La evolución de nuestro recurso más valioso
Cual bandada de palomas
que regresan al vergel,
ya volvemos a la escuela
anhelantes del saber.
Ellas vuelven tras el grano
que las ha de sustentar
y nosotros la idea
que es el grano intelectual …
¿Quién no cantó esta tonada de Virgilio Dávila (Poeta Puertorriqueño) en sus años de infancia? ¿Y cómo se relaciona su mensaje con la evolución del mercado laboral y el gobierno corporativo?
Más pronto que tarde, el personal de las empresas estará regresando paulatinamente a sus centros de labores, aunque una gran cantidad de compañías ya han tomado la decisión de retornar bajo un esquema “híbrido”, con condiciones y facilidades totalmente distintas a las que estábamos acostumbrados hasta 2019. Algunos con la alegría o emoción de reencontrarse con sus compañeros de labores, otros no tanto porque ya se habían adaptado a una nueva forma de trabajo y liderazgo, no faltando aquellos que regresarán con una mezcla de sentimientos encontrados agravados por el temor de un posible contagio aun habiendo sido vacunados completamente.
No cabe duda de que nos toca desaprender gran parte de lo transitado para aprender nuevas formas de hacer negocios y junto con ello redefinir nuestro modelo de gobierno corporativo, conceptualizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE como “el sistema por el cual las sociedades son dirigidas y controladas. La estructura del gobierno corporativo especifica la distribución de los derechos y responsabilidades entre los diferentes participantes de la sociedad, tales como el directorio, los gerentes, los accionistas y otros agentes económicos que mantengan algún interés en la empresa”. En línea con esta definición, las empresas tienen el gran reto de:
1. Fortalecer su capacidad estratégica y prospectiva
2. Realizar una clara identificación de sus grupos de interés junto con sus principales expectativas
3. Lograr un trato equitativo entre sus inversionistas
4. Ser una empresa socialmente responsable
Esta amplia definición obliga a la administración a reflexionar y actuar sobre la evolución de las actividades laborales y de sus colaboradores, como uno de sus principales grupos de interés; considerando los nuevos desafíos que debemos enfrentar a la luz de las actuales circunstancias sanitarias, económicas, sociales, medioambientales, entre otras de relevancia.
En ese sentido, si establecer un adecuado modelo de gobierno corporativo tiene que ver con la dirección y control de la compañía, cabe preguntarse qué está haciendo la administración con relación a la evolución de los negocios y junto con ello la implicancia en sus colaboradores. Por ello me permito desarrollar los principales cinco pasos indicados en mi artículo anterior relacionado con una mejor preparación en tiempos de COVID-19:
1. El trabajo remoto con su variante semi presencial ha llegado para quedarse y toca prepararse para un trabajo remoto prolongado. La mayoría de las empresas deben mantener operaciones críticas a pesar de los desafíos del cierre de oficinas, el distanciamiento social y las restricciones de viaje, lo cual demanda proporcionar a la fuerza de trabajo acceso seguro a activos y aplicaciones críticos para que pueda hacer su trabajo de manera efectiva, sin perder de vista las amenazas adicionales del acceso remoto. Integrar una base sólida de seguridad y privacidad para que pueda concentrarse en mantener las operaciones comerciales críticas sin exponerse a fraudes o problemas de cumplimiento.
2. Educar a la fuerza laboral sobre las amenazas. El personal es la primera línea de defensa. Los tiempos de estrés exigen reforzar el código de ética y demás protocolos, así como tranquilizar a los colaboradores sobre su valor como socios antifraude. Redoblar esfuerzos para educarlos sobre la ingeniería social y las técnicas de ataque por correo electrónico, entre otros. Y si se encuentran laborando de forma remota, asegurarnos que todos sean conscientes de qué comportamiento se espera de cada uno y qué recursos se encuentran disponibles para apoyarlos.
3. Comunicación permanente con todas las partes interesadas. No solamente con el personal, sino también con el directorio, accionistas, socios comerciales y reguladores hasta el público en general, es fundamental confirmar que todas las partes interesadas relevantes estén al tanto de los riesgos percibidos, las estrategias de prevención y los planes de contingencia, tan pronto y específicamente como sea posible. En una encuesta reciente de PwC donde se preguntó qué área es la más vulnerable ante una crisis grave, el 23% de ejecutivos en los Estados Unidos indicó que era sus comunicaciones con sus grupos de interés externos.
4. Estar atento a la extensa red de socios comerciales. Los proveedores, terceros y otros socios comerciales pueden ser una ventana para el fraude. ¿Puede identificar y dar cuenta de todos sus terceros clave? ¿qué tan bien posicionados están para continuar apoyando sus esfuerzos de gestión del fraude en tiempos de crisis? ¿son lo suficientemente fuertes financieramente para capear esta tormenta? ¿pueden proporcionar mantenimiento continuo y respuesta de emergencia? Y, si no pueden, ¿tiene un proveedor alternativo que pueda intervenir
5. Mejorar los procesos de detección de fraude. Los fraudes de naturaleza transaccional, como el fraude de clientes, los ataques cibernéticos y la apropiación indebida de activos, se pueden detectar mediante tecnologías de detección de fraude que aprovechan la analítica avanzada.
Como ya lo expresamos, ahora nos ha tocado gestionar en un ambiente en donde la administración de nuestros recursos y de los riesgos asociados han adoptado un nuevo rostro que nos obliga a cambiar el enfoque de cómo administrar los negocios para lograr los objetivos deseados. Ya las circunstancias hicieron su trabajo y cambiaron todo. La pregunta que surge ahora es: ¿nosotros hemos cambiado?
Quizá llegó el momento de reflexionar sobre lo señalado por Herbert Gerjuoy hace años y citado igualmente por Alvin Toffler: “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender”.