La Auditoría Forense como herramienta de gestión
En la actualidad, aún existe una alta probabilidad de evitar fraudes en las empresas. Para ello, es importante generar un entorno adecuado bajo normas de control interno, el cual pueda facilitar no sólo la evidencia de cumplimiento, sino que sirva también como una herramienta de prevención de fraude, y sea vigilando de forma constante por parte del departamento de Auditoría Interna.
Dado que la aplicación de normas adecuadas para el control interno aumenta las probabilidades de evitar fraudes dentro de las organizaciones, es importante contemplar que estas regulaciones no solo deben facilitar la evidencia de cumplimiento, sino también deben ser usadas como herramienta de prevención.
En este sentido, es común encontrarse con escenarios donde el fraude ha impactado negativamente la imagen y posición de los auditores internos dentro de la organización. Por esta razón, los Comités de Auditoria deben aprender a crear mecanismos de prevención y anticipar riesgos a raíz de estos escenarios; de manera que se conviertan en asesores de confianza que ofrecen un valor agregado tangible a las organizaciones.
Los grandes escándalos corporativos y las nuevas regulaciones adoptadas alrededor del mundo, han exhortado a grandes, medianas y pequeñas industrias a establecer medidas antifraude específicas para combatir las conductas irregulares y el fraude dentro de las entidades. En esa línea, la gestión de riesgos de fraude es una de las principales prácticas, que suele ser la más efectiva a la hora de confeccionar un programa antifraude para una empresa con un enfoque estratégico alineado.
Por ejemplo, uno de los escenarios más expuestos al riesgo de fraude es el proceso de compra y contrataciones. Dado esto, es importante que el auditor interno pueda identificar cuáles son las situaciones de riesgo durante el proceso y diseñar las pruebas de auditoria en base a los mismos (cuadro 1).
Otro factor importante a tomar en consideración, por parte de los programas de auditoría interna y control, es ejercer la cultura de honestidad y valor reputacional al realizar las revisiones dentro de las áreas de la organización. De igual modo, un adecuado programa de auditoría debe estar enfocado en personas y hechos que puedan contribuir en la identificación oportuna de hitos inusuales o poco éticos, en un tiempo de respuesta corto y eficiente para la tomas de decisiones corporativas.
El entorno actual obliga a los auditores internos a diseñar pruebas antifraudes bajo el análisis de data apropiada que permita evidenciar la oportunidad de los hechos, cumplimiento de políticas y procedimientos y cuantificación de errores. De esta manera es posible la detección de riesgos fraudulentos y materialización de su prevención frente a controles internos rígidos que mitigan riesgos de fraudes en procesos sensibles; bien indicaba Nassim Taleb: “Si usted ve el fraude y no dice fraude, usted es un fraude”.