Transformaciones digitales y decisiones de riesgo inteligentes
No cabe la menor duda que aquellas áreas de riesgo que siguen el ritmo de la transformación digital de una empresa, son mucho más eficientes al momento de ayudar a las organizaciones a asumir riesgos más “inteligentes” a lo largo de su viaje digital.
El estudio Risk in review 2019 de PwC, realiza este “viaje” a través de seis comportamientos digitales, habilitados y basados en datos, denominados hábitos, que se asignan a cinco dimensiones con sus respectivos elementos comunes. Estas pueden clasificarse como visión y hoja de ruta, formas de trabajo, operaciones, modelos de servicio y participación de los grupos de interés.
El primer punto se relaciona con la participación en el plan digital de la organización. Es primordial contar un enfoque top-down que defina los objetivos organizacionales de manera ordenada y precisa, para, a partir de ello, ir estableciendo y definiendo resultados claros y desempeños específicos para las estrategias digitales, con métricas alineadas con las de la compañía. El asesoramiento estratégico, las pruebas y controles que se proporcionan desde la fase de diseño ayudan a que las iniciativas digitales se mantengan o adelanten al plan y presupuesto.
La segunda acción se refiere a una necesidad característica de esta era de transformación: mejorar e incorporar nuevos talentos para moverse a la velocidad de la organización. Es indiscutible que la necesidad de talento con perfil de riesgos está cambiando. Pensemos en la relación entre contadores públicos y auditores internos, una combinación extraña, pero muy potente. Hoy, para satisfacer la demanda de habilidades técnicas, como el desarrollo de modelos analíticos y la programación de procesos automatizados a través de la robotización, se está tomando ventaja de los centros de servicios compartidos.
En tercer lugar, ningún proceso de digitalización será exitoso si no se encuentra el ajuste adecuado para las tecnologías emergentes. Al menos un tercio de las actividades dinámicas usa internet de las cosas como respuesta para evaluar y responder a los riesgos en procesos críticos, aplicando la inteligencia artificial para tareas como pruebas o controles de monitoreo de población completa, y utilizan la robotización de procesos para tareas rutinarias como la recuperación de datos, debido a su gran potencial para aumentar la productividad, ampliar la cobertura y liberar al personal para trabajos avanzados como análisis.
Un cuarto comportamiento clave es habilitar la actuación de las organizaciones sobre los riesgos, en tiempo real. Los líderes que invierten permanentemente en iniciativas digitales necesitan la información en tiempo real para facilitar la toma de decisiones. Actualmente, se están desarrollando servicios como paneles de control en tiempo real, que priorizan los riesgos a través de inteligencia artificial y monitorean de manera continua los controles críticos en términos de identificación, monitoreo y prueba de riesgos, como el riesgo fraude, por ejemplo, tan relevante en estos tiempos.
Todas las acciones antes mencionadas no serían posibles sin tomar en cuenta la importancia de involucrar activamente a los tomadores de decisiones sobre iniciativas digitales clave. Las áreas dinámicas se conectan continuamente con los grupos de interés y trabajan en estrecha colaboración con los principales equipos digitales para ayudar a dar forma a la estrategia de riesgo e informar al “C-Suite” sobre los riesgos de las iniciativas digitales. La posición de riesgos debe enviarse periódicamente a los directorios, con ayudas visuales de datos que permitan la toma de decisiones en tiempo real.
Estos comportamientos deben colaborar y alinearse para proporcionar una visión consolidada de los riesgos, pues las diferentes métricas de riesgo pueden presentar una imagen de riesgo defectuosa. Se debe diseñar y aprobar un marco de referencia estable de gestión integral de riesgos, con métricas específicas para una visión común.
¿Cuáles son los siguientes pasos para una organización?
1. Asegurar que todos están alineados a la hoja de ruta digital de la organización, sus objetivos y métricas de desempeño. Además, debe repensarse la identificación, evaluación y auditoría de los riesgos relacionados con la automatización y otras tecnologías emergentes.
2. Los profesionales de riesgos deben estar adecuadamente equipados y capacitados para la era digital. Esto incluye habilidades, tecnologías, herramientas y procesos. Asimismo, es necesario evaluar el uso de centros de servicio compartidos y destrezas digitales, bajo demanda.
3. Se debe identificar y abordar los riesgos de los proyectos incluidos en el plan de digitalización y comunicarlos al “C-Suite”, para minimizar su impacto.
Recordemos a Alvin Toffler: “Nuestros poderes tecnológicos aumentan, pero los efectos secundarios y posibles riesgos también aumentan”.