Manipulación de información como tipología de fraude
Una de las definiciones del fraude lo califica como una “acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete” y de esta manera lograr un beneficio directo o indirecto; entendiendo a “persona” como aquella natural o jurídica.
En el ámbito empresarial, de acuerdo con el Manual de la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados (ACFE por sus siglas en inglés), los fraudes ocupacionales son aquellos cometidos por personas naturales relacionadas con una empresa: empleados, ejecutivos o propietarios y también aquellos grupos de interés externos.
Asimismo, de acuerdo con ACFE, existen tres tipos principales de fraude ocupacional:
1. Corrupción
2. Apropiación indebida de bienes
3. Manipulación de información
Desarrollando el fraude ocupacional relacionado con las declaraciones fraudulentas como parte de la manipulación de información financiera, éstas refieren a las informaciones falsas que brinda una empresa con la finalidad de lograr un beneficio o perjudicar a un tercero. Estas declaraciones pueden ser de índole no financiero y financiero.
En el campo no financiero, están los fraudes relacionados con asuntos administrativos (emisión de una constancia de trabajo, emisión de un diploma o título por parte de una institución educativa, acreditación de una certificación, entre otros). Obviamente estamos frente a la entrega de documentación por servicios no brindados ni obtenidos de acuerdo con los procedimientos formalmente establecidos con la finalidad de demostrar y reflejar una imagen y reputación inexistentes y falsas.
En el campo financiero, esta tipología de fraude puede estar relacionada tanto con la sobrevaluación como con la subvaluación de la situación financiera de una empresa. Hay muchas formas de lograrlo, dentro de ellas, considerando interpretaciones antojadizas o creativas de las normas contables y/o de las normas tributarias a las cuales está sujeta una organización y entre las cuales podemos mencionar:
1. Sobrevaluación en la generación de ingresos, relacionadas por ejemplo, con ventas y/o servicios ficticios
2. Anticipación de ingresos, particularmente relacionados con trabajos en proceso
3. Revaluación de activos más allá de su valor de mercado; sean éstos relacionados con inventarios y/o inmuebles, maquinaria y equipo
4. Omisión del valor de mercado de los valores negociables o inversiones cuando estos sean menores al costo de adquisición
5. Subvaluación de provisiones, tales como cobranza dudosa, obsolescencia de inventarios, depreciaciones, entre otras
6. Obligaciones y/o pasivos no registrados por servicios y/o productos efectivamente recibidos
7. Diferimiento de gastos
Estos solo son algunos de una extensa lista de ejemplos, que no es limitativa gracias al ingenio de aquellos que buscan presentar una posición financiera que no tiene un real y efectivo respaldo en activos y pasivos de una organización. Como lo hemos indicado, lo antes mencionado busca mejorar la situación financiera de una empresa, por lo que la misma puede empeorarse, aplicándolos en sentido contrario.
Hemos explicado “qué es” y “cómo” se puede cometer un fraude financiero o también llamado manipulación de información financiera. En lo que respecta al “para qué” o “por qué” se cometen; podemos indicar que estos fraudes igualmente se cometen para lograr un beneficio personal o para la empresa. Algunos ejemplos están relacionados con:
1. Lograr la aprobación de una línea de crédito
2. Levantar capital privado/público
3. Participar en licitaciones que requieren niveles mínimos de ingresos
4. Imagen y posicionamiento de la empresa
5. Vender/comprar empresas o escindir una unidad de negocio
6. Pagar menos impuestos
7. Cumplir con los objetivos estratégicos planteados, usualmente asociado al pago de bonos por cumplimiento de metas a la plana gerencial
A todo esto ¿cuál es el rol del directorio con respecto a este tipo de situaciones? Al ser el órgano administrativo y representativo más importante de la organización, cuyas principales funciones están relacionadas con la fidelidad hacia la misma, así como el llevar a cabo procedimientos de debida diligencia para garantizar el valor y los intereses de una empresa; le corresponde supervisar y monitorear todas las actividades críticas de la compañía.
Su papel es sumamente sensible, más aún cuando desde el punto de vista legal y bajo ciertas circunstancias, entre ellas la negligencia grave, los miembros del directorio responden de manera solidaria por los daños y perjuicios que causen a la empresa, a sus accionistas o a terceros. Dicho de otra forma, el patrimonio personal de un director puede verse impactado fuerte y directamente.
Finalmente, y en línea con lo mencionado en el párrafo anterior, uno de los comités especializados que generalmente se constituyen en el ámbito de un directorio, como parte de un robusto gobierno corporativo de una organización, es el comité de auditoría que, como mejor práctica empresarial, se sugiere esté conformado por directores independientes.
Este comité tiene fundamentalmente la responsabilidad de velar por la veracidad de la información financiera, así como de la adecuacia de los procedimientos y actividades de control de la organización, alineadas con los principales riesgos de la compañía; de tal manera de asegurar que la información que fluye interna y externamente esté exenta de errores materiales, intencionales o no, dentro de las circunstancias. Para ello, debe establecerse un nivel de coordinación muy estrecho entre los miembros de este comité con la gerencia general y sus gerentes de soporte, así como con los auditores externos e internos de la organización.
“La honestidad es un regalo muy caro. No la esperes de gente barata” – Warren Buffett.