Expectativa vs. realidad: ¿están preparados nuestros destinos turísticos para TikTok?
La inspiración e influencia de este artículo nacen producto de una nota en El País titulada “El efecto TikTok en el turismo: cuando la viralidad es indeseable” en la que se abordó el insólito caso de Albania y cómo sufrió una ola de críticas a raíz de que un grupo de influencers consideraron que el país no era tan atractivo como ellos habían visto en TikTok.
Al respecto, vale la pena señalar esta plataforma de entretenimiento tiene una gran influencia en los usuarios en lo que respecta a viajes. En este artículo de El País se señaló que, solo en Estados Unidos, el 35% de los usuarios de TikTok visitó un nuevo destino luego de conocerlo en un contenido de esta plataforma, según un informe de la agencia de marketing especializada en turismo MGH. Incluso, el porcentaje subió hasta el 45% en el grupo comprendido entre 25 y 44 años. Una de las explicaciones de este fenómeno es que el algoritmo de TikTok funciona muy bien para difundir videos, permitiendo que “la viralidad” se fortalezca, lo que no es comparable con Instagram.
En anteriores artículos en este blog, se señaló que una de las claves para captar más turistas pasa por la conquista de la Generación Z y un excelente canal es justamente TikTok. Esto puede darse a través de la creación de campañas y contenidos que estén alineados con las necesidades de este grupo generacional. Sin embargo, así exista la mejor producción para la realización de contenidos, el uso de los mejores influencers y un presupuesto generoso para tener campañas activas en varios mercados, si los destinos promocionados no están debidamente preparados para soportar una considerable o importante afluencia de público, el éxito podría ser de corto plazo y a la larga tener un efecto boomerang en la atracción de turistas.
En esta línea, un primer aspecto a considerar es que antes de promocionar un destino es necesario analizar realmente su situación a nivel de servicios básicos: ¿se cuenta con una adecuada conectividad? ¿hay una buena señal de internet? ¿se cuenta con una oferta de establecimientos hoteleros y gastronómicos con calidad? ¿se cuenta con los medios para garantizar seguridad y el cumplimiento de estándares que no exponga la integridad de los visitantes y de la misma población local? ¿la comunidad adyacente a los destinos ha sido capacitada para cómo relacionarse con los turistas? Y aquí podemos agregar más aspectos vinculados a la limpieza, claridad en los precios, elementos que permitan una adecuada comunicación (por las diferencias de idioma), entre otros.
Otro aspecto para considerar es que la expectativa que se genera por un video puede ser muy alta y si es que existen grandes diferencias con la realidad se es proclive a generar un choque que puede ser muy perjudicial. “Sobredimensionar” los paisajes, distorsionar cómo se ve el atractivo en un día regular / promedio son solo algunas de las maneras en las que se arriesga el verdadero encanto de un destino. Hay que ser consciente que hoy en día la población, y sobre todo los jóvenes pertenecientes a la Generación Z, es muy visual debido a la continua exposición en plataformas en línea y al consumo de videos, imágenes y narraciones envolventes. Si bien necesitamos construir narrativas digitales atractivas para futuras campañas de la Marca Perú, no podemos caer en la sobre expectativa.
Vinculado con el punto anterior, desde las comunidades locales, con apoyo de los gobiernos regionales se debe tener una cultura de prevención y protección con las atracciones turísticas que se promocionen, ya sean de índole natural o cultural. Si se pierde la autenticidad para dar lugar a un espíritu netamente comercial, no solo se generará una mala impresión de los visitantes, sino que se puede tener un efecto multiplicador con los familiares, amigos y conocidos de estos.
Como puede verse, TikTok tiene dos caras: un vehículo para el éxito internacional del destino, incrementando la afluencia de las personas y por consiguiente generando mayores ingresos a las economías locales, pero también puede generar el efecto contrario: una profunda desilusión en caso las expectativas no sean alcanzadas e incluso una molestia que se extienda a críticas como las que sufrió Albania.