¿Es real la fatiga del COVID-19?
Ninguna crisis es un incidente aislado, y esta en particular, que ha alcanzado niveles excepcionales, aún nos mantiene en una extrema incertidumbre puesto que rebasa cualquier nivel de experiencia de la mayoría de los líderes empresariales, quienes ven la gestión de esta crisis como una parte inevitable de su función. En las últimas semanas hemos sido testigos de excepción que los protocolos de seguridad se relajaron ante la “aparente” disminución de los casos positivos y la casi tangible necesidad de salir a trabajar por gran parte de la población. Este relajamiento ha provocado las últimas medidas, como la cuarentena y otras adoptadas por el gobierno tengan poca efectividad para controlar la crisis.
Estamos a casi un año de la declaratoria de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud – OMS, atravesando por una “segunda ola” a nivel local y regional, y pareciera que no hemos aprendido las lecciones de la primera; por lo que surge la siguiente pregunta desde el punto de vista empresarial: ¿Cuáles de las decisiones vigentes actualmente, tomadas en 2020, deben revisarse o redireccionarse a efectos de lograr los resultados esperados?
No cabe duda de que las empresas que tengan un robusto gobierno corporativo implementado son las que tendrán una mayor capacidad de resiliencia y adaptación a estos escenarios de incertidumbre y lograrán administrar, dentro de las circunstancias, el impacto que una situación de crisis pueda tener en sus principales indicadores relacionados con sus talentos, clientes y sus operaciones.
En ese sentido, de acuerdo con un diversos estudios de PwC, se sugiere las siguientes acciones para el manejo de una crisis:
- Definir si es necesaria la presencia física o no de los trabajadores, incluyendo políticas actualizadas relacionadas con los protocolos sanitarios que deben seguirse en línea con la normativa vigente.
- Actualizar los planes de crisis y continuidad de negocios. Las variables de impacto pueden ser diferentes en sus formas, coberturas, tiempos y recursos a asignarse.
- Revisar la cadena de suministros, con una principal preocupación por los proveedores esenciales, que igualmente podrían haber sido afectados por esta crisis y no estar en condiciones de atender los requerimientos en tiempo, cantidad y calidad.
- Repasar las principales áreas cuyos procedimientos de riesgos y controles se pueden haber “relajado” por las actuales condiciones de escasez de recursos y en los que casos como poca segregación de funciones y aprobaciones urgentes podrían generar situaciones de manipulación intencional de los activos de la organización.
- Ajustar permanentemente la política de comunicación interna y externa de la compañía. Un aspecto muy relevante es la debida diligencia que debe tenerse con respecto al cuidado de la imagen y reputación de la empresa, en la que la preocupación por el personal es de mayor interés, así como el demostrar la responsabilidad social empresarial desde el punto de vista económico, social y medioambiental.
- Realizar escenarios de “stress”, particularmente útil para ser conscientes de los recursos que necesitaremos dependiendo del tipo de industria y la fase en la que se encuentre la organización. Cada una de las fases (1, 2, 3, y 4 en el Perú) tiene sus propios retos, desde las actividades esenciales hasta las de entretenimiento.
- Y por último y no menos importante, no perder de vista otros riesgos. El COVID-19 no es la única amenaza y, a menudo, las organizaciones son más vulnerables cuando se enfrentan a una crisis que domina su atención. Los muchos otros riesgos no disminuyen con una epidemia. Tenemos aquellos riesgos pre-Covid-19, como el ingreso de un nuevo competidor en el mercado y la tecnología emergente, así como los ciberataques que se han incrementado exponencialmente debido a las nuevas formas de trabajo remoto en cuales las políticas de confidencialidad de la información, así como el debido cuidado de nuestros activos de información; colocan a la ciberseguridad como parte de la agenda de los directorios y gerencias.
La disponibilidad y oportunidad de una vacuna para este año nos abre una perspectiva de regresar a un mundo “más normal”, aun sabiendo que proteger a toda la población nos llevará varios meses si no son años (considerando que un porcentaje de la población rechaza colocársela). Las consecuencias de la pandemia deberían impulsar a los líderes empresariales a aprender las lecciones de 2020. Está demostrado que las empresas preparadas y alertas obtienen mejores resultados cuando se enfrentan a lo inesperado.
Pasado un año durante el cual ajustamos y redujimos costos, con interacciones básicamente virtuales, implementando nuevas tecnologías, una mayor protección personal, y redefiniendo nuestras cadenas de suministro; toca empezar a hacer planes para un mundo que no esté limitado por la pandemia.
No sabemos qué nos traerán las próximas semanas y meses. Si la OMS actualiza la pandemia del Sars-Cov2 de COVID-19 a una endemia, el tono de la conversación cambiará de contención y prevención a la protección de los trabajadores para mantener las empresas en funcionamiento y, a aprender a vivir con ella. Las organizaciones deberán ser ágiles y resilientes para responder. Hay que reiterar que los buenos resultados se soportan en objetivos claros y colegiados, políticas, procedimientos, gestión de riesgos y controles asociados acorde a la “nueva realidad”, comunicando adecuada y oportunamente interna y externamente y, finalmente, sin dejar de lado la supervisión y el monitoreo necesarios.
Recordemos a Charles Darwin que ya hace más de 160 años indicó que “las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”. Si a ello le añadimos que la ventana de respuesta a una crisis se mide en meses, mientras que la recuperación se mide en años y más; nos queda el reto de estar siempre bien preparados para recuperarnos lo más rápido posible; teniendo como reto y concepto clave la confirmación del diseño del modelo operativo que las circunstancias actuales demandan.