Gobierno corporativo vs. empleo vs. inteligencia artificial
La tecnología, consecuencia de la progresión natural de la inteligencia artificial, se ha convertido en una característica común de toda actividad humana. Su evolución y expansión es comparable a la teoría de Malthus, es decir, la inteligencia artificial crece en una progresión exponencial, mientras que las actividades humanas, que están relacionadas con la inteligencia humana, lo hacen de una manera aritmética. Ambas llegarán a un punto de intersección, en donde tendrán que retroalimentarse para así seguir desarrollándose hasta un punto, por el momento utópico aún, que se logre la singularidad tecnológica.
Se percibe que la inteligencia artificial y la robótica eliminarán muchos puestos de trabajo, sobre todo aquellos que son repetitivos, manuales o que agregan poco valor al producto; afectando a algunas industrias más que a otras. A su vez, de manera paralela, se estima que se impulsará el desarrollo de otras actividades, principalmente las relacionadas con el mantenimiento, programación y desarrollo de nuevos sistemas.
Ya en 2018, McKinsey Global Institute (MGI) apuntaba a que la automatización afectaría a entre 400 y 800 millones de personas, quienes serían desplazadas de sus puestos de trabajo en 2030. Es decir, aproximadamente el 14% de la fuerza laboral. Por otro lado, el Foro Económico Mundial (WEF) pronosticaba en 2018 que para 2025 se eliminarían 75 millones de empleos debido a la automatización, pero a su vez se crearían 133 millones de nuevas funciones.
Cabe señalar que “el hecho de que un trabajo tenga el potencial técnico para ser automatizado no significa que esto definitivamente vaya a suceder. Existe una variedad de factores económicos, políticos, normativos, organizativos y, por qué no, , sociales que podrían bloquear o al menos retrasar considerablemente la automatización” (John Hawksworth – PwC).
Esta dialéctica entre la adopción de tecnología, producto del desarrollo de la inteligencia artificial, preservación de puestos de trabajo y la gestión integral de riesgos, como parte integrante de un robusto gobierno corporativo, se presentará de todas maneras, si es que ya no lo ha hecho. En algunos sectores de la economía ya se está presentando, apurada por la pandemia y los disturbios generados por una activa sociedad civil. Esta discusión sin duda afectará de forma directa al gobierno corporativo institucionalizado en cada organización.
La adopción de nuevos procesos, sean estos en el área de producción, por la adquisición de nuevas tecnologías, o en administración, por la incorporación de nuevos sistemas, ameritará la evaluación de nuevos procedimientos de control que permitan a los diferentes órganos de gobierno de la empresa un manejo más eficiente de sus recursos, como consecuencia de los nuevos riesgos que deberán identificarse a la luz de las circunstancias actuales.
Un asunto que normalmente sucede cuando se adquieren nuevas tecnologías, se implementan nuevos procesos o se eliminan puestos de trabajo es que se dejan de realizar y/o se obvian algunos controles previamente establecidos. ¿Les suena familiar que el documento clave que podría aliviarle de una acotación importante no se encuentra porque el encargado de los archivos ya no trabaja más en la empresa? La preparación de “Capex” relacionados con adquisición de nuevas tecnologías deberá tener una sección que sustente la adopción de nuevos controles y su impacto en la gestión de riesgos, que permita a su vez optimizar la gestión del gobierno corporativo. Este “capex” debe ir más allá de la mera numerología que sustenta la viabilidad financiera y comercial de la inversión respectiva.
Sin una adecuada administración de la información (tecnología y personal) es poco probable que se fortalezca la capacidad estratégica del gobierno corporativo, más aún considerando que las situaciones de crisis, como esta pandemia resultan ser escenarios ideales para nuevos eventos de naturaleza negativa, bien llamados riesgos, como los ataques cibernéticos y posibles fraudes. Las pequeñas y medianas empresas son especialmente vulnerables a estos eventos, ya que los “hackers” han creado nuevas formas de infiltrarse en los sistemas empresariales y personales a través de ransomware, phishing, vishing, smishing, entre otras variantes de relevancia.
Por ello, a la luz de esta dialéctica que se nos presenta entre gobierno corporativo versus empleo e inteligencia artificial, debemos evaluar la incorporación de algunas actividades que compensen la materialización de algún riesgo por omisión de controles, sobre todo aquellos relacionados con tecnología de información, tales como:
- No abrir correos sospechosos
- Evitar reenviarlos y borrarlos inmediatamente
- Notificar a soporte técnico
- No enviar información confidencial fuera de la red empresarial
- No instalar software ajeno o libre
- No realizar donaciones a instituciones o causas no verificadas
Debemos aprovechar esta situación como una oportunidad para poner a prueba nuestra capacidad de resiliencia y salir fortalecidos:
1. Evaluar las respuestas frente a un ataque de phishing: Incorporar aprendizajes de simulaciones para cerrar brechas
2. Fortalecer los controles financieros y de tesorería para recibir llamadas o confirmaciones de pagos
3. Reforzar las políticas y procedimientos de gestión de accesos
4. Integrar equipos con otras áreas, incluidos controles financieros, tesorería y fraude, entre otros
5. Proteger el perímetro con soluciones tecnológicas para identificar y detener amenazas antes de que penetren los sistemas
Estamos empezando el año 2021, un año que nos brinda la oportunidad de acoplarnos a la modernidad y buscar el equilibrio optimizado entre talento y tecnología, sin debilitar nuestra estructura de gobierno corporativo. Hemos tenido prácticamente diez meses de preparación, aprendizaje y entrenamiento forzoso para planificar este nuevo año. Que tengan éxitos en este nuevo ejercicio y recordemos que “un gramo de prevención vale más que un kilo de cura” (refrán popular).