La fortaleza del talento humano en tiempos de COVID-19
En mi artículo “Durante una crisis, tu gente es tu superpotencia”, publicado el 8 de noviembre de 2019, mencionaba que “si su equipo nunca ha experimentado una crisis, tenga la seguridad que sucederá en algún momento, más allá del campo, escala o ubicación de su negocio”. Un mes después, sin mayor predicción, se hizo realidad con la llegada del COVID-19.
La crisis corporativa que vivimos hoy producto de la pandemia debe enfrentarse, al menos, en tres “oleadas”: movilizar, estabilizar y definir la nueva estrategia. Las organizaciones que puedan acelerar la velocidad de progreso con éxito a través de dichas olas tenderán a emerger más fuertes, siendo un elemento fundamental para ello contar con el equipo de trabajo apropiado para implementar dicho modelo.
En estos momentos, nuestro equipo de trabajo es el músculo de la organización, responsable de sostener los cambios requeridos debido a la nueva estrategia y el rumbo que la misma tendrá que seguir; en un ambiente en el que todos hemos ingresado violentamente sin tener las certezas de otros tiempos y experiencias.
Nuestros antiguos paradigmas de trabajo, que tenían calidad de axioma, posiblemente ya no sean útiles. La popular expresión que “las cosas se hacen así porque siempre se hicieron de esta manera” por fin tiene su certificado de defunción; pues ante estas extraordinarias circunstancias se necesitan nuevas herramientas, y de aquí en adelante la mentalidad “ensayo y error” debe primar, como si se tratara de un gran laboratorio experimental, por lo que es vital el compromiso y calidad técnica del equipo para concretar la estrategia.
Ha llegado el momento de tomar en serio la denominada “cultura organizacional”, la cual será un vehículo clave para facilitar, impedir o retrasar la implementación de la estrategia. Si su equipo de trabajo no comulga con la mencionada cultura, que normalmente está representada por las creencias y formas de percibir situaciones por parte de la alta gerencia, las probabilidades de fracaso incrementan.
De acuerdo con los últimos estudios de PwC, un porcentaje importante de encuestados indicó que la cultura de su organización debe evolucionar para que su compañía triunfe, crezca y pueda atraer a los mejores talentos. Por otro lado, debe prevalecer el compromiso con la cultura como parte de un esfuerzo continuo y colaborativo, así como perseverar y sortear obstáculos si se quiere un cambio sostenible y de largo plazo, sobre todo en coyunturas como la que estamos atravesando.
Hoy, la cultura de la organización debe dejar de ser un concepto lírico, casi abstracto, para convertirse en algo concreto, en un compromiso de todo el talento humano con los objetivos y valores de la organización que le permitirá su sobrevivencia empresarial. Hoy es el momento para trazar el camino hacia una cultura organizacional reforzada.
La pandemia ha generado que el mundo ya no sea el mismo al que conocíamos y la cultura organizacional enfrenta cambios estructurales muy profundos, impulsados por la fuerza de la tecnología. Lo cierto es que el panorama es incierto y no hay una ruta marcada o un “Waze” que nos indique cómo implementar, reforzar o mejorar estos cambios. Más bien, será Antonio Machado quien nos recuerde que “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, siempre bajo la reflexiva participación del directorio de la organización.