Velas y buen viento
Hace un año escribíamos en este mismo espacio un blog titulado “Reflexiones sobre un año que se va”, en el que hicimos hincapié en que el año 2021 estuvo marcado, entre otros, por los siguientes temas:
- Incertidumbre y paralización empresarial originada por la crisis sanitaria
- Agudización de la crisis política
Prácticamente estamos terminando el “nuevo año”, el mismo que en pocos días dejará de serlo para pasar a la categoría permanente de años o ejercicios anteriores, pero ¿qué es lo que pasó en estos últimos doce meses?
La incertidumbre y paralización empresarial sigue igual o quizás peor que el año anterior, pero esta vez el vector principal que influye en esta situación es la crisis política, la misma que afecta a todos los sectores de la economía (el PBI estimado optimistamente para el año 2022 no llegará al 3%). Además, podemos indicar situaciones complementarias que afectan nuestra alicaída economía como la guerra entre Rusia y Ucrania, rezagos de la pandemia – quinta ola, gripe aviar, entre otras, pero es la incertidumbre que causa el manejo político lo que más afecta a la sociedad en general y a las empresas en particular.
En el momento en que escribía este artículo, el expresidente Pedro Castillo estaba dirigiendo su mensaje a la nación y anunciaba la disolución del Congreso de la República. Afortunadamente la intentona del golpe de estado no prosperó y espero, con mesurado optimismo, que a partir de 2023 se dé el punto de inflexión para la recuperación de la economía del país. Los temores, o mejor dicho, la incertidumbre que producía el gobierno de Pedro Castillo y que restringía el accionar de la iniciativa privada, así como las señales que emitan los nuevos gobiernos, se reflejan automáticamente en el riesgo país, lo cual, como sabemos impactan las inversiones tanto nacionales como extranjeras.
Ojalá toda nuestra sociedad y, principalmente, nuestra clase dirigencial y empresarial tome este nuevo contexto como la gran oportunidad para promover, generar o facilitar un círculo virtuoso que se traduzca en mayor empleo, seguridad y bienestar de la sociedad en general.
Así como decimos que cada persona es un mundo aparte, también podemos considerar a cada empresa como un ente independiente con su propia estructura de gobierno que en el corto, mediano y largo plazo define su sostenibilidad y supervivencia empresarial.
En este sentido, un buen gobierno corporativo, que implica una adecuada, oportuna y apropiada gestión de riesgos y cumplimiento, soporta fuertemente la gestión empresarial; asegurando una clara identificación de los principales y críticos eventos de naturaleza negativa que impactan en el cumplimiento de los objetivos empresariales junto con los planes de acción y/actividades de control para que, de materializarse los riesgos, puedan ser administrados en línea con los niveles de apetito y tolerancia al riesgo que se hayan definido al interior de cada organización.
De acuerdo con la Encuesta Global de CEO de PwC del año 2022, un porcentaje importante de los entrevistados indicó que contar con una adecuada estructura empresarial o también llamado ambiente de control; ayudó a las organizaciones a enfrentar las diversas situaciones de una mejor manera y en muchos casos, salir fortalecidos de ello; esto en razón que dentro de la diversidad de opciones que se podían optar; se encuentran:
- Oportunidades de virajes o cambios en las estrategias empresariales que podrían llevar, desde nuevos productos y/o servicios a escisiones/fusiones o disoluciones empresariales
- Incertidumbres, en términos de materialización de riesgos operacionales que implican situaciones relacionadas con la estructura, procesos, personas y tecnología que ya no responden a las necesidades actuales y que deben revisarse y actualizarse
- Amenazas relacionadas con incumplimientos internos o externos a los que está expuesta cada organización, en función a diversos aspectos tales como:
- Tipo de organización: familiar, privada, pública
- Tipo de servicios y/o productos ofrecidos
- Nivel de madurez organizacional
- Momento del ciclo de vida empresarial en el que se encuentre
En este contexto, un rol muy importante descansa en la clara y puntual identificación y actualización de todos los grupos de interés (internos y externos) a los que está expuesta la organización junto con sus renovadas expectativas que tienen cada uno de ellos respecto de determinada empresa; en ese sentido, tomando en cuenta lo antes mencionado, deben considerarse:
- Accionistas: retorno de la inversión que se espera
- Directorio: supervisión y monitoreo de los mejores intereses de la organización
- Alta gerencia y colaboradores: gestión y clima laboral
- Clientes: disponibilidad, precio y calidad de los productos / servicios entregados
- Proveedores: disponibilidad precio y calidad de los productos / servicios recibidos
- Comunidades: cobertura de necesidades básicas de salud, alimentación, educación, entre otros
- Órganos reguladores / supervisores: cumplimiento normativo y regulatorio
- Competidores: ordenamiento del mercado y sana competencia
- Potenciales inversionistas: atractividad empresarial pública y/o privada
- Otros interesados
Así, estamos por iniciar un nuevo año, lleno de incertidumbres, retos y nuevas oportunidades; esperemos con el mejor de los ánimos. El inicio de este nuevo año debe presentarse definitivamente con mayores ilusiones que el actual así que fortalezcamos nuestra capacidad de resiliencia, carguemos nuestra bodega con planes, presupuestos, buenos deseos; elevemos velas y que los mejores vientos nos ayuden a navegar por el mar de 2023: “velas y buen viento” (Tradiciones Peruanas).