciones personales, se quedaron viviendo en el pasado y reteniendo emociones negativas tras lo vivido.
Reinventarse en una nueva etapa como es la Jubilación, implica el camino de regreso a uno mismo: mirar hacia adentro, replantear prioridades y enfocarse en lo verdaderamente importante. Volver a conectar con la esencia propia. Es un momento que implica reflexión, explorar los propios intereses y renovar un sentido de propósito y de bienestar. <Encontrar una nueva pasión.>
¿Qué camino tomar?
Timothy Ferris, menciona en su libro “la semana laboral de 4 horas”, que no es preciso preguntarse “¿Qué quieres?”. Esta pregunta la define como demasiado “vaga” como para producir una respuesta con sentido que te impulse a actuar.
Tampoco lo es “¿Cuáles son tus objetivos?” ya que no se trata únicamente de trazarse metas y lograrlas todas esperando que ello aporte felicidad.
Thimothy con su estilo frontal y su mirada práctica de la vida, nos invita a cuestionar la búsqueda de felicidad, buscando su lado opuesto al que llama “aburrimiento”. Sugiere que la mejor forma de dar respuesta a “Qué camino debo tomar” es preguntarse “¿qué te hace ilusión?
¿Qué te hace ilusión?
Conéctate con lo que para ti es importante, con lo que tú disfrutas, recuerda aquellas actividades que hacías y disfrutabas fuera del trabajo, o cuando eras niño(a). Tal vez, ¿Pintar, bailar, tocar algún instrumento, montar bicicleta, aprender idiomas? ¿te ilusiona alcanzar la maestría en algunos de tus intereses y tal vez hasta mostrarlos al mundo?
Haz un inventario de todos los roles que ocupas: “padre/madre, hijo/hija, hermano/hermana, tío/tía, primo/prima, vecino/vecina, deportista, amigo/amiga, colega, voluntario/voluntaria, mentor/mentora? Reconéctate con todo lo que eres. En definitiva eres mucho más que solo un cargo laboral.
Reconoce tus talentos naturales, busca actividades relacionadas a estos talentos, reconecta con familia y amigos, con personas que están pasando o pasaron por la misma experiencia. Conversa con ellos, explora todas las opciones que hay, que hacen ellos?, qué te gustaría hacer a ti?
Si es necesario, busca ayuda, un coach, terapia, libros, otras terapias holísticas, espirituales. Si encuentras el camino muy desafiante, entonces busca las herramientas para avanzar.
En el camino de las pérdidas y ganancias, es clave reconocer los logros y agradecer por la etapa que dejamos atrás, para abrirse con entusiasmo a nuevas oportunidades.
¡Bienvenido de regreso a ti!
Hasta un próximo post.